«La situación de los refugiados en Europa es cada vez peor»

El serrablés Luis Alonso es miembro de la Plataforma Ciudadana pro Refugiados del Alto Aragón y acaba de regresar de los Balcanes, donde ha pasado tres semanas trabajando como voluntario.

El cooperante tropezaba con más dificultades de las previstas para desarrollar su tarea humanitaria en Bosnia, en Velika Kladusa. Alonso comenzaba su labor en esta zona fronteriza con la organización no gubernamental NNK (No Name Kitchen) a primeros de enero, desarrollando su labor como voluntario y ayudando en todo lo posible a los refugiados, que en esta parte del continente se cuentan por miles.

El serrablés Luis Alonso acaba de regresar de los Balcanes. (FOTO: Rebeca Ruiz)

Hasta allí llevó, personalmente, el dinero recogido por la plataforma altoaragonesa a través de distintas iniciativas y gracias a la solidaridad de quienes han colaborado con ellas. Unos fondos cuyo destino directo ha sido cubrir las necesidades más urgentes de las personas que se encuentran en la proximidades de un paso fronterizo con Croacia.

La No Name Kitchen (NNK) es una asociación sin ánimo de lucro integrada por personas voluntarias procedentes de distintos países que desarrolla sus actividades en Velika Kladuša (Bosnia). Facilitar la higiene con la construcción de duchas y paliar las necesidades más urgentes eran los objetivos prioritarios al principio del último viaje de Luis Alonso.

«La situación es cada vez peor para los refugiados»

Allí, y posteriormente en Croacia, y obligado por las circunstancias, ha estado Luis Alonso “echando un mano en lo que se puede”, ya que la situación en la zona es muy complicada para los refugiados que intentan establecerse en algún país de Europa o, incluso, seguir su camino hasta Estados Unidos a través de estos pasos fronterizos que se encuentran más al este del viejo continente.

No es la primera vez que Luis Alonso participa en una acción humanitaria de este tipo. Antes, ya estuvo en el mismo lugar, y también en Atenas. Fue, precisamente, en Grecia donde entró en contacto con la NNK, al coincidir su estancia, hace dos años, con la crisis de los refugiados en la estación de Belgrado que saltó a la opinión pública por las condiciones lamentables en las que se encontraban los que llegaban a este lugar, que comenzó a conocerse a raíz de aquel episodio como limbo inhumano o la trampa serbia.

«Aquello era dantesco -recuerda-; barracones muy grandes, abandonados, sin ventilación, de donde salía continuamente un humo pestilente porque, para calentarse, quemaban traviesas de ferrocarril (algo que, además, es muy tóxico). El estado personal de los que estaban allí estaba muy deteriorado y deprimido, con basura por todas partes, durmiendo entre cartones, y, muchos días, sin acceso a comida», explica. Cuando la Administración local derribó aquellos barracones, empujó a todas esas personas hacia el norte, en un intento desesperado por pasar por las fronteras húngara o croata. Fuera de campos de refugiados oficiales, la situación es, si cabe peor. Y ahí está la NNK, desplazándose dónde se la necesita; y con ella, Luis Alonso.

Aumenta la presión de Europa en los países fronterizos

Hoy, asegura Alonso, “la situación está, como mínimo, estancada y, en muchos casos, es cada vez es peor”. Incluso él y sus compañeros tuvieron que desalojar y marcharse del lugar en el que prestaban su colaboración en un principio, porque la policía de la ciudad en la que se encontraban de repente les prohibió ayudar a los refugiados.
La presión comunitaria sobre algunos países fronterizos, como los citados, para frenar la llegada de inmigrantes y el resurgimiento de corrientes de ultraderecha en Europa complica, cada vez más, las circunstancias a las que deben enfrentarse miles de personas que sólo esperan poder comenzar de nuevo y que huyen de lo que sería una muerte segura en sus países de origen. Y al mismo tiempo, dificulta la labor humanitaria de numerosas organizaciones que trabajan desde hace años sobre el terreno.

La frontera húngara, hoy por hoy, es totalmente impermeable, explica Alonso; a las fuertes medidas de seguridad de la policía fronteriza se unen la milicias paramilitares, que hacen que los refugiados descarten este paso porque se juegan literalmente la vida. «La de Croacia es más permeable, pero aún así es muy complicado poder cruzar», señala, explicando que es esta circunstancia la que ha provocado la formación de bolsas de emigrantes en torno a las ciudades donde sobrevivir es la única prioridad. A pesar de todo, Alonso ya está pensando en su próximo viaje: «Si no lo hiciera, no estaría en paz conmigo mismo», asegura.

Plataforma Ciudadana pro Refugiados del Alto Aragón

La plataforma ciudadana pro Refugiados del Alto Aragón es un movimiento pequeño, que surgió en las comarcas de la Jacetania y el Alto Gállego hace un par de años y que reúne a un grupo de personas comprometidas y que un día se encontraron en la coyuntura de que había que hacer algo frente a la crisis de refugiados que actualmente vive Europa. A partir de entonces, la plataforma ha ido trabajando con distintas ONG más grandes, ya consolidadas, mientras que algunos de sus miembros ya han participado como voluntarios en distintos campos de refugiados, en lugares como los Balcanes, Calais o Grecia. Precisamente, la ausencia de burocracia y la confianza en las personas que la componen es lo que ha hecho grande a este pequeño movimiento. Sus integrantes van al lugar de la crisis, valoran la situación y actúan en consecuencia, responsabilizándose personalmente y dando fe de que todo lo que recogen llega a su destino: a ayudar directamente al que más lo necesita.
Próximamente, a la plataforma se van a incorporar nuevos voluntarios de la Comarca del Sobrarbe. El movimiento acaba de constituirse en asociación, de tal manera que a partir de ahora el trabajo va a ser un poco menos complicado y van a poder optar a recursos que hasta el momento estaban fuera de su alcance.
El próximo fin de semana, la Plataforma Ciudadana pro Refugiados del Alto Aragón tiene previsto realizar una nueva recogida de ropa de hombre de invierno, que se va a enviar a Calais a través de una ONG navarra. Será en Sabiñánigo, en horario de mañana y tarde, en la Plaza de España.

Por Rebeca Ruiz

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