El amor de Miguel Ramón Henares por Jaca y por la fotografía no pasa desapercibido: no hay día relevante en la ciudad, acontecimiento social que se precie o rincón jacetano que no haya pasado por el objetivo de su cámara.

Y es que la de Miguel Ramón es una historia, cuando menos, peculiar. De vocación tardía, un día dejó el deporte por la fotografía, consciente de que las mejores cosas de esta vida, para hacerlas bien, requieren tiempo y dedicación. Hoy, casi una década después de tomar aquella decisión, ha perfeccionado su técnica y se encuentra en ese momento de la vida de un hombre en la que uno se puede permitir hacer sólo aquello con lo que disfruta. Y eso se nota en su impecable trabajo.

MIGUEL RAMÓN HENARES. El fotógrafo, en la Calle Mayor de Jaca. (FOTO: Rebeca Ruiz)

Con miles de instantáneas a sus espaldas, Miguel Ramón ha ido puliendo un estilo propio que, desde la posición privilegiada que ocupa detrás de su cámara, le ha valido numerosos premios y reconocimientos durante los últimos años. Entre ellos, dos accésit en un concurso convocado por Wikipedia sobre el Románico -al que se presentaron más de 16.000 fotografías-, o el primer y el segundo premio en 2018 y 2019, respectivamente, del certamen fotográfico impulsado desde Jaca Sin Perder el Norte. Además, hace dos años, recibió el reconocimiento público de la Hermandad del Primer Viernes de Mayo a su colaboración reflejando los mejores momentos de la fiesta más importante de Jaca. Recientemente, el Curling Club Hielo Jaca también le dedicó su agradecimiento.

Miguel Ramón Henares: del deporte a la fotografía

Sevillano de nacimiento, Miguel Ramón pasó gran parte de su vida en Sabiñánigo, donde vivió con su familia y desarrolló su carrera profesional ligada a la actividad industrial serrablesa hasta su jubilación, cuando llegó el momento de trasladarse a Jaca. «Siempre he estado muy orgulloso de Sabiñánigo», asegura, ya que fue allí donde pasó algunos de los momentos más felices de su vida, como su paso por el instituto San Alberto Magno, que recuerda con gran cariño.

Fue a raíz de la afición de uno de sus hijos cuando se enganchó a la fotografía; hasta tal punto, que le hizo abandonar su actividad deportiva para dedicarse de lleno al mundo de la imagen. Una decisión muy meditada, ya que su vinculación con el ámbito deportivo había tenido un gran peso durante toda su vida: con 17 años, Miguel Ramón jugó al fútbol con el CF Jacetano en Tercera División, y fue uno de los fundadores de la mítica Marcha Ciclista Quebrantahuesos, hace ahora casi 30 años, «en un momento en que la cosas no eran tan fáciles como ahora», recuerda. La belleza de Jaca y la Jacetania y de sus parajes naturales, que enseguida cautivaron sus sentidos, hizo el resto.

Un fotógrafo polifacético

Desde entonces, ha sido un no parar. Y es que Miguel Ramón no sabe decir que no a aquellos lugares dónde se le invita a participar. Lo hace de manera altruista, lo que multiplica el valor de su trabajo. Ha sido fotógrafo del Club Hielo Jaca y también ha inmortalizado partidos del Club de Fútbol Jacetano. Ha dejado testimonio de las actividades de la Asociación de Amigos del Camino de Jaca, y siempre está allí donde actúa el Grupo de Jota Uruel, cuyos miembros, asegura, son «como mi familia».

Si algo caracteriza el trabajo de Miguel Ramón, es que es un fotógrafo polifacético. Cada mañana espera la oportunidad de realizar su mejor fotografía, sea en el ámbito que sea. Eso sí, es un gran amante de la naturaleza, por lo que puede dedicar días enteros a captar la imagen que busca. Sin filtros. Sin composiciones. La naturaleza en estado puro. Captando justo el momento preciso y recogiendo, para la posteridad, imágenes de tal belleza que resulta imposible retirar la vista de ellas.

Otros trabajos destacados de Miguel Ramón Henares

El año pasado, su cámara tuvo un protagonismo en el 500 aniversario de la Fundación de la Regla de los Romeros del Cuerpo de Santa Orosia, y fue uno de los pocos privilegiados que pudo recoger este importante momento para la posteridad. Al mismo tiempo, realizó el making of de la grabación de un documental sobre Santa Orosia que estuvo grabando la televisión checa en enclaves altoaragoneses. El Festival Folklórico de los Pirineos, los actos militares del Regimiento de Infantería Galicia 64 de Cazadores de Montaña o, simplemente, el día a día de la ciudad también forman parte de su interminable catálogo de fotografías. Y es que nada pasa desapercibido a Miguel Ramón Henares cuando se trata de reflejar los momentos más cautivadores y las escenas más características de la ciudad y del Valle del Aragón. Y de más allá, si le invitan a ello.

No resulta difícil encontrarse a Miguel Ramón paseando por las calles de Jaca

No resulta difícil encontrarse a Miguel Ramón paseando por las calles de Jaca, muchas veces, con sus objetivos al hombro. Siempre tiene tiempo para tomar un café al abrigo de la Catedral, o por la Calle Mayor,… O para conversar en mitad del Paseo. Es fácil encontrarle junto a su amiga Ana López Artillo, también fotógrafa, compartiendo afición e impresiones, y siempre saca un momento para recorrer los parajes más escondidos, pero también los más visitados. Siempre, buscando un punto de vista diferente. Siempre pendiente de la luz,… o de la oscuridad, esperando el momento preciso para regalarnos una obra de arte. Y digo regalarnos, porque Miguel Ramón Henares da a conocer su trabajo en las redes sociales, sin más recompensa que la satisfacción del trabajo bien hecho, y más allá de las fotos que le va pidiendo su público incondicional: «¡Miguel, haznos una foto!». El cariño de los jacetanos es el precio de sus fotografías, realizadas desde el máximo esmero y con una gran dosis de entrega que después se traduce en unos grandes resultados.

El nombre de Miguel Ramón Henares está ya ligado, irremediablemente, a la ciudad de Jaca. Sus fotografías forman ya parte de la historia de la ciudad. Una ciudad con mil caras a la espera de que Miguel Ramón las descubra.

Por Rebeca Ruiz