
por Rebeca Ruiz
La construcción de la variante de Jaca y sus consecuencias para el Barrio San Jorge aumentan la preocupación y la incertidumbre acerca del futuro en este enclave de infravivienda de Jaca, han denunciado sus vecinos, ante el hecho de que se aceleren los desalojos y ante la falta de información que tienen por parte de las instituciones.
Así lo explica Javier Duval, presidente de la Asociación Gitana Mistós de Jaca, en representación del colectivo, que ya exponía recientemente su desacuerdo con la forma en la que está planteado el Plan de Erradicación del Chabolismo y con el funcionamiento de la Fundación Thomas de Sabba, donde considera que los afectaddos no se encuentran suficientemente representados y que, por lo tanto, no pueden defender su postura ni plantear alternativas.
«Hay mucha preocupación, porque sabemos que se nos echa la construcción de la autovía encima y seguimos con los ojos vendados, sin saber nada», explica Duval. Saben que el trazado de la variante de Jaca afecta al barrio, pero, a estas alturas, no tienen conocimiento de los detalles: no saben cuántas casas habrá que derribar, ni por dónde pasa exactamente la nueva carretera, ni si al comenzar las obras se pueden producir movimientos de tierras que deriven en desprendimientos y grietas en el terreno que está en una ladera y es muy inestable.
Saben, eso sí, «según los informes que tenemos de Madrid (de boca Luisa Fernanda Rudi y de Ana Alós), porque el Ayuntamiento de Jaca no nos da ninguna explicación», que «entre año y medio y dos años tendrán que salir de aquí muchas familias, pero no sabemos de qué manera, ni cuántas, ni las que pueden salir, ni de qué parte del barrio… Es una incertidumbre total» que se suma a la dureza de enfrentarse, día a día, a la vida en un lugar como éste, condenado a desaparecer, y que parece olvidado para el resto de la ciudad.

Por eso, lo más urgente para los vecinos del Barrio San Jorge es, en estos momentos «recibir información, porque estamos a ciegas y no sabemos absolutamente nada». Javier Duval es consciente de la necesidad de buscar una solución para el Barrio San Jorge, que terminará desapareciendo, pero su preocupación es de qué forma se va a hacer el desalojo y dónde van a ir las familias que viven en él.
«Hay peligro de derrumbe de viviendas; en invierno, con nieve y agua, aquí nadie entra a limpiar; hay un árbol que hemos pedido que se corte y que cualquier día causará una desgracia con el viento… Hasta ahora, hemos tenido mucha suerte, porque hay viviendas en las que se hace fuego dentro -para calentarse- y hasta ahora no ha habido, gracias a Dios, ningún incendio, ni se ha quemado nadie… Si algún día ocurriera algo, si se incendiara una casa, prendería todo el barrio», explica Duval.
Actualmente, en San Jorge, se está a la espera de que se designe a dos familias para salir del barrio a viviendas facilitadas por el Ayuntamiento de Jaca, en el marco del Plan Integral de Erradicación del Chabolismo. Se restaurarán en lo posible las viviendas que dejen vacías estas personas y se trasladará a ellas a otras familias del barrio que vivan en peores condiciones, con el fin de ir derribando las casas que vayan quedando vacías y que son las que presentan un estado peor. Pero ni siquiera los vecinos saben quiénes ni cuándo, explica Duval.

Mientras, a la espera de que se derriben más infraviviendas en el barrio, dos familias han sido realojadas en las casas que dejaron vacías las últimas personas que salieron de San Jorge.
Sin embargo, los vecinos denuncian que «nos cambian casetas por casetas», ya que las condiciones de estos habitáculos son deplorables: con paredes y cubiertas inestables, de láminas de uralita sujetadas con piedras para que no se las lleve el viento, y en las que se cuela la humedad, el agua y el frío en cada rincón. Parte de las casas y sus añadidos ceden con el terreno, y la única solución que se les ha dado para la humedad es la colocación de aislante entre la uralita y las chapas de las cubiertas y unos centímetros de cemento en la parte más baja de la pared.

Los vecinos del barrio San Jorge consideran que el Plan de Erradicación del Chabolismo no soluciona el problema, e insisten en la necesidad de que se invierta en la creación de empleos no cualificados que les puedan resultar accesibles (como la limpieza de montes y caminos) para que puedan dejar el barrio de una forma digna y alcancen a pagar una vivienda con las mínimas condiciones de habitabilidad.
Además, con la variante, llega otro problema: probablemente habrá expropiaciones (pero no saben si tendrán derecho a alguna indemnización «porque el barrio no existe, no está en los planos; es un barrio privado de Cáritas», recuerda Duval. En el peor de los casos, el presidente de Mistós teme que habrá familias que serán desalojadas y no recibirán nada a cambio. Se quedarán sin esta infravivienda, que es lo único que tienen, y no tendrán ni siquiera adónde ir.

La preocupación entre el colectivo se incrementa día a día. El Ayuntamiento acaba de aprobar una partida presupuestaria en las cuentas de 2018 para actuaciones dentro del Plan de Erradicación del Chabolismo y la Infravivienda en Jaca, pero no ha trascendido su destino ni su objeto. Y eso supone «mucha incertidumbre en el barrio», dice Duval, quien insiste en que lo que necesitan los vecinos es un trabajo «para poder salir del barrio». Un barrio en el que se encuentran atrapadas 29 familias, un centenar de personas entre las que hay niños, ancianos y hombres y mujeres sin recursos y sin posibilidad de obtenerlos, en condiciones de pobreza extrema y con la incertidumbre de no saber qué puede pasar en unos pocos meses.
«No quiero caridad, ni quiero ayudas… el trabajo y la vivienda digna van de la mano. Mientras no haya un trabajo digno, no pueden salir de aquí porque de cualquier vivienda los van a echar a la calle. Y esa es mi mayor preocupación», concluye el presidente de Mistós.
