Al menos ocho familias -se espera que más- habrán podido salir del Barrio San Jorge de Jaca cuando termine 2020 en el marco del Plan Integral para la Erradicación del Chabolismo. Es el balance de los últimos cinco años, tras el impulso, principalmente en el plano económico, que se ha dado al plan. Un plan que da respuesta a un problema en el que la Fundación Thomas de Sabba, en colaboración con la Comarca de la Jacetania, lleva trabajando décadas y cuyos resultados comienzan a ser visibles.
La Fundación Thomas de Sabba de Jaca se fundó el 19 de agosto de 1999 por el Ayuntamiento de Jaca, Cáritas Diocesana y la Asociación Gitana Mistós, tal y como consta en la orden de su fundación, y su objetivo pasa por mejorar «la calidad de vida de los ciudadanos que viven situaciones de infravivienda o chabolismo en Jaca, promoviendo la inserción social de las personas y familias afectadas a partir de una intervención social sobre la problemática de la vivienda«, según sus estatutos. El realojamiento de estas personas y su inserción formativa y laboral son sus objetivos, dirigidos principalmente a colectivos en riesgo o situación de exclusión social. La Fundación Thomas de Sabba cuenta con un presupuesto anual de unos 300.000 euros. El 80% lo aporta el Ayuntamiento de Jaca y, el 20% restante, Cáritas.
La fundación Thomas de Sabba ha ayudado a seis familias a salir del barrio
Actualmente, la fundación dispone de ocho viviendas. De ellas, seis, en propiedad. Y dos más, en régimen de alquiler (a través de un convenio con el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias -ADIF-). Se está en trámite de adquirir alguna más -en función de la disponibilidad del mercado-. Según explica José Luis Larraz, gerente de Thomas de Sabba, a día de hoy, en el último periodo, «hemos conseguido sacar del barrio a seis familias».

Un giro en la postura de varias familias del barrio
Carlos Reyes, concejal de Acción Social, explica que «desde final de año, se han adjudicado tres de estas viviendas, porque hasta entonces no había peticiones por parte de los vecinos del barrio San Jorge». Y es que, desde diciembre del año pasado, la situación ha dado un giro. Ahora, tras el trabajo de la fundación para poder dar una salida al problema de infravivienda en Jaca -que fundamentalmente se centra en el barrio San Jorge-, hay lista de espera de varias familias del barrio interesadas en dejar la zona y mejorar su calidad de vida.
Mientras tanto, sí que se ha podido ayudar a solucionar otros problemas de infravivienda que había en Jaca, apoyando y facilitando la compra y el alquiler de pisos, pero fuera del barrio San Jorge. Un ámbito en el que queda también mucho camino por recorrer y donde, tras la crisis del coronavirus, la situación ha empeorado. Cabe destacar que la Fundación Thomas de Sabba -recuerda Larraz- no sólo tiene entre sus objetivos al pueblo gitano y al barrio San Jorge, sino que también se ocupa de las necesidades de infravivienda que existen en el resto de la ciudad, al margen de nacionalidades, razas o etnias.
Cien personas viven en el barrio San Jorge
Según el último censo realizado por la fundación Thomas de Sabba, todavía viven en el barrio casi cien personas; muchas de ellas, menores. Y otras, mayores y enfermas. En unas condiciones pésimas y, en la mayoría de los casos, en una situación de extrema pobreza y en riesgo continuo de exclusión social.
Tal y como apunta Larraz, en los últimos cinco años, con el impulso y reactivación del Plan de Erradicación del Chabolismo, seis familias han podido salir de San Jorge -desde que se creó Thomas de Sabba, hace 20 años, una docena de familias ha logrado dejar atrás el barrio-. A ellas hay que añadir las que lo hagan próximamente (como otras dos que pasarán a vivir a las últimas viviendas adquiridas y que actualmente se están acondicionando).
En 2018, el Ayuntamiento de Jaca se ponía un plazo de cinco años para poder solucionar el problema del barrio. Casi con toda seguridad, parece que estas previsones sufrirán retrasos, si bien los avances del último periodo hacen mirar la situación con optimismo.
El reto de San JOrge: un proceso lento y muy dificultoso
El proceso de desalojo, en el caso de San Jorge, siempre ha sido lento y muy dificultoso. En gran medida, porque existía una gran reticencia y muchas dudas entre un sector importante del colectivo para abandonar el barrio, donde muchos de sus habitantes han vivido durante generaciones. En su momento, cuando se creó, hace ya medio siglo, el recinto supuso una salida temporal para situaciones desesperadas. Es decir, un techo para los más pobres. Para los más necesitados, que no tenían nada. Se trataba de solucionar las necesidades más básicas de estas personas. Hoy, tres generaciones después, el barrio se ha convertido en un núcleo de infravivienda y chabolismo que está condenado a desaparecer. Pero las circunstancias económicas, culturales y sociales de muchos de sus vecinos requieren de un esfuerzo titánico, en todos los sentidos, para buscar una solución al problema.
Sin embargo, es en los últimos meses cuando la situación ha dado un giro. Ha sido, principalmente, a raíz de que la postura de muchas de las familias afectadas ha cambiado a este respecto. Así, de aquí a final de año, el Ayuntamiento de Jaca prevé que puedan salir de San Jorge otras dos familias. En total, desde 2015, y cuando finalice 2020, se habrá logrado sacar del chabolismo, al menos, a ocho familias, explica Larraz.
Además, en los próximos meses, el Ayuntamiento de Jaca tiene previsto adquirir nuevas viviendas, ya que el presupuesto municipal destinado a este fin para este ejercicio todavía no se ha ejecutado. Ello permitiría, contemplando las previsiones más optimistas, que hasta una decena de familias de San Jorge podría dejar el barrio antes de que termine 2020.
Demolición de las casas que van quedando vacías
La política que se aplica desde el Plan de Erradicación del Chabolismo consiste en evaluar la situación de las casas que van dejando libres las familias que salen del barrio. Se reubica en ellas a vecinos que viven en peores condiciones. Tras ello, se derriban aquellas casas que se encuentran en peor estado.
En los últimos meses, se han derribado tres casas en San Jorge. Un hecho que causó cierta polémica entre los vecinos, porque los trabajos de tapiado de estos solares se vieron interrumpidos como consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus. Además, la uralita de estas casas debía ser retirada por una empresa especializada, por lo que ha habido que esperar para reanudar las obras.
Los vecinos de San Jorge temían que alguien pudiera tener algún accidente o hubiera algún problema con alguno de los menores del barrio que jugaban entre los escombros. Hace unos días, se podían reanudar las labores. Y, en estos momentos, los solares ya están tapiados, evitando cualquier riesgo que pudiera conllevar esta situación.
Ahora, en un ambiente mucho más favorable de cara al reto de mejorar las condiciones del centenar de personas que siguen viviendo en el barrio San Jorge, y con la salida de estas familias, sólo cabe esperar que se cumplan las expectativas de la fundación Thomas de Sabba y Jaca pueda aprobar esta asignatura pendiente que arrastra desde hace décadas.
Por Rebeca Ruiz
Últimas viviendas derribadas en San Jorge, ya tapiadas:







Pobreza e infravivienda en el barrio San Jorge (imágenes de archivo)








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