Jaca despide con cariño y dolor a Miguel Lafuente, canónigo, párroco y director del Museo

La Catedral de Jaca se ha llenado esta mañana para despedir al sacerdote Miguel Antonio Lafuente Pérez, que falleció en el Hospital San Jorge de Huesca, en la madrugada de ayer, a los 82 años, como consecuencia de un grave ictus que sufrió el pasado sábado.

Miguel Lafuente, junto al Obispo de Jaca, presidiendo los actos del último Domingo de Ramos en Jaca (FOTO: Rebeca Ruiz)

Don Miguel Lafuente, natural de Santa Eulalia de Gállego, ha sido canónigo penitenciario de la Catedral de Jaca durante más de cincuenta años. Además, trabajó en varios puestos en la Curia jacetana y en la diócesis, fue también Rector del Seminario Diocesano, ocupó la dirección del Museo Diocesano durante más de quince años, institución cultural que él se encargó de impulsar con gran éxito por lo que su encomiable labor al frente del Museo traspasó las fronteras jacetanas y dejó una profunda y perdurable huella en importantes foros culturales y sociales como la Universidad, mejorando sustancialmente la proyección de Jaca al exterior. Un hombre entusiasta y con una capacidad de trabajo y un sentido de la responsabilidad fuera de lo habitual, que demostró en todas las facetas sacerdotales y profesionales a las que se dedicó y en las que se involucró a fondo. Miguel Lafuente consagró su vida sacerdotal a su ciudad, a Jaca, y a las innumerables familias jacetanas a las que atendía, a pesar de haber contado con varias oportunidades durante su carrera para haber desarrollado su labor en cargos importantes, incluso en Roma.

Don Miguel fue también muchos años párroco de la Catedral

Don Miguel, como era conocido por los jacetanos, fue también muchos años párroco de la Catedral, desde cuyo puesto desarrolló una intensa, fructífera y completa labor pastoral.
Don Miguel Lafuente se encargó también de enseñar e instruir a varias generaciones de jacetanos durante su labor docente como profesor de Latín, Griego, Filosofía, Lengua y Religión. Mosen Miguel Lafuente se licenció en Teología y Filosofía por la Universidad Pontificia de Comillas, obteniendo las máximas calificaciones y atesorando un brillante curriculum académico, uno de los mejores expedientes de su promoción. Lafuente representaba una figura humanística, con cierto tono de anacronismo renacentista, que daba y aportaba mucho allá por donde pasaba.


La Catedral de Jaca rezumaba cariño y dolor por todos sus muros, esta mañana, al llenarse de jacetanos que siempre guardarán en su recuerdo la afectuosa, entrañable y afable figura de don Miguel Lafuente y que han querido acompañar a su familia y a sus amigos más cercanos en su último adiós. Dos obispos y más de cincuenta sacerdotes se encargaron de oficiar su última misa, su solemne despedida. Hasta siempre. Descanse en Paz.

Por Carlos del Pueyo

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