Tocaba cumplir con la tradición y, como cada último domingo de agosto, era día de fiesta en Ansó. Los ansotanos volvían a llenar las calles de uno de los pueblos más bonitos del mundo con sus mejores galas para reivindicar su historia, pero también para poner en valor el carácter más auténtico de los habitantes del Pirineo. 52 ediciones ya del Día de la Exaltación del Traje Tradicional Ansotano. Historia viva de la montaña y orgullo ansotano transmitido de generación en generación.