En días pasados tenía lugar en Jaca la esperada visita de Antonio Camacho, quien bajo el inquietante título ¿Colapsará nuestra civilización? ofrecía una charla en la Casa de Cultura María Moliner. El licenciado en Ciencias Físicas y miembro del Área de Energía de Ecologistas en Acción desmenuzaba los detalles que llevaban al recurrente debate sobre crecimiento vs sostenibilidad, desarrollo y desarrollismo, en definitiva, en un planeta, especialmente en el llamado “primer mundo”, en el que vivimos con un nivel de consumo tal que sobrepasa los extremos razonables, poniendo en grave riesgo el futuro de la humanidad al disponer ilimitadamente de los recursos naturales de los que disponemos para ese bienestar que nos ofrecen sin límites.
El profesor emérito ha analizado, a lo largo de su larga trayectoria en estos temas, las distintas civilizaciones que en el transcurso de la historia han sido diezmadas, incluso aniquiladas por diversos motivos o combinación de ellos. Estos motivos pueden ser de origen objetivo o mostrarse ajenos a la actuación del ser humano, como por ejemplo meteoritos, o grandes manifestaciones destructivas de la naturaleza, como erupciones volcánicas, terremotos, tsunamis, inundaciones, o incluso sequías persistentes, las en nuestra opinión mal llamadas catástrofes naturales. O pueden ser debidos a actuaciones directas o indirectas de la humanidad.
Procesos extremadamente complejos
Comenzaba diciendo que son procesos extremadamente complejos, porque no nos podemos quedar en analizarlos por separado, sino que la dificultad estriba en averiguar la interactuación entre ellos. A eso hay que añadir los que podríamos llamar de nuevo cuño, es decir, los que han aparecido en los últimos años o décadas, como los disruptores endocrinos, manipulaciones genéticas, o todo lo relacionado con las nuevas tecnologías, de los que todavía se desconocen sus consecuencias. Exponía de forma muy didáctica las distintas vías a través de las cuales se podría llegar al colapso, estando en algunas de ellas en niveles críticos, incluso se piensa que ya de difícil retorno.
Creciente brecha social entre ricos y pobres
El problema radica en la brutal desproporción existente hoy en día entre el coste, en términos de sostenibilidad,de la producción de la energía y el consumo irracional que se hace de ella. Para ello se analizaba la estimación de las distintas reservas de los recursos naturales que inciden en la obtención de la misma, como el petróleo, el gas, el carbón y algún otro, llegando a la conclusión de que se estima que en una horquilla temporal de unos veinte años, entre los que nos encontramos, se ha llegado o se está a punto de llegar al pico de producción de todas ellas, lo que hace temer que en adelante van a mermar esos recursos, por lo que se van a encarecer, algo que va a contribuir a la creciente brecha social entre ricos y pobres, entre otras consecuencias.
Otro de los graves problemas que el actual modo de vida que nuestra civilización está generando, es el de la modificación del uso del suelo, y ello es debido a la masiva deforestación con la finalidad de crear ingentes áreas de cultivo para la generación de pastos para el ganado, dirigido al consumo de carne y sus derivados, con un alto nivel de procesamiento, que conlleva a un doble y perverso ataque contra la salud. De una parte a la individual, por una excesiva ingesta de proteína animal, y que el uso de hormonas en la alimentación de las reses puede provocar graves enfermedades en el ser humano, como alergias, fallos hepáticos, renales, cardiovasculares, incluso tumores malignos.
Por otra, al planeta que, al esquilmar la masa forestal, se le está privando de un elemento tan valioso, imprescindible se podría decir, que tiene fatales consecuencias, ya que de un lado merma considerablemente el aporte de oxígeno y el consumo de CO2, de otro resta niveles de humedad al territorio y finalmente favorece la erosión del suelo. Sin perder de vista la extinción de especies que ello conlleva.
Extinción de especies
Es en el ámbito de la biodiversidad, precisamente, en el que el profesor Camacho cargaba las tintas al indicar la enorme cantidad de especies que se están extinguiendo, incluso se tiene la fundada sospecha de que algunas de ellas antes de ser descubiertas. Y ello es importante, porque aunque parezca que muchas de ellas nos pillen lejos de nuestro hábitat, indiscutiblemente, en mayor o menor medida nos afectan. Y lo que es peor, que desconocemos las consecuencias de la alteración del equilibrio natural al no saber la interrelación entre ellas. Ponía el ejemplo de los polinizadores, es el caso de las abejas y los insectos en general, incluso de algunas especies de pájaros, que si se extinguieran completamente se estima que nuestra civilización no perviviría más de cinco años sobre la faz de la Tierra.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el calentamiento de la atmósfera. Se está trabajando con la estimación de que en lo que queda de siglo la temperatura global del planeta pueda subir entre 1,5 y 2 grados. Hacía hincapié en que solo considerando ese hipotético medio grado las consecuencias pueden ser auténticamente letales, al terminar por derretir el casquete polar ártico, lo que conllevaría no solo al aumento del nivel del mar en unos diez metros, y consecuentemente la desaparición de la humanidad en las zonas costeras, sino a que influiría de forma determinante en el clima, especialmente de nuestro continente, al alterarse la llamada Corriente del Golfo, que lo mantiene más templado, pudiendo producir paradójicamente una época glacial en Europa.
Economía y ecología
En el capítulo de las conclusiones, se ponía de manifiesto que la verdadera economía, o al menos la sostenible, ha de ir de la mano indefectiblemente de la ecología, ya que no va a ser muy duradero el que vayan en direcciones completamente opuestas, esquilmando los recursos naturales hasta el extremo de agotarlos en breve plazo de tiempo. Se hablaba de que en general hay conciencia de separar y reciclar los materiales en el ámbito doméstico, sí… pero hay que dar un paso más, hay que subir un peldaño, hay que incidir en el consumo responsable, tratando de evitar la compra de productos, alimenticios o no, con exceso de envoltorios, especialmente los plásticos. También se mencionaba respecto a la emisión a la atmósfera del CO2 de los automóviles, que las últimas noticias iban encaminadas a que en unas décadas se solucionaba con los vehículos eléctricos, sin parar en la cuenta de que esa contaminación, que ciertamente se evita en el propio automóvil, se va a trasladar a la producción de la energía eléctrica que lo sostiene.
El planeta está debilitado
Y así con muchos otros ejemplos. Un conjunto de temas tremendamente importantes para nuestro futuro inmediato, y que choca con la sorprendente poca asistencia al acto, que pone de manifiesto los altos niveles de alienación de los individuos en una sociedad altamente dirigida y encaminada a un consumo desenfrenado que, disfrazado de bienestar, solo beneficia económicamente al 1% de la población y empobrece, y veremos si aniquila, a toda ella, porque si se trataba de dar una respuesta a la pregunta con la que se encabezaba la charla: “¿Colapsará nuestra civilización?”, lamentablemente, es que ya lo está haciendo, porque no hay que esperar una desconexión fulminante.
El planeta está debilitado, enfermo, y como ocurre en muchos casos en el ser humano, la muerte viene por agotamiento, al fallo de unos órganos le suceden otros, y otros, y así hasta el final. En cualquier caso, hay buenas noticias para el planeta, porque la actual civilización, como otras que le precedieron, podrá extinguirse, pero él no lo hará, ya que tiene mecanismos de recuperación, muy cercenados ahora mismo por la actuación humana.
Asistíamos a la charla con más esperanza de la que salíamos, ciertamente, porque solo existe un camino, y es el del cambio de hábitos, una transformación que no esperemos de arriba abajo, porque no va a venir de los gobernantes, ni mucho menos de la élite que los sostiene y que tanto se beneficia económicamente de la actual situación, somos los ciudadanos los que debemos liderarla, y el tiempo… se agota. Así pues, tomemos conciencia de nuestra conducta para con el medio, porque si pensamos que somos ajenos a él, estamos muy equivocados, somos parte de él, aunque vivamos en las ciudades.
Por Chema Tapia
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