Se acabaron las fiestas, las comilonas y las largas cenas de Navidad en familia alrededor de la mesa. La espera interminable para ver el ¿vestido o lo que fuera? de la Pedroche, la llegada de los Reyes Magos de Oriente con algún rey Baltasar algo ateo, con la muerte ya de alguna mujer a manos de su maltratador, con Echenique dando su bendición al Rey Felipe. Con poca nieve y menos buenos augurios, con la guerra de Ucrania para rato, con un futuro de subida de pensiones para conseguir votos y con las vistas puestas en las elecciones de este nuevo año que nos ha entrado. En fin, un fin de año de lo más variopinto y casi normal.

Llega el 2023. Ese año que muchos decían o preveían de recuperación, de salir para adelante,… pero que parece puede ser aún más malo que el año saliente.

Dios y Sánchez no lo quieran. Los precios de los alimentos por las nubes. Los ricos seguirán siendo más ricos. Los pobres (como no) más pobres. Los políticos a lo suyo. Es decir, a seguir en su poltrona y en el poder con sus escaños y sus tronos. La ciudadanía en general, a tirar mes a mes. Los jóvenes, a seguir en las listas del paro. La aclamada en tiempos generación del ‘baby-boom’ de cara a una jubilación retrasada, dudosa y hasta mal mirada. Y Europa que si vamos todos a una o a ninguna.

Volver a la normalidad

El Euribor sigue en subida; las hipotecas, ni te cuento. La luz que si sí, que si no… Menos mal que no nos ha llegado la Filomena 2, como en las películas, con éxito de taquilla. Los independentistas a sacar fruto de su poder de persuasión y de su ventaja política. Los demás, a tributar y a callar.

Las rebajas de enero comienzan, pero ya no son lo que eran con esto de que los comercios las inician cuando quieren. Mercado libre dicen… ahora Internet y Amazon nos libran de las colas y esperas interminables para abrir puertas y nos hacen más fácil la vida con las ventanas del ordenador y la llegada del paquete a casa sin movernos…

Lo que si llegará y pronto será la famosa cuesta de enero. Esa que no preveíamos y que llega sin pensar en lo que hemos gastado en meses anteriores por caprichos o por falsa necesidad. Será cuestión de ‘volver a la normalidad’.

Por Juan José Mairal Herreros

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