Impiden al cooperante serrablés Luis Alonso y a la ONG NNK ayudar a los refugiados en Bosnia

El cooperante serrablés y miembro de la Plataforma Ciudadana pro Refugiados del Alto Aragón Luis Alonso está tropezando con más dificultades de las previstas para desarrollar su tarea humanitaria en Bosnia, en Velika Kladusa.

Luis Alonso está colaborando en el este de Europa con la ONG NNK

Luis Alonso está colaborando en esta región del este de Europa con la organización no gubernamental NNK (No Name Kitchen) desde primeros de enero, donde, hasta hace unos días desarrollaba su labor como voluntario en un campo de refugiados. Hasta allí llevó, personalmente, el dinero recogido por la plataforma a través de distintas iniciativas y gracias a la solidaridad de quienes han colaborado con ellas. Unos fondos cuyo destino directo ha sido cubrir las necesidades más urgentes de las personas que se encuentran en la proximidades de un paso fronterizo con Croacia. La No Name Kitchen (NNK) es una asociación sin ánimo de lucro integrada por personas voluntarias procedentes de distintos países que desarrolla sus actividades en Velika Kladuša (Bosnia).

Hace un par de días, la Administración local de este lugar impedía continuar con su labor a los voluntarios. Luis Alonso, junto a sus compañeros, se desplazaba hasta Šid (Serbia), donde ya trabajó el año pasado.

«La Policía del Ayuntamiento de Velika Kladusa nos ha impedido el trabajo de la asociación»

«La Policía del Ayuntamiento de Velika Kladusa nos ha impedido el trabajo de la asociación, por un decreto municipal que va contra todas las leyes de Bosnia, porque en el resto del país todas las asociaciones pueden trabajar», lamentaba Alonso. «No se qué ha pasado; nos han prohibido la actividad, con acoso policial y detenciones en la calles», denunciaba el cooperante.

Por eso, los voluntarios decidían trasladarse a Šid para seguir con su labor humanitaria hasta que se calme la situación. Allí, comenzarán con su tarea de nuevo. «Esta mañana hemos estado calentando agua para que las personas que se encuentran aquí se puedan asear un poco, porque aún no podemos instalar duchas en este lugar por cuestiones técnicas», explica Alonso. Su labor se desarrolla en una antigua fábrica abandonada de la ciudad -un importante núcleo agrícola e industrial-, que funciona como squad (lugar de reunión donde los refugiados acuden para recibir ayuda humanitaria, o asearse o cocinar). «Aquí les damos el desayuno e ingredientes para hacer la comida, porque aquí no no está permitido cocinar para ellos, aunque sí podemos facilitarles la comida y lo necesario para que ellos cocinen», añade.

La situación en la zona es cada vez más complicada

Sin embargo, la situación en la zona es cada vez más complicada: «En este squad, desde que yo estuve el año pasado, la cosa está aún peor, porque la policía ha entrado varias veces a romper todo lo que montamos entonces». Básicamente, aquella infraestuctura a la que se refiere Alonso, de la que ahora no queda nada, era un sistema eléctrico con un generador y un montaje de plásticos para paliar en los posible el frío y que pudiera mantener el calor de la estufas.

Calentando agua en un squad de Šid.

La situación de la No Name Kitchen en la zona y, en concreto, en el caso de Luis Alonso, es incierta. «Estaremos aquí unos días intentando instalar nuevas duchas y cubriendo en lo que se pueda las necesidades más urgentes que podamos encontrar. Hemos venido con una furgoneta que regresará en unos días a Bosnia, a ver que se puede hacer cuando se desbloquee la situación a nivel burocrático», señala Alonso. El serrablés está pendiente del rumbo que toman los acontecimientos y, en estos momentos, no sabe si se quedará en este lugar o se trasladará a Sarajevo, «pues en todos los Balcanes hay gente ayudando y todavía hace falta infraestructura» y mucho trabajo para atender a los refugiados que lo han perdido prácticamente todo al salir de sus países de origen.

Por Rebeca Ruiz

La No Name Kitchen se ve obligada a parar su trabajo en Velika Kladusa

«Las autoridades han decidido obligar a todos y cada uno de los voluntarios y voluntarias de la No Name Kitchen a no proveer ningún servicio a las personas refugiadas en Kladusa.

Al menos, por el momento, mientras encontramos una solución, nos hemos visto obligados a parar, ante la amenaza de que, si no lo hacemos así, nos echarán a todos los que estamos aquí durante un año fuera de Bosnia.

Desde hace mucho tiempo, hemos estado sufriendo acoso por parte de las autoridades. Aún hoy mismo, un voluntario fue parado y llevado a comisaria por ir caminando por la calle. La policía visita nuestra casa al menos una vez a la semana. Y nunca ha conseguido encontrar nada para poder acusarnos de ningún asunto. En una ocasión persiguieron a uno de nuestros voluntarios hasta casa, convencidos de que era un refugiado y lo tuvieron mucho tiempo mostrando sus papeles, todos ellos en regla. También visitan a menudo nuestro espacio de duchas y nunca han podido hacer nada contra nosotros porque no hay nada que hayan encontrado que no siga las normas. Siempre fuimos amables con ellos y les invitamos a conocer nuestra tarea. Cuando no hay nada que ocultar, tampoco hay nada que temer.

En su última visita a nuestro espacio de trabajo, llegaron junto con trabajadores de IOM. Y nos citaron a hablar con las autoridades. Como no se ha conseguido encontrar nada oscuro detrás de nuestro trabajo, nos obligan a realizar un nuevo documento, que supone un largo trámite. Ni siquiera estamos seguros de que exista alguna ley que hable de este documento.

Hace años ya, en los diferentes países de Europa, la ayuda humanitaria se mira con lupa. A nuestros amigos refugiados se les trata como delincuentes por escapar de guerras y no tener acceso a vías legales para ir en busca de una vida mejor, y también a quien les ofrece los servicios. Bosnia, de hecho, era un lugar tranquilo en un principio. Lo que nos sorprendió. Pero la ayuda humanitaria también aquí se condena ahora mismo y se entorpece para que no pueda llevarse a cabo.

Tenemos abogados mirando cómo hacer frente a esta nueva norma o mirar si realmente es algo legal. Parece ser que la idea es que la gente se mueva cuanto menos del campo que IOM ha creado a cinco kilómetros de Velika Kladusa. Esa “cárcel de la que se puede entrar y salir”, como la han definido muchos de sus residentes. Nos iríamos de aquí si realmente IOM ofreciera los servicios que las personas refugiadas necesitan y merecen, pero como no es así, somos conscientes que debemos quedarnos. No queremos dejar a cientos de personas abandonadas aquí.

Sin embargo, el campo está lleno por encima de sus capacidades. Y no ofrece ropa limpia, ropa de abrigo, ni un espacio donde poder lavar la ropa, para evitar así infecciones. Todos los días, decenas de personas acuden a nosotros a pedir ropa, madera para calentarse, estufas, mantas para abrigarse, a ducharse o a tener productos para asearse e incluso a por comida.

Por tanto, lo que tenemos claro es que la No Name Kitchen no se va. Muchas personas nos han enviado material para que el invierno no mate a personas en el norte de Bosnia, y nos resignamos a que ese material quede guardado en un almacén en los meses más terribles del año. Ha sido mucho el trabajo realizado con anterioridad para estar bien equipados en esta época. Ahora es duro estar aquí. Hoy nieva y, sin embargo, cuando alguien nos dice que por qué las duchas están cerradas, debemos comentarles que las autoridades no nos permiten ayudar.

A pesar de haber acatado sus nuevas instrucciones y cesado nuestras actividades, al levantarnos esta mañana nos hemos encontrado con un candado que había colocado la policía en el acceso a las duchas, vetando de esta manera el acceso».

(https://www.facebook.com/NoNameKitchenBelgrade/posts/656667311398223?tn=K-R)

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