
Llegaron a Jaca desde Ucrania prácticamente con lo puesto huyendo de la guerra. Una vez cubiertas las necesidades básicas de alimentación y vivienda, se enfrentaban al problema del lenguaje. ¿Cómo vivir en una ciudad a miles de kilómetros de su lugar de origen si era imposible hacerse entender? En este contexto trabaja Ave Fénix. Una organización de voluntarios que enseñan el castellano del día a día a los refugiados ucranianos. 15 españoles ayudan, desde hace un mes, a medio centenar de alumnos a comunicarse e integrarse en Jaca en las aulas de Oroel English, que ha prestado altruistamente la infraestructura para hacer posible el milagro. Palabras cargadas de solidaridad en el sentido literal de la expresión.
Ave Fénix: una organización humanitaria para ayudar a los desplazados de Ucrania
Lucía Guillén es la presidenta de Ave Fénix, una organización de ayuda humanitaria sin ánimo de lucro que surgió a raíz de la guerra de Ucrania, ante la voluntad de numerosos ciudadanos de ayudar al pueblo ucraniano en lo que se pudiera.
Le llamaron Ave Fénix apelando a su simbolismo de esperanza y regeneración. Y, tal y como reza su declaración de intenciones, su razón de ser es «colaborar a hacer los pueblos más resilientes ante las adversidades mediante proyectos que les proporcionen los medios adecuados y que promuevan el acompañamiento, la asistencia, el asesoramiento y la integración».
Desde el momento en el que empezó la guerra, el pasado mes de marzo, se calcula que unos 3,67 millones de ucranianos se han visto obligados a huir de su país a zonas más seguras. De ellos, 1.300 llegaban a Aragón en los primeros momentos. «A Jaca llegaron muchos y muy pronto -al principio, 138-«, recuerda Guillén.
El Gobierno de Aragón canaliza la ayuda a los refugiados de Ucrania a través de cinco asociaciones. En esta zona, se encarga el Ayuntamiento de Jaca y la Fundación Apip-Acam. Con ambos se ponía en contacto Ave Fénix, al detectar que lo que más demandado por los desplazados eran clases de español, una vez cubiertas las necesidades más urgentes.
Así, y tras organizarse para optimizar el trabajo y dar una solución rápida a los refugiados, cuya vida, al desconocer el lenguaje, se limitaba al hotel en el que están alojados en Jaca, el pasado 16 de mayo comenzaron las clases del este singular y solidario curso intensivo de español. Detrás quedaban semanas de intenso trabajo.
Clases de español Y PALABRAS CARGADAS DE SOLIDARIDAD para poder empezar de cero
«Lo hemos hecho todo a través de llamadas a la colaboración, con carteles para pedir voluntarios para dar las clases que tuvieran una experiencia docente anterior», explica la presidenta de Ave Fénix.
Hoy, 56 personas ucranianas reciben las clases de español que imparte Ave Fénix. El número va variando, porque algunos vuelven a su país -empresarios y funcionarios públicos han regresado tras la ley aprobada en Ucrania pidiendo que retornaran para la reconstrucción del país-, o encuentran trabajo… La alumna más joven tiene 22 años y la mayor, 64. Son cursos para adultos, coordinados por Carolina Robledo, ya que la educación de los escolares está cubierta con los centros educativos de Jaca.
Todos los integrantes de Ave Fénix aportan altruistamente su ayuda para sacar adelante el proyecto. La página web fue diseñada por Marcos Fanlo y el logo de la asociación es un diseño de Héctor Pisa. Los profesores de español urgente ponen su tiempo y su conocimiento al servicio de la asociación. Y las clases se imparten en las aulas de Oroel English, que ha aportado el espacio y los medios al proyecto.
Las clases se imparten en la Academia Oroel English, que además de ceder las instalaciones, se ha ocupado de todo el material necesario para que los alumnos puedan seguir el curso. Javier González y David Andrews son sus responsables.
El centro abrió sus puertas hace seis años en Jaca. «Nos trasladamos a este local más grande justo cuando estalló la guerra y tuvimos la oportunidad de hacer algo por ellos. Y decidimos ceder el espacio para que pudieran dar las clases», explica González. «Cuando puedes ayudar a la gente te hace sentir bien… No se puede pedir más», añade. Por eso, no dudó en colaborar, consciente de que «lo que necesitan ahora es que se les entienda. Da igual cómo lo pronuncien, o lo que estén diciendo,… ellos se irán soltando poco a poco», apunta.
Oroel English es más que una simple academia tradicional. Es un sistema de aprendizaje completo, cuyos profesores nativos imparten cursos completos de inglés en grupos muy reducidos para niños, jóvenes, universitarios, adultos, trabajadores y profesionales, ya sea en sus lugares de trabajo, en clases particulares en la academia o a domicilio.


Profesores voluntarios con formación y experiencia y palabras solidarias
Cerca de una treintena de personas respondieron al llamamiento de la asociación solicitando voluntarios para enseñar español, de los que hoy imparten clase, en el marco del proyecto, una quincena.
Entre ellos, hay profesores de Magisterio, de Español como Lengua Extranjera, de Escuelas Oficiales de Idiomas, profesionales que han vivido fuera de España y con experiencia en otros idiomas, profesoras de Bélgica o Francia que están habituadas a trabajar con refugiados…
Todos son «personas muy formadas y con experiencia previa en docencia», señala Lucía Guillén. «Articulamos las clases con una de estas personas como profesor titular, que imparte tres horas, y se apoyan con sesiones en grupos con otros voluntarios hasta recibir seis horas a la semana. También se hacen clases extra con un número limitado para reforzar al que esté interesado», añade.
Necesidad de espacios para impartir clase de español
Actualmente, con el buen tiempo, algunas clases se imparten al aire libre. También realizan salidas y actividades, como complemento a la actividad en el aula.

Este primer curso terminará a final de junio, pero ya están estudiando la posibilidad de plantear otra edición en verano o de cara al otoño. «Ahora trabajamos en un español muy básico para que se puedan desenvolver en una situación normal, pero la idea es continuar con un programa más amplio» que incluya gramática y un estudio del lenguaje en profundidad. Por eso, necesitan locales y espacios para seguir desarrollando la actividad. Para ello, están en conversaciones con los colegios e institutos, pero abiertos a todas las posibilidades que ofrezca quien quiera colaborar con la asociación.
Comida, compras, salud o presentaciones son los temas que se están abordando en las clases, con la finalidad de que la persona sea capaz de pedir lo que necesita en una tienda o de explicarle al médico dónde le duele. Algo muy básico pero, al mismo tiempo, un verdadero problema si no se domina el idioma. Por eso, a los impulsores de la iniciativa les supone una gran satisfacción que, ayudado por el curso, algún alumno ya haya encontrado trabajo.
Por otra parte, desde Ave Fénix se está estableciendo contactos con asociaciones para «integrarlos en Jaca». Con la Asociación Doña Sancha ya han contactado para que puedan participar en sus cursos y talleres. Será a partir del otoño, porque en verano no se imparten la mayoría de las propuestas. Mientras tanto, ya hay dos alumnas que se han incorporado al coro de la asociación.
El proyecto está resultando todo un éxito y todos los que están implicados en él -tanto voluntarios como alumnos- se están volcando con la iniciativa. Todo un ejemplo de solidaridad, de vocación de servicio y del poder de la palabra -nunca mejor dicho- que ha devuelto la esperanza a 56 personas.
Por Rebeca Ruiz
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