La Ciudadela de Jaca celebraba hace unas horas el nacimiento de un quinto cervatillo. El pequeñín, que es un macho y se llamará Capitán, nacía sobre las once de esta mañana, y ya corretea por los fosos del Castillo de San Pedro. Junto a Manolín, Pyrene, Trufa y Felipe, se convertirá, sin duda, en el centro de atención durante las próximas semanas. La llegada de los cervatillos ha supuesto una gran alegría para los responsables de la Ciudadela de Jaca y también para la ciudad, y la noticia de los nuevos nacimientos ha protagonizado la actualidad jacetana durante los últimos días.
El mayor de todos es Manolín. Nació el pasado día 29, y su nombre es un homenaje a Manolo Santoro, fallecido recientemente. Después llegaron dos hembras, Pyrene y Trufa (cuyo nombre hace alusión a la mancha negra de su morro); una de ellas, también el fin de semana. Ayer por la tarde se incorporaba la otra al grupo, junto a Felipe. Y hace apenas unas horas, llegaba al mundo el más chiquitín. Y, posiblemente, no serán los últimos…

Expectación ante la vuelta de Ecociudadela
El director de la Ciudadela de Jaca, el Coronel Francisco Rubio, y el responsable de Mantenimiento, Andrés Blanco, mostraban su satisfacción ante la buena noticia. De hecho, la expectación es máxima, y está siendo muy solicitada la actividad Ecociudadela, que se retoma el próximo 6 de junio. Es la mejor manera de acercarse a los ciervos y poder interactuar con sus protagonistas: Peter, Ciudadela, Oroel y Guara, los cuatro ejemplares que forman parte del programa, con impronta humana, criados a biberón. Y ahora, con el aliciente añadido de poder contemplar de cerca a los bambis de la manada.
Hay que recordar que Ecociudadela vuelve adaptada a las medidas sanitarias y con todas las medidas de seguridad frente al coronavirus. Además, con la participación en Ecociudadela, temporalmente, se incluye la entrada a la exposición de los clicks de Playmobil. Unas medidas que, junto a la reducción de las tarifas habituales, tienen como objetivo volver a la nueva normalidad de manera paulatina, facilitando el acceso al Castillo de San Pedro y su promoción y la de sus actividades y propuestas culturales.

Con el nuevo cervatillo, YA SON 33
En estos momentos, Asceal se encarga de la gestión de los ciervos de la Ciudadela de Jaca (que cuenta con la homologación como núcleo zoológico). Expertos en el ámbito de la educación ambiental, sus responsables son también los organizadores de Ecociudadela, bajo la dirección de Roberto Banzo.
Con los ciervos nacidos este año (por ahora, dos hembras y tres machos, y se esperan, al menos, dos más), la Ciudadela cuenta con 33 ejemplares, explica Diego Nicolay, que lleva una década cuidando a los animales del Castillo de San Pedro. De ellos, siete son machos (cinco adultos y el resto, baretos -los más jóvenes-).
Intercambio con otros núcleos zoológicos o parques
Cuando van creciendo, se hace intercambio de ejemplares con otros núcleos zoológicos, o con parques como Lacuniacha, para evitar que se eleve la tasa de consanguineidad y las consecuencias de la endogamia, que podrían ser fatales. En ocasiones, cuando el número rebasa el adecuado para la superficie disponible en los fosos, también se sueltan en el monte -siempre con todos los permisos necesarios y en estrecha coordinación con las autoridades. Pero sólo en el caso de ejemplares maduros y fuertes, con la cornamenta perfectamente formada, para asegurar en todo momento su superviviencia en el medio natural. Los ciervos de la Ciudadela de Jaca viven una media de 20 años, frente a los 12 que suele vivir un ejemplar en libertad.
Los ciervos de la Ciudadela se alimentan de hierba, fruta y pan duro y pienso. Cuando no hay hierba, se completa la dieta con alfalfa. Los machos pierden la cornamenta a principio de año, por lo que ahora se puede ver cómo se les está formando (les crece a razón de centímetros cada día). En verano, vuelven a lucir con todo su esplendor.

Un solo cervatillo en cada parto
Que nazcan varios cervatillos al año en la Ciudadela es habitual. Lo extraordinario, en esta ocasión, es que los partos se hayan producido con tan poca diferencia. Aunque la época de la berrea se limita a los meses de otoño en el medio natual, en el caso del Castillo de San Pedro, donde los ciervos viven en régimen de semilibertad, se puede prolongar varios meses. La hembras tienen un periodo de gestación de siete meses. Paren una vez al año, y lo habitual es una única cría. Aunque a veces ha habido partos múltiples (de dos), lo normal es que, en esos casos, los cervatillos tengan muchas dificultades para sobrevivir.
Nada más parir, la madre se come la placenta, por el instinto de supervivencia, para evitar que pueda atraer a aves carroñeras. El recién nacido se pone en pie enseguida. Y rápidamente corretea de un lado a otro, protagonizando una de las imágenes más tiernas y entrañables que, estos días, se pueden contemplar desde los glacis con un poco de paciencia.
Por Rebeca Ruiz














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