
Jaca y el Valle del Aspe siguen escribiendo la historia del tratado del Valle de Astún. Este sábado, Jaca, Cette-Eygun, Etsaut y Urdos renovaban el Tratado del Puerto de Astún, su primer acuerdo histórico de colaboración transfronteriza. Lo hacían con el tradicional acto de reconocimiento de las mugas, un evento cargado a través de la historia de simbolismo, cultura y tradición pirenaica. Como cada año, desde hace nueve siglos, en el acto se daban cita representantes municipales de ambos lados de la frontera.

Reconocimiento de las Mugas Fronterizas y la Renovación de la Firma del Tratado de Vecindad
Este acto, el Reconocimiento de las Mugas Fronterizas y la Renovación de la Firma del Tratado de Vecindad, data del siglo XII y une desde entonces Jaca con los tres municipios franceses. Este año, el escenario para el acto protocolario, tras el reconocimiento de las mugas, era el Ayuntamiento de Cette Eygun. El programa incluía un almuerzo en Urdos y la actuación del Grupo Oroel de Jaca y el grupo Samaritaine de Oloron Sainte Marie.
Por Rebeca Ruiz

El Tratado de Vecindad o Traité Vesiau resalta “la antiguedad y solidaridad de los lazos amistosos” que unen a los habitantes de ambos lados del Pirineos a través de una firma que, históricamente, regula las condiciones de utilización de los pastos del Puerto de Astún.
La mención más antigua conocida de la firma de este tratado data del año 1131, con la concesión, por parte del rey Alfonso I de Aragón, de la utilización de los pastos fronterizos de Candanchú, La Raqueta y Espelungué a los monjes del Hospital de Santa Cristina de Somport. Desde 1513, bajo el reinado de Fernando el Católico, Jaca consigue la propiedad indiscutible y para siempre del territorio de Astún, lo que hace necesario un acuerdo con los pastores franceses del Valle del Aspe que, durante siglos, habían aprovechado estos pastos. A partir de entonces, los jurados de la ciudad deberían entregar 100 sueldos jaqueses a los representantes franceses del Traité Vesiau en fechas cercanas al 15 de agosto, día de la Virgen.
La naturaleza del acuerdo se ha mantenido hasta hoy. No obstante, en el siglo XIX, el tratado se completó con los acuerdos de ayuda mutua y, en lo concerniente al Tratado de Astún, quedó fijado que los ayuntamientos de Jaca y el Valle del Aspe tendrían el derecho y la obligación de verificar anualmente si los mojones están perfectamente conservados en su lugar, levantando un acta que después deben enviar a sus respectivos gobiernos.

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