Este fin de semana, Artieda y Salvatierra de Esca celebraban unas jornadas sobre feminismo en el mundo rural. Una propuesta que era recibida con gran éxito, organizada por mujeres jóvenes de ambas localidades, financiada por la DPZ y con la participación del Concello d’Artieda, Empenta Artieda y la asociación cultural Obelva de Salvatierra.

Mesa redonda sobre el papel de la mujer
Montañeras Adebán, representada por Astrid García, participaba este sábado en la mesa redonda de Mujeres Dinamizadoras del Medio Rural en el marco de las jornadas de feminismo de Artieda. Junto a ella, otras mujeres relataban su experiencia y apostaban por papel que desempeña la mujer en el desarrollo de los pueblos.

Montañeras Adebán explicaba su dinámica en torno al deporte de montaña, basada en el club «como un elemento que permita el elemento de la mujer dentro de este territorio». La alcaldesa de Salvatierra de Esca, Sagrario Ara, se refería a su experiencia al frente de un equipo de dirección del Ayuntamiento de su pueblo formado sólo por mujeres. También se daba a conocer el proyecto de la Bosque Escuela de Ulle, que actualmente cuenta con siete niños. Y María Cuelo, la primera cabrera de Aragüés del Puerto, contaba su experiencia en este oficio.
Unos proyectos empresariales y unas experiencias que resultaron fascinantes para los asistentes, «porque si todas esas mujeres logran asentarse en sus pueblos, cada una con sus familias, están luchando contra la despoblación del territorio», explicaba Astrid García.
Las jornadas nacen de la toma de conciencia en el proceso Empenta Artieda de la importancia de generar espacios de acción y reflexión en los pueblos en torno a cuestiones de género, así como de promover la visibilización de las mujeres y otras identidades de género en el medio rural y actuar sobre todas las formas de violencia machista. Para trabajar contra la despoblación, existe la necesidad de que tomen protagonismo las mujeres jóvenes del medio rural. Durante el trabajo realizado, se ha constatado la mayor facilidad para atraer y retornar a jóvenes chicos que a chicas, ya que éstas cuentan con dificultades añadidas que tienen su raíz en la desigualdad de género, explican los impulsores de las jornadas.
El trabajo en las zonas rurales está más masculinizado que en las ciudades, sobre todo en el sector primario. Además, el reparto desigual en las tareas de cuidados produce una mayor carga de trabajo en el hogar. Esta realidad es similar en el mundo rural y en el urbano; sin embargo, la desigualdad en las ciudades está amortiguada por una mayor cantidad de servicios de cuidado disponibles tanto para la población anciana como para la infantil, cuyo acceso es mucho más complicado en los pueblos, añaden.