Redescubriendo la ruta jacobea en La Jacetania: se hace camino al andar

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El Camino de Santiago por La Jacetania esconde muy valiosos tesoros arquitectónicos, muchas veces desconocidos para el peregrino.

por Rebeca Ruiz

El Camino de Santiago por el Somport o el Puerto del Palo, o Camino Aragonés, se reivindica. Considerado durante siglos el paso más importante desde Europa en dirección a Santiago, los peregrinos continúan hoy recorriendo las tierras jacetanas a través de la ruta, marcada por el cauce del río Aragón. El tramo aragonés del Camino de Santiago ha sido históricamente uno de los ramales más transitados por los peregrinos, viajeros y comerciantes que seguían la antigua ruta de las estrellas. El Camino aragonés, ramal del Camino francés, entra en la península a través del puerto de Somport y discurre paralelo al río Aragón hasta que se funde en Puente la Reina (Navarra) con el ramal procedente de Roncesvalles.

La Vía Tolosana es una de las cuatro rutas que utilizaban tradicionalmente los peregrinos europeos para llegar a España a través de los Pirineos, y es la que desembocaba en el Somport, descrita por el clérigo francés Aymeric Picaud ya en el siglo XII. A partir de ahí, ya en tierras jacetanas, el peregrino puede sorprenderse con grandes ciudades, como Jaca, con su Catedral,  pero también con grandes tesoros escondidos en los pueblos más pequeños, y que no dejarán indiferente al caminante. Existe otra variante, la del Puerto del Palo, por el Valle de Echo, recorriendo la Selva de Oza, que también tuvo un gran esplendor en otros tiempos.

El verano es un buen momento para redescubrir todos los tesoros que encierra el Camino de Santiago. Salirse de la ruta, dejarse conquistar por los sabores y por la tradición de los pueblos que surgieron a los márgenes del camino, dejarse transportar a otro momento histórico… Sin duda, La Jacetania es el mejor lugar para perderse en reminiscencias históricas y dejarse empapar por todo lo que supuso la ruta jacobea en otros tiempos.

Vestigios de la importancia que tuvo el Camino de Santiago Aragonés en otra época se pueden encontrar en Somport  (los restos del Hospital Santa Cristina), Canfranc,  Villanúa (tallas policromadas de Santiago Peregrino y la Virgen del siglo X), Castiello (la vieja calzada, la iglesia románica de Santa Juliana o un puente de peregrinos, y Santa María de Iguázel), Santa Cilia, la encrucijada de primera categoría en el Camino Jacobeo de Puente La Reina, Arrés, Mianos, Artieda (Vía romana). Y por el Puerto del Palo, Siresa, Hecho, Berdún, Asso Veral y Sigüés (restos del Hospital de Santa Ana). Además, los desvíos del Camino, también encierran verdaderas joyas arquitectónicas, como es el caso de Santa Cruz de la Serós o San Juan de la Peña.

El Camino de Santiago por el Somport o el Puerto del Palo, en el tramo aragonés, recuperará todo el esplendor que tuvo en otro tiempo, cuando era la principal entrada de peregrinos procedentes de Europa en su peregrinación a la tumba del Apóstol Santiago. De los miles de caminantes que cruzaban el Pirineo, procedentes de la ruta tolosana, por este punto, del norte y el oriente de Europa, apenas es hoy un millar los que escogen esta ruta aragonesa, que enlaza en Roncesvalles con el camino navarro, una cifra muy alejada de los 40.000 peregrinos que pasan actualmente por Navarra. Según los datos que maneja el Gobierno de Aragón, de los 262.000 que llegaron a Santiago por el Camino Francés en 2015, sólo 1.000 iniciaron su ruta en el tramo aragonés, por la zona del Somport y Jaca, al contrario de lo que pasaba hace 30 años, cuando la principal entrada era el Somport.
La dificultad fundamental a la que se enfrenta el Gobierno de Aragón para la puesta en valor del Camino Francés es que Aragón lleva un retraso importante con respecto a otras comunidades, que sí han sabido aprovechar el potencial que guarda el camino y lo han desarrollado turística y económicamente, con campañas que han ido en detrimento de la entrada original en histórica del Camino Aragonés a favor de la promoción de otras rutas.
Para potenciar y mejorar estos casi 100 kilómetros de Camino Aragonés, la DGA está elaborando una directriz que estará lista el próximo año. Mientras se elabora la hoja de ruta, brigadas de trabajadores están acometiendo ya actuaciones de urgencia en 16 kilómetros del recorrido entre Canfranc, Villanúa y Castiello de Jaca. Principalmente para mejorar aquellas partes del camino que se encuentran más deterioradas como consecuencia de la falta de cuidado y las condiciones meteorológicas. En este momento, ya hay en marcha un contrato de mantenimiento para la mejora y conservación de los tramos más perjudicados del Camino, que principalmente corresponden a la zona de la entrada por el Somport, y otro de promoción y divulgación del Camino francés a su paso por Aragón.

Obras de acondicionamiento del Camino de Santiago FOTO Jaca Jacobea
Obras de acondicionamiento del Camino Aragonés en su primer tramo.

Para la Asociación Jaca Jacobea, la despoblación paulatina de esta zona del norte de Aragón ha sido la principal causa de esta pérdida de protagonismo en las últimas décadas, unida a las pocas reparaciones y a la falta de impulso y publicidad por parte de las administraciones. Desde la Asociación Jaca Jacobea se apuesta por devolver esta brillantez perdida al Camino con la creación de infraestructuras que lo respalden en Aísa, Candanchú o Canfranc, que vengan a hacer el papel que tuvo en otra época el Hospital de Santa Cristina. Los peregrinos pueden ver sus ruinas nada más pasar la frontera.
En el caso de la Jacetania, la ruta jacobea pasa por Somport, Canfranc, Villanúa, Castiello, Jaca, Santa Cilia, Puente La Reina, Arrés, Mianos, Artieda y Ruesta, con otra variante que también fue muy importante y que entra desde Francia por el Puerto del Palo, Hecho, Siresa,…, siendo los primeros kilómetros tras cruzar la frontera con Francia, los que se encuentran más deteriorados.
El Camino de Santiago tiene un gran potencial como revulsivo económico, algo que pretende aprovechar la DGA con su puesta en valor, una campaña a medio plazo que quiere devolver a los pueblos aragoneses del camino la importancia vertebradora, económica y social que tuvieron en otro tiempo. Parte de esta iniciativa es también la creación de un logo identificativo que evoca tres elementos fundamentales del Camino: la concha, las barras de la bandera aragonesa y la figura de dos peregrinos.