Los galardones del Sueldo Jaqués, instituidos por el Ayuntamiento, sirven para realzar la fiesta del Primer Viernes de Mayo. En origen, nacieron en torno a la fiesta jaquesa por antonomasia aunque, posteriormente, se haya ampliado su concepto e intención. Ya se acerca la fiesta popular por excelencia, el día glorioso de Jaca y los jacetanos. Este año, el 5 de mayo.

Una de las claves del día grande de Jaca es el canto del himno del Primer Viernes de Mayo. Una canción que tiene una letra y una música. Y esa letra y esa música tienen unos autores. No surgieron por generación espontánea, ni son fruto de la tradición oral milenaria. Ni la cantó el Conde Aznar durante la batalla ni tampoco forman parte de la leyenda secular en torno a la memorable victoria del pueblo jaqués, defendiendo la ciudad del ataque de las hordas moras. Esos autores son José Luis Ortega Monasterio, músico y militar, y Eugenio Villacampa, maestro jacetano huido a Francia.
El himno del primer viernes de mayo tiene unos autores de su letra y de su música que aguardan el justo reconocimiento
Ese himno es una de las señales identitarias que más marcan la fiesta del Viernes de Mayo, uno de los elementos que mayor valor humano proporcionan y que más aportan a la celebración que los jaqueses llevan tan dentro de su corazón.
El himno del Primer Viernes de Mayo es uno de los ingredientes que marcan la diferencia. Ese himno se canta desde las entrañas jaquesas de todos los habitantes de Jaca y hace retumbar el sentimiento jaqués más allá de las murallas e, incluso, allende las fronteras de la propia comarca. El canto del himno es el punto álgido, el momento estelar, el clímax del acontecimiento más querido, esperado y deseado por todo un pueblo.
cantar y escuchar el himno, todo un espectáculo que pone los bellos de punta
Cantar y escuchar el himno de Jaca emociona y pone los pelos de punta a los jaqueses y a los de fuera. Contemplar, entonar y oír el «¡Jaca libre sabe vivir…!», cantado al unísono por todo el pueblo en las calles de Jaca, saturadas y rebosantes de alegría, es más que un espectáculo.
Cada año que pasa, lógicamente, las figuras de Villacampa y Ortega Monasterio quedan más lejos y, en consecuencia, más se olvida su relación con el Viernes de Mayo, así como su autoría del himno.
Las nuevas generaciones, que cada vez llenan más las victoriosas huestes jacetanas y que cada vez, afortunadamente, participan con más ganas en la tradicional fiesta, menos recuerdan a los autores del himno. No los han conocido en vida y el recuerdo se va evaneciendo con el paso del tiempo. La reivindicación de su memoria no está de más. La Hermandad se encarga de enviar un ramo de flores al cementerio de París donde se encuentra la tumba de Eugenio Villacampa.

si hiciéramos una encuesta, la mayoría de los jóvenes no sabe quién escribió y compuso el himno del primer viernes de mayo
Seguramente, si hiciéramos una encuesta entre los jóvenes jaqueses que forman parte del desfile histórico, la mayoría no sabrían responder a la pregunta sobre los autores de la letra y la música del himno. Ese que con tanto entusiasmo esperan todo un año para poder cantar en toda su expresión. Muchos de los no tan jóvenes tampoco conocen o no recuerdan a los autores del himno.

Por todo ello, Jaca y la Hermandad deben enmendar este vacío y sumar otro valor añadido al Viernes de Mayo, a su razón de ser y a todo lo que significa ese Viernes Jubiloso, como lo denomina Juan Lacasa en su célebre libro, en la historia de Jaca. El nombre de los autores del himno, de la letra y de la música, será, sin duda, otro componente esencial que elevará el nivel cultural del Viernes de Mayo como evento que hace tiempo ya que se convirtió en una importante seña de identidad para el pueblo jaqués y que, en consecuencia, le imprime carácter.
eugenio villacampa y ortega monasterio unieron sus destinos en jaca para escribir y componer, juntos, el himno del viernes de mayo
Monasterio y Villacampa. Uno, jacetano de adopción y otro, de nacimiento. Los dos vivieron en Jaca durante buena parte de sus vidas y coincidieron en la ciudad en torno a la mitad del siglo XX; uno de ellos murió muy pronto. Por lo tanto, el olvido es cada vez más pronunciado.
Se trata de dos hombres, de dos personas, de dos figuras sin cuya contribución no se hubiera podido celebrar la fiesta del Primer Viernes de Mayo como se ha celebrado durante los últimos 80 años aproximadamente, que se dice pronto… Y sin cuya aportación, sin cuyo trabajo y, sobre todo, sin su profundo amor por Jaca, el canto del himno del Primer Viernes de Mayo no habría dado la vuelta por casi todas las televisiones del país. Ni de otras partes del mundo como Francia o Japón. No habría sido noticia en los telediarios nacionales. Ni tampoco se habría escuchado en las radios de toda España como ejemplo de fervor popular y de exaltación de los auténticos valores de un pueblo.

la evolución de la fiesta del primer viernes de mayo siempre ha sido creciente, con el apoyo de todos los jacetanos
Por todo eso, Jaca tiene una asignatura pendiente con ambas personalidades. El Primer Viernes de Mayo les debe mucho a Villacampa y Monasterio. Tanto la ciudad como la fiesta tienen una deuda pendiente con ellos. Y, al mismo tiempo, Jaca y el Viernes de Mayo podrán aprovecharse de ese valor cultural y artístico que supone el himno, su letra y su música.
A finales de 1955, entre las actividades que se realizaban en la ciudad para elevar la categoría de la fiesta, como puede apreciarse en el cartel anunciador del evento, una joya documental que acompaña a este artículo, ya aparecen las figuras de Ortega Monasterio y de Eugenio Villacampa como autores de la obra Labradores y artesanos, comedia en tres actos representada en el Teatro Unión Jaquesa «para la mejora progresiva de la fiesta tradicional del Primer Viernes de Mayo». En el reparto, entre técnicos y organizadores, todos nombres jaqueses, es fácil reconocerlos. Cosas de Jaca, por los de Jaca y para los de Jaca. Algo nada fácil que no tiene precio.
la promoción del viernes de mayo no termina nunca. con la reciente declaración de fiesta nacional, comienza su proyección de futuro
En 1998, se volvió a representar la obra Labradores y Artesanos, en el Palacio de Congresos, a cuyo acto acudió Ortega Monasterio y sirvió de homenaje para el músico del himno. La promoción del Viernes de Mayo no terminó nunca. Ni debe terminar. Entonces era una fiesta mucho menor que la de ahora. Posteriormente, durante las décadas de 1970 y 1980 comenzó a tomar auge y creció poco a poco, siempre con el esfuerzo de los propios jacetanos. Las figuras de Lorenzo Echeto, José Luis Castán o Jacinto Garós fueron determinantes en aquella época. Luego, desde finales del siglo XX y principios del XXI, la fuerza popular y municipal siguieron aumentando y la fiesta adquirió ya una considerable velocidad de crucero. El himno fue uno de los artífices de ese empuje.
Hace tan solo un par de años, se consiguió la declaración de Fiesta Nacional. Tuve el honor de trabajar, desde el Ayuntamiento, dirigiendo el expediente que logró la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional para la tan apreciada fiesta jaquesa. Se había intentado en cuatro o cinco ocasiones durante los últimos cuarenta años pero siempre se había denegado. Esta vez, con arduo y acertado trabajo, se consiguió.
el nombre de los autores será un valor añadido al carácter cultural de la fiesta
Con ello, se le abre la puerta de la proyección nacional e internacional al Primer Viernes de Mayo, otra asignatura pendiente que será necesaria en el futuro.
El jacetano Arturo Puente, gran amigo del coronel Ortega Monasterio, recuerda como ya en 1985, el militar le envió una nota reivindicando la memoria de Eugenio Villacampa, «concediéndole el Sueldo Jaqués a título póstumo» escribe Ortega, el autor de la música del himno.

Más tarde, «en un par de ocasiones, yo mismo he planteado ese reconocimiento, esa reivindicación tan justa de la figura de estas dos personas», cuenta Arturo Puente, quien agrega: «En concreto al actual alcalde, con el fin de que se les concediera el Sueldo Jaqués o cualquier distinción que recordara su gran aportación al Viernes de Mayo; pero la propuesta cayó en saco roto, al alcalde no le pareció de interés porque no ha hecho nada», explica Arturo Puente, jacetano que ahora vive en Barcelona.
qué menos que el nombre de una calle para recordar a los autores del himno de jaca
Eugenio Villacampa Artal nació en Jaca el 6 de septiembre de 1919 y murió en París el 5 de abril de 1966. Fue profesor de Geografía e Historia en el Colegio de los Escolapios de Jaca. Tras la guerra civil, fue detenido en varias ocasiones por pertenecer a la oposición política al régimen franquista en la clandestinidad; al final, tuvo que exiliarse a Francia para evitar su persecución. José Luis Ortega Monasterio era cántabro, nació en Santoña el 8 de agosto de 1918 y falleció el 18 de enero de 2004 en Barcelona.
Fue destinado a Jaca en 1945 con el grado de teniente. Fue el compositor de canciones tan conocidas como Bello Candanchú o Esquiando voy. En 1963 ganó el festival de música de Menorca y, más adelante, destinado como militar en Palamós, compone varias habaneras. Ortega Monasterio fue distinguido con la Cruz de San Jordi por la Generalitat de Cataluña.
una misma generación, biografías paralelas y su amor por jaca unen a los autores de la letra y la música del himno jaqués por excelencia
Nuevamente destinado a Jaca, en 1976 es coronel de la Escuela Militar de Montaña. Apartado del Ejército por pertenecer a la UMD (Unión Militar Democrática), tras ser enviado al Penal de Santa Catalina en Cádiz y permanecer bajo arresto domiciliario, posteriormente se le devolvió el rango de coronel del Ejército y recibió varios homenajes públicos en los que participaron gentes de la cultura del momento e importantes políticos de la naciente democracia española como el ministro Pérez Llorca, Miguel Roca, Joaquín Ruiz Jiménez, Joan Manuel Serrat, Ramón Sainz de Varanda, Rosa María Sardá, Pedro Ruiz, José María Gironella, Santiago Marraco, Lorenzo Martín Retortillo, Mario Cabré, Luis Granell o Carlos García, entonces presidente de la Diputación Provincial de Huesca.
Monasterio y Villacampa compartían biografía y algo más que generación. Y coincidieron en Jaca para componer y escribir juntos el Himno del Primer Viernes de Mayo.
Ortega Monasterio es también el compositor de la famosa habanera El Meu Avi, canción escrita en 1968 como homenaje a los soldados muertos en la guerra de Cuba, que se convirtió en todo un himno para los catalanes. Por eso cuenta con una estatua dedicada en Puigcerdá, donde también vivió; en 2001 las asociaciones musicales le realizaron un homenaje al que se sumó la Hermandad del Primer Viernes de Mayo y en 2003 también participaron los jaqueses en el homenaje organizado en Gerona. En 2004, con motivo de su fallecimiento, la Hermandad le envió un ramo de flores al cementerio de Puigcerdá, donde está enterrado el compositor del himno del Primer Viernes de Mayo.
Que menos que el nombre de una calle para reconocer la gran aportación de estos dos artistas a la ciudad de Jaca y a la fiesta del Primer Viernes de Mayo. Y que, así, su memoria perdure en el recuerdo de todos los jacetanos.
Por Carlos del Pueyo


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