El esquileo, una práctica ancestral que regresa cada primavera a La Jacetania

Cada primavera, coincidiendo con la vuelta del calor al Pirineo, regresa también el esquileo a las explotaciones de ovino de La Jacetania, al igual que sucede en otros puntos de España. Una práctica ancestral que se ha mantenido durante siglos y que consiste en cortar el vellón a las ovejas y corderos. Y que hoy en día se realiza por higiene y por el bienestar animal, ya que la lana apenas tiene valor en el mercado. Cuadrillas de esquiladores uruguayos, rumanos o polacos recorren en esta época del año las explotaciones de ovino de Aragón desarrollando uno de los oficios más antiguos que se conocen vinculados al medio rural y a la tradición ganadera.

El esquileo, una práctica ancestral que regresa cada primavera a La Jacetania.
El esquileo, una práctica ancestral que regresa cada primavera a La Jacetania.

Jornada de esquileo en Arrés

En Arrés es jornada de esquileo. Una cuadrilla de trabajadores procedentes de Uruguay acuden a primera hora a la explotación de Joaquín Giménez para esquilar a sus 500 ovejas. Cada año, por estas fechas, llegan a España contratados por el Grupo Pastores, junto con otros profesionales del este de Europa, como polacos o rumanos.

Durante tres meses, van recorriendo Aragón para ocuparse de una de las labores más necesarias y en ocasiones menos valoradas del campo. Basta con recordar que hoy en día este oficio, que está documentado en la Mesopotamia del 2100 antes de Cristo, se mantiene por cuestiones de bienestar y animal e higiene, ya que la lana que sale de estas ovejas apenas se cotiza en el mercado. Para hacerse una idea, la lana que salió el año pasado de esta explotación apenas alcanzó los 30 euros. A cada oveja, se le retira entre uno y dos kilos de vellón, que en el caso de Arrés termina en Monzón, en una empresa que hace de intermediaria con la industria textil china.

Es, como explican los ganaderos, «un trabajo a pérdidas, pero que hay que hacer». «El esquileo es imprescindible. Se ha hecho toda la vida, pero ha cambiado mucho; es como la noche y el día. Ahora se utiliza máquina en vez de tijera», explica Giménez, que aún recuerda cómo llegaban cada año los esquiladores, que entonces procedían de Soria, a esta zona del Pirineo.

«Hay algunos ganaderos que esquilan a sus ovejas a primeros de abril, en función de los partos. En nuestro caso, esperamos a que hayan parido para evitar algún golpe, o algún movimiento que pueda perjudicar a los animales, así que ya vamos tarde. El único problema es si vienen días de mucha temperatura» -que esta vez no es el caso-, señala el Giménez, al que acompaña su hijo amontonando el vellón que los cuatro esquiladores van retirando de la zona donde trabajan con las ovejas.

Casi 1,8 millones de cabezas de ovino en Aragón

Joaquín Giménez es el presidente de la ADS (Agrupación de Defensa Sanitaria) Ovicanal -una de las más grandes de la zona-, formada por casi medio centenar de ganaderos de ovino de Bailo, Canal de Berdún, Santa Cilia, Puente la Reina y Sabiñánigo. Entre todos, suman unas 22.000 ovejas. El último censo del Gobierno de Aragón refleja que sólo en La Jacetania había el año pasado 112.934 cabezas repartidas en 170 explotaciones de ovino (la mayoría) y caprino. Es la segunda comarca de Huesca en número de animales, después de La Ribagorza. Al cierre de 2022, en Huesca estaban registrados 534.464 animales, de los 1.795.530 de todo Aragón.

Gran conocedor del campo jacetano, al que se ha dedicado toda la vida, Giménez explica que «el censo de ovino está bajando en los últimos años, aunque no de forma brusca». «Posiblemente -añade- hay menos ganaderos que años atrás, pero las explotaciones son más grandes», lo que permite, al mismo tiempo, la supervivencia del sector.

Otro ganadero de la zona, Miguel Laín Catalina, comparte la jornada de esquileo. Originario en Arrés, ahora vive en Puente la Reina de Jaca, pero sigue muy unido al pueblo que le vio nacer. Procedente de una familia dedicada a la ganadería, llegó a llevar una explotación de 4.000 ovejas. Hoy tiene cerca de 300 y, en su caso, las esquiló hace tres semanas. Precisamente, hace tiempo, él mismo fue esquilador.

«El oficio es muy duro. Antes te las iban alcanzando -las ovejas-, pero ahora se las van cogiendo ellos. ¿Tú sabes el esfuerzo que supone dejar la máquina, coger una oveja, cambiar de postura…? Eso no lo sabe nadie», explica mientras contempla cómo los esquiladores van haciendo su trabajo.

Desde otros países para trabajar la temporada de esquileo en Aragón

El uruguayo José Costa ha cruzado el Atlántico para trabajar la temporada de esquileo en Aragón, junto con Ricardo Santana, Leonardo Zeballos y Martín Rocha. «Nos dedicamos a este oficio, y en este tiempo no hay esquila en Uruguay. Venimos tres meses aquí y cuando volvemos a nuestro país enganchamos el comienzo de la temporada allí, porque entonces es cuando empieza», explica.

Cada vez es más difícil encontrar españoles que se dediquen a este oficio. «Las cuadrillas de españoles se van acabando, porque ya van teniendo mucha edad y no salen generaciones que quieran hacerlo; o prefieren dedicarse a otros trabajos», explica Costa.

La falta de relevo generacional es lo que hace que profesionales de otros países con larga trayectoria ganadera terminen recorriendo España en la época de esquileo. En su caso, lleva más de dos décadas esquilando. «En nuestro país aprendemos muy jóvenes; es algo que nos gusta mucho y que vale la pena dedicarse a ello», asegura. José Costa reconoce que lo más complicado es estar tres meses lejos de la familia, porque ya está «acostumbrado» y «venir a España es bueno, es lindo, porque aquí nos tratan bien».

La destreza del esquilador hace que en poco más de un minuto la oveja esté esquilada y lista para el verano

A pesar de todo, como destacan los ganaderos de Arrés, es un trabajo muy exigente y poco reconocido, para el que hay que tener mucha práctica, mucha fuerza y mucha experiencia.

La destreza de los esquiladores hace que en poco más de un minuto la oveja esté esquilada y lista para el verano. Así que para la hora de comer, prácticamente las más de 500 ovejas ya han pasado por las manos de los esquiladores, que no volverán a Arrés hasta la próxima primavera.

Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)

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