
Como cada último domingo de agosto, Ansó hacía honor a sus raíces y después de tres años volvía a sacar a las calles sus mejores galas en un animado Día del Traje Tradicional. Los ansotanos recuperaban su historia y la de las gentes de la montaña y el singular traje se dejaba notar y volvía a ser el gran protagonista, reivindicando la historia del Pirineo y convirtiéndose en el centro de todas las miradas. Miles de personas se han acercado hoy a Ansó a disfrutar del día grande.
Los Músicos de la Solana, el Grupo Folklórico Alto Aragón y la Coral Ansotana eran los encargados de poner la banda sonora al Día del Traje Tradicional Ansotano en su 52ª edición. Ansó retomaba así la fiesta en todo su esplendor después de las limitaciones de la pandemia y, en esta ocasión, el fotógrafo Carmelo Esteban recibía el reconocimiento del Ayuntamiento ansotano a la labor desinteresada, a lo largo de más de 40 años, de apoyo y difusión de la fiesta, en un evento presentado de forma brillante por el etnógrafo y documentalista Eugenio Monesma.
La Exaltación del Traje Tradicional de Ansó
La Exaltación del Traje Típico de Ansó está catalogada como Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2011 (se celebró por primera vez en 1971). Y cada año, hasta la llegada del COVID, eran miles las personas -cada vez más- las que acudían a disfrutar de esta celebración.
El Día de la Exaltación del Traje Típico Ansotano es una fiesta única por la vistosidad del atuendo y por lo que simboliza: las raíces, la tradición y la historia del pueblo ansotano y de los montañeses. Y tampoco hay que olvidar que se celebra en uno de uno de Los Pueblos Más Bonitos del Mundo, por lo que no se exagera si se considera como una de las celebraciones más llamativas, más espectaculares y con más atractivo de todo el Pirineo.
La jornada comenzaba con la tradicional cucharada de migas para recibir a los visitantes, para continuar con la visita al Museo del Traje Típico. Desde los balcones de la Casa Consistorial, la alcaldesa, Montse Castán, acompañada por la consejera de Economía, Marta Gastón, daba la bienvenida a autoridades, vecinos y visitantes y ponía el acento en la importancia de los pueblos y del mundo rural y de sus símbolos, como el Traje Tradicional, en una intervención que ha arrancado los aplausos de los cientos de asistentes que llenaban la plaza Domingo Miral. Allí, como de costumbre, se ha realizado la exhibición y presentación de los trajes propios de cada ocasión antes de ir a misa.
Un traje muy antiguo, de los mejor conservados en Europa
El ansotano, de origen probablemente medieval, es uno de los trajes más antiguos, más ricos y mejor conservados de Europa. Hasta hace relativamente pocos años, se podían ver por sus calles vecinos que lo vestían. Entre ellos, María Mediara y Jorge Puyó, fallecidos en 1986 y 1992, fueron los últimos que lo vistieron de modo habitual a lo largo de sus vidas.
Fue en el año 1971 cuando se celebró, por primera vez, la Fiesta de Exaltación del Día del Traje Típico Tradicional. Hoy se continúa desarrollando esta celebración, única por su colorido y por su valor etnográfico, cultural e histórico, ya convertida en Fiesta de Interés Turístico Nacional (desde 2011). Una singularidad, la de la indumentaria ansotana, ya reconocida por Sorolla y otros pintores de principios del siglo XX y fielmente reflejada por fotógrafos como Ricardo Compairé.
Cada año, en torno a un centenar de personas ataviadas con sus atuendos tradicionales toman las calles de Ansó. La mayor parte de estos trajes, unos 80, se conservan en el ropero municipal. Los demás están custodiados por las familias, quienes los van transmitiendo en herencia de generación en generación.


















Curiosidades del Traje Tradicional de Ansó
Entre las curiosidades, cabe destacar que alguno de estos trajes pesa más de 30 kilos. Eran vestimentas confeccionadas y teñidas en los telares que había en Ansó y sus alrededores que hoy han desaparecido. Del traje se conservan 14 variedades, ya que había uno para cada momento de la vida: las bodas, los niños, los bautizos, la vida diaria,… Además, hay que destacar los complementos, con un valor incalculable: desde joyería y orfebrería hasta adornos, el calzado o los escapularios son verdaderas joyas de arte. Unos elementos de gran valor etnológico y también sentimental, en el caso de las familias que los han conservado a lo largo de los siglos.
Ansó cumplía con la tradición y, un año más, hacía un guiño a sus raíces recuperando una de las fiestas más bonitas y llamativas de todo el Pirineo Aragonés.
Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)
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