El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se desplazaba este jueves a Jaca para seguir la recta final del Ejercicio Conjunto Combinado Aragón 2019 que la Unidad Militar de Emergencias ha celebrado, durante toda la semana, en la Jacetania y el Alto Gállego.
El ministro del Interior hacía alusión a «la importancia de estos simulacros, que son muy reales, y que se preparan durante mucho tiempo -éste, en concreto, durante un año- con el fin de que si, desgraciadamente, alguna vez, nos tuviéramos que enfrentar a una catástrofe natural, pudiéramos actuar debidamente, sin pérdida de tiempo, y con la capacidad de restar los efectos y de recobrar la normalidad lo antes posible». Grande-Marlaska se refería a que los dos accidentes reales que se han registrado durante el simulacro «son consecuencia directa de cómo se trata de actuar en la situación que sería el objeto de la emergencia declarada».
«No se trabaja con mayor tranquilidad en los simulacros»
«No se trabaja con mayor tranquilidad en los simulacros; se trata de que sea en las mismas circunstancias, razones por las que debemos reconocer todavía mucho más el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, del Ejército, de la Unidad Militar de Emergencias, de los voluntarios de distintas organizaciones y de las empresas y particulares» que se han coordinado para el simulacro.
En este sentido, Grande-Marlaska informaba que los heridos de los accidentes que han tenido lugar durante el desarrollo de las actividades (el vuelco de una autobomba de la UME y la salida de pista de un T21 cuando iba a tomar tierra en Santa Cilia de Jaca) evolucionan favorablemente, y les trasladaba todo su «afecto» y «reconocimiento».
Los últimos escenarios del macrosimulacro
La jornada comenzaba con un acto en el Palacio de Congresos, donde Grande-Marlaska, acompañado de autoridades e invitados, conocía los detalles del macrosimulacro. El Teniente General Miguel Alcañiz Comas, Jefe de la Unidad Militar de Emergencias, ha sido el encargado de explicar los aspectos fundamentales del simulacro, basado en la máxima de que «el peor enemigo es la improvisación», y apoyado en los pilares que caracterizan la profesión militar («planificación, preparación y valores»), ha dicho.
En el ejercicio se ha simulado una emergencia de nivel 3 (que nunca se ha decretado en España). En las distintas acciones han participado 18 países de Europa, América y África, a través de 97 militares, y es la primera vez que se activaba el mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea y que se introducían elementos judiciales en un simulacro.
400 incidencias en dos días
En dos días, se han registrado 400 incidencias de todo tipo (261 de las cuales han requerido la participación real de equipos y especialistas que, hasta ese momento, desconocían lo que iba a acontecer). En total, han participado 3.500 personas, un millar de las cuales eran civiles. Para hacerse una idea de la magnitud del simulacro, de los 24.000 habitantes que conforman la población de la zona en la que se ha desarrollado, casi el 25% han sido damnificados. Es decir, ha quedado demostrada la capacidad del operativo desplegado para atender a unas 7.000 personas.
Durante el acto, Aragón, que ya acogió en Ayerbe el primer ejercicio anual de la UME en 2011, hacía entrega del relevo a Canarias, que será el escenario del simulacro en 2020.
Posteriormente, la actividad continuaba en el MOPI (Mando Operativo Integrado) instalado en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales de Jaca. Un recorrido por la morgue, instalada en la Pista de Hielo, permitía conocer cómo se gestiona una catástrofe con víctimas mortales. Para finalizar, en la zona de Batiellas, se mostraba cómo se construye un puente Mabey en tiempo récord. El simulacro se ha completado con la búsqueda -también con perros- y evacuación de víctimas de una inundación -en helicóptero- y de un accidente con mercancías peligrosas y contaminantes.
Por Rebeca Ruiz
