Una historia de amor al abrigo del Camino de Santiago y con Jaca como telón de fondo

Dicen que el Camino de Santiago tiene algo de mágico, de misterioso, de enigmático… Que todo puede pasar en el Camino. Y algo de ello hay, cuando su magnetismo sigue moviendo a millones de personas cada año, tras la llamada del Patrón.  Patrimonio de la Humanidad desde 1993, el Camino de Santiago algo tendrá cuando no deja indiferente a nadie. Hay quien dice que te cambia la vida. Y eso es, ni más ni menos, lo que les ocurrió a Alejandra Oxandaburu y a Antonio Villa, una argentina y un leonés que hoy viven su historia de amor al abrigo del Camino y con Jaca como telón de fondo. Una historia llena de coincidencias, de señales, como dicen ellos, sonriendo. Un puñado de casualidades que les ha llevado a estar viviendo en Jaca, hoy por hoy, una historia de amor digna de las mejores novelas.

CAMINO DE SANTIAGO. El Camino de Santiago fue el comienzo de la historia de amor de Alejandra y Antonio. (FOTO: Rebeca Ruiz)
CAMINO DE SANTIAGO. El Camino de Santiago fue el comienzo de la historia de amor de Alejandra y Antonio. (FOTO: Rebeca Ruiz)

El proyecto piloto Visar

Alejandra, nieta de una leonesa de Montes de Valdueza que en su día tuvo que emigrar, como tantos españoles, a Argentina, le surgió la oportunidad de venir a España al amparo del proyecto piloto Visar para buscar trabajo. Contadora de profesión -algo equivalente, en España, a un administrativo o a un profesional de las finanzas  (una combinación de administración, economía, derecho y contabilidad-, aprovechó la oportunidad, ya que si lograba un empleo durante un año podía acceder a la ciudadanía española tras obtener  los permisos previos de residencia y trabajo. Para conseguirlo, la Administración le daba tres meses de plazo. Había pasado primero por Chile, y la experiencia no salió como esperaba. Así que, con la curiosidad de indagar en sus raíces, no se lo pensó y, a sus 35 años, puso rumbo a nuestro país.

«Cuando tomo la decisión de venir a España, ya se me había ocurrido hacer el Camino de Santiago, porque pasa justo por Ponferrada, a unos kilómetros de Montes de Valdueza, donde nació mi abuela», explica Alejandra. Para poder entrar en el programa y acreditar que era nieta de española, la argentina necesitaba la partida de nacimiento de la mujer, ya fallecida, por lo que no le pareció una idea descabellada hacer la ruta jacobea. Sobre todo, cuando amigos que ya tenían la experiencia le insistían en que no dejara pasar la oportunidad de recorrer el Camino de Santiago. Uno de esos amigos, hospitalero en Ponferrada, fue el que le recomendó el Camino Francés, por el Somport.

Una historia de amor

Y no fue la única casualidad. Justo, durante su paso tierras leonesas, tenía lugar un congreso en Ponferrada con motivo de los 1.100 años del Monasterio de San Pedro, de Montes de Valdueza. Un par de días en toda una vida y fueron a ser, precisamente, los que llevaban a Alejandra de cabeza al pueblo de su abuela, a la que perdió cuando tenía apenas 11 años. Sin organizarlo, sin premeditación. Pura casualidad. O no. Todo parecía indicar que estaba sucediendo por algo, y el azar le permitió conocer la tierra de sus antepasados.

Pero volvamos unas semanas atrás. Alejandra había comenzado el Camino y, al no encontrar sitio en Somport, decidió seguir su ruta para encontrar alojamiento unos kilómetros más adelante. Llegó a Jaca para pasar la noche y allí conoció a un periodista, a Antonio. Él venía de Barcelona. Leonés de nacimiento -de nuevo, casualmente-, había decidido hacer el Camino de Santiago tras pasar nada menos que nueve años trabajando en el sector audiovisual en Malta. Su historia también es curiosa: «Soy de León, pero viví durante 20 años en Santiago de Compostela, donde trabajaba en la televisión, antes de irme a Malta», explica.

 CAMINO DE SANTIAGO.  Alejandra y Antonio quieren comenzar su proyecto de vida en Jaca, donde se conocieron. (FOTO: Rebeca Ruiz)
CAMINO DE SANTIAGO. Alejandra y Antonio quieren comenzar su proyecto de vida en Jaca, donde se conocieron. (FOTO: Rebeca Ruiz)

Un proyecto de vida en común desde Jaca

El albergue de Jaca les estaba esperando. «Nos conocimos, pero esto no surgió el primer día: coincidimos un grupo de personas, hicimos el Camino Aragonés, que es impresionante,…», explica él. Y terminaron juntos. «Nos unió el Camino por el Somport… Y es que es precioso: toda la primera parte, desde Jaca, Arrés, Ruesta,… -recuerda Antonio-. Éramos muy poquitos y haces mucha comunión. Cada día en el Camino, es como un mes en la vida real». La convivencia fue tan profunda y la relación fue tan especial, que hoy, apenas dos meses después de aquello, tras llegar a la tumba del Apóstol,  la pareja volvió a Jaca para intentar conseguir un trabajo para Alejandra antes de que se agote su visado.

Hoy, Alejandra Oxandaburu busca un contrato laboral que tenga una duración de un año. No tiene ninguna preferencia concreta, «pero me gustaría incursionar en el ámbito del turismo», donde ya tiene experiencia tras su trabajo el Chile. Es consciente de que no es fácil su objetivo. Pero, mientras intenta conseguirlo, vive una bonita historia de amor junto a Antonio, con la esperanza de poderse quedar en España. «Todo pasa por algo», piensa. Y ya se sabe lo que dicen sobre el Camino de Santiago…

Por Rebeca Ruiz

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