Se acerca el Primer Viernes de Mayo y vuelve a escucharse por Jaca aquello de que ya huele a pólvora… En apenas unos días, la ciudad estallará de nuevo en fiesta para recibir, con todos los honores y a golpe de trabucazo, al Conde Aznar y a sus huestes victoriosas tras vencer al moro invasor. Las descargas se han convertido en todo un símbolo de identidad de esta celebración, Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2020.
Pero más allá del espectáculo y la tradición se esconden unos estrictos controles en torno a las 80 armas que saldrán este año a la calle y a los diez kilos de pólvora que se dispararán en la jornada del orgullo jaqués por antonomasia. Así trabaja el Equipo de Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil de la Comandancia de Huesca para garantizar la seguridad en el Primer Viernes de Mayo de Jaca.
Un control muy estricto de las armas del Primer Viernes de Mayo
Si hubiera que definir a qué huele el Primer Viernes de Mayo, posiblemente pocos dudarían en afirmar que el día grande de Jaca huele a pólvora. Desde que hace 40 años los trabucos se incorporaran a la fiesta ya no se concibe la celebración de la Batalla de la Victoria sin las atronadoras descargas.
La imagen de los artesanos con la polvacera en la Calle Mayor, o de los vistosos sombreros de flores de los labradores difuminados entre el humo de un trabucazo, forman ya parte de la historia de la fiesta y de la ciudad. Pero no es oro todo lo que reluce. Detrás se esconde el esfuerzo de la Hermandad del Primer Viernes de Mayo y unos controles muy estrictos para garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad de participantes y público. De ello se ocupa el Equipo de Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil de Huesca.
El Equipo de Inspección de la Intervención de Armas y Explosivos de la Comandancia de Huesca y el Primer Viernes de Mayo
El cabo primero Arturo Catalá es el jefe del Equipo de Inspección de la Intervención de Armas y Explosivos de la Comandancia de Huesca, al que pertenece desde su fundación, en 2002. Le acompañan los guardias civiles Luis Alfonso Novás y Óscar Falcón. No sólo son los días previos al Primer Viernes de Mayo los que se emplean a fondo para que no haya ningún problema, sino que su labor se desarrolla a lo largo, prácticamente, de todo el año.
Al final, se trata de la seguridad en una fiesta multitudinaria, en torno a la que cada año se reúnen miles de personas en un espacio muy corto de tiempo. Y en este escenario, donde entran en juego decenas de armas, cualquier precaución es poca.
La función de la Guardia Civil es supervisar, en todo momento, la manipulación de las armas y la pólvora
La función de la Guardia Civil es supervisar, en todo momento, la manipulación de las armas y la pólvora. La fiesta de Jaca contempla un acto de arcabucería -por definición, según el Reglamento de Explosivos, un evento celebrado en lugares públicos o privados, en el que se emplean armas de avancarga haciendo uso de pólvora negra para su disparo-. Pero el control no se limita al Primer Viernes de Mayo, sino a todo lo que lo rodea. Este año saldrán a la calle 80 armas. De ellas, 72 se dispararán en distintas descargas en varios puntos de la ciudad. Las ocho restantes están inutilizadas.
Los trabucos del Primer Viernes de Mayo son armas de avancarga -se carga por la boca del cañón-. Durante todo el año, están custodiados en la sede de la Hermandad con las máximas medidas de seguridad. Les falta una pieza sin la cual no pueden ser disparados y que se les incorpora cuando se utilizan. Solo salen de allí para la fiesta, y bajo controles muy estrictos y siempre la supervisión directa de la Guardia Civil.
La llegada de la pólvora
Cada año, un camión procedente de un depósito de explosivos llega a Jaca con diez kilos de pólvora para la Hermandad del Primer Viernes de Mayo. Esta vez será la víspera de la fiesta. En ese momento, explica el cabo primero Catalá, «la pólvora se repartirá a cada uno de los responsables de las cantimploras-que cuentan con una autorización previa de la Subdelegación de Gobierno-. Se precintarán todas, con un registro de a quién se entregan, antes de que cada responsable se las lleve a su casa».
La pólvora llega en garrafas de un kilo que se colocan dentro de las diez polvaceras, que es el nombre que reciben en Jaca las cantimploras. En la recepción y el reparto estará presente la Guardia Civil, actuando como testigo de que todo el proceso se realiza correctamente y cumpliendo todas las medidas de seguridad.
La evolución en el control de las armas y la pólvora en el Primer Viernes de Mayo
No siempre ha sido así. Durante años, los vacíos legales de la legislación llevaban a que la situación fuera más relajada y que no existiera tanto control sobre las armas del Primer Viernes de Mayo. El Reglamento de Explosivos, aprobado por el Real Decreto 130/2017, de 24 de febrero, reguló por primera vez, en su Instrucción Técnica Complementaria número 26 (ITC 26), la celebración de manifestaciones festivas con uso de armas de avancarga y pólvora negra.
Esta legislación estableció un marco de referencia sobre autorizaciones, formación y otros requisitos sobre la custodia y el transporte del explosivo para garantizar la seguridad en aquellas manifestaciones festivas en las que se utilizan este tipo de armas. La primera vez que se aplicó en Jaca fue en los meses previos a la fiesta de 2019. Después, la llegada de la pandemia interrumpió su aplicación hasta el regreso de la fiesta, el año pasado.
Licencias y formación en armas
«Antes no había ningún control; se llevaban los trabucos al vermú y las polvaceras no tenían ninguna seguridad, se manipulaban sin supervisión… Eso era muy peligroso. Hoy el reglamento obliga a hacer un curso de formación para poder participar en la fiesta. Y se nota que la gente está mucho más sensibilizada», explica el cabo primero Catalá. Posiblemente, también porque gracias a esa formación son realmente conscientes de los verdaderos riesgos que supone la manipulación de este tipo de armas y de explosivos. Hoy, cada uno de los artesanos y labradores que portan un trabuco tiene que tener en regla su licencia de armas, el permiso de armas específico de avancarga y superar un curso oficial sobre su funcionamiento y mantenimiento.
La Guardia Civil volverá a primera hora del Primer Viernes de Mayo para supervisar el momento en que la Hermandad, que es propietaria de los trabucos, procede a su reparto. Es entonces cuando los agentes se aseguran de que todos los que recogen su arma están en perfectas condiciones para responsabilizarse de ella -por ejemplo, controlan que nadie esté bajo los efectos de alcohol o drogas-.
Comprobarán, además, que no se ha roto el precinto que se colocó la víspera en las polvaceras. Para no interrumpir ni retrasar los actos, la Guardia Civil se pone a disposición de la Hermandad, que es la que fija la hora de este protocolo.
No constan sucesos relevantes relacionados con el uso de armas en el Primer Viernes de Mayo de Jaca
El jefe del Equipo de Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil explica que, afortunadamente, nunca ha habido que lamentar sucesos de trascendencia relacionados con las armas del Primer Viernes de Mayo. Ni siquiera, por suerte, en los años en los que los controles no eran tan estrictos.
Ello no quita para que el desfile sea un momento sensible ante la posibilidad de un accidente. Por eso es fundado el temor de la Guardia Civil ante el hecho «de que alguno pueda cargar más pólvora de la que deba. Eso es bastante peligroso, porque puede explotar», advierte Catalá.
Una explosión de un arma de avancarga es «como una bomba». Las consecuencias serían fatales. No sólo para el que dispara -que podría sufrir amputaciones-. También podría causar lesiones a las personas que tuviera alrededor. Por eso es tan importante la formación y la preparación de los artesanos y labradores que protagonizan las descargas. Por ende, no menos importante, la labor de la Guardia Civil.
En cualquier caso, no hay que olvidar que el buen uso de las armas es responsabilidad directa de la Hermandad del Primer Viernes de Mayo. Y eso es algo que los capitanes de las escuadras de artesanos y labradores tienen muy claro y que facilita mucho su trabajo a la Guardia Civil.
«La gente está cada vez más sensibilizada»
«Aunque a veces a alguien le pueda molestar que le pidamos la documentación, como sucedió el año pasado, la gente está muy sensibilizada. Cada vez, más. Ha costado un poco, porque hemos empezado a controlar algo que nunca se había controlado y eso no le gusta a nadie. Pero la relación con la Hermandad es muy buena y la colaboración también. Por eso espero que no encontremos ningún problema, porque lo llevan todo muy bien», asegura el jefe del Equipo de Intervención de Armas y Explosivos.
Por otro lado, está el riesgo que conllevan los disparos de los trabucos, que pueden causar lesiones auditivas. En este sentido, el Ayuntamiento de Jaca, desde hace unos años, reparte tapones para los oídos entre el público. Como máximo responsable de la celebración, el Consistorio debe informar a la población mediante folletos o el medio que considere de los riesgos que conlleva no protegerse los oídos adecuadamente ante la proximidad de una descarga.
Cuatro décadas de trabucos en las calles de Jaca
SOBRE TRABUCOS Y PÓLVORA EN EL PRIMER VIERNES DE MAYO. «No estuvieron siempre ahí, pero hoy no se podría entender la fiesta sin ellos. Los trabucos de la Hermandad del Primer Viernes de Mayo son una seña de identidad de la ciudad. Aunque hace 1763 años evidentemente no formaran parte de la Batalla de la Victoria, su incorporación a la celebración hace casi cuatro décadas fue todo un éxito. Hasta el punto de que hoy costaría entender la fiesta sin el ensordecedor estruendo de las descargas o el aire impregnado a ese característico olor a pólvora tan esperado por los jacetanos en su día grande (…)» Sigue leyendo en ESTE ENLACE
La Hermandad del Primer Viernes de Mayo incorporó los primeros trabucos en 1985. Al año siguiente se compraron más, y desde el año 2000 se ha ido completando la armería. En la actualidad, el precio de cada trabuco oscila entre los 800 y los mil euros, aunque en el mercado de segunda mano se puede encontrar por 500.
UNA NORMATIVA MUY ESTRICTA PARA LAS ARMAS Y LA PÓLVORA
El 3 de mayo, cuando termine el desfile, la Guardia Civil también también se personará para dar constancia de que se han disparado los diez kilos de pólvora previstos en la Plaza de Biscós. Antes de la pandemia se compraban 14 kilos de pólvora, pero se gastaba poco más de la mitad. Por eso, desde 2023 solo se adquieren diez. Cinco se entregan a la Escuadra de Labradores y cinco a la Escuadra de Artesanos.
Este año se ha acordado que todo el explosivo restante se utilice en las últimas descargas. De sobrar, se neutralizará con agua en este mismo lugar. Así ha sido en los últimos años. Después, Grhusa se encarga de recoger el material y darle el tratamiento correspondiente.
«La pólvora restante no se la puede llevar nadie, ni se puede guardar. Así que cuando acaba la fiesta, contemplamos cómo las diez cantimploras se vacían en nuestra presencia y se deshecha el recipiente de plástico en su lugar para reciclarlo», señala el jefe del Equipo de Intervención de Armas y Explosivos. A veces, con la emoción y la fiesta, a alguno se le ha olvidado que tiene que vaciar la polvacera y la Guardia Civil lo tiene que ir a buscar. «Pero enseguida lo localizamos y nunca ha habido mayor problema», añade el cabo primero Catalá.
El Equipo de Intervención de Armas de la Guardia Civil trabaja en toda la provincia controlando todo lo relativo a armas, explosivos, cartuchería y artículos pirotécnicos
El Equipo de Intervención de Armas de la Guardia Civil trabaja en toda la provincia controlando todo lo relativo a armas, explosivos, cartuchería y artículos pirotécnicos. En lo referente a fiestas con armas de avancarga, su función se desarrolla en Jaca y en Graus. Son las dos únicas localidades de la provincia con esta singularidad en sus celebraciones. Este año, además, en el caso de Jaca, controlarán también la Recreación Histórica de los Tercios de la Ciudadela, donde participarán piqueros y diez arcabuceros.
En 2023, los agentes de la Intervención de Armas y Explosivos de la Comandancia de la Guardia Civil de Huesca velaron por el buen desarrollo del Primer Viernes de Mayo y de la Recreación Histórica de la Época Napoleónica en la Ciudadela de Jaca. Dos eventos que concluyeron sin ninguna incidencia y donde la Guardia Civil supervisó el reparto de más de cien kilos de pólvora e inspeccionó, en total, 175 armas, la mayoría de avancarga.
Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)
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