San Juan de la Peña es uno de los protagonistas del vídeo promocional del Año Jubilar del Santo Cáliz de Valencia que acaba de lanzar la Asociación Cultural El Camino del Santo Grial. Junto a Jerusalén, Roma y Nápoles y, por supuesto, la ciudad valenciana, el monasterio se reivindica como uno de los enclaves de referencia en el peregrinaje del cáliz sagrado por tierras aragonesas.
El pasado jueves arrancaba el segundo Año Jubilar del Santo Cáliz de Valencia. Y en este momento histórico, vuelve a cobrar relevancia el camino que, por tierras aragonesas, recorrió la reliquia más buscada del Medievo Occidental.

Un nuevo impulso al Camino del Santo Grial en el Año Jubilar del Santo Cáliz de Valencia
En este momento histórico, la asociación cultural El Camino del Santo Grial apuesta por dar un nuevo impulso a la puesta en valor y desarrollo de la ruta entre Aragón y Valencia, en la que La Jacetania tiene un protagonismo especial como Territorio Grial. Junto a San Juan de la Peña, lugares como Siresa, San Adrián de Sásabe o Bailo también forman parte de la historia.
La asociación es consciente del potencial turístico, religioso, histórico y natural que, para el medio rural, representa el Camino del Santo Grial, Ruta del Conocimiento, Camino de la Paz. Por todo ello, sus miembros trabajan, desde 2002, en la promoción y proyección del camino como elemento vertebrador del territorio.
El camino del Santo Cáliz de Jerusalén a Valencia, pasando por La Jacetania
«La copa que utilizó Jesucristo en la Última Cena fue llevada de Jerusalén a Roma por San Pedro y utilizada desde entonces por él y los sucesivos papas de la Iglesia en Roma en las celebraciones eucarísticas hasta el año 258, cuando el papa Sixto II, encargó a su diácono San Lorenzo que sacara el cáliz de Roma para protegerlo de la persecución del emperador Valeriano.
San Lorenzo hizo llegar la reliquia a Huesca, donde vivían sus padres. El cáliz acabó escondido en el monasterio de San Juan de la Peña y en 1399, la copa es entregada por los monjes del monasterio al rey Martín I de Aragón, de quien se conservan tres cartas reclamando la reliquia insistentemente. Una vez en sus manos, Martín I llevó el grial a la capilla de su residencia en Zaragoza, el Palacio de la Alfajería. Y otro rey, Alfonso el Magnánimo, trasladó en 1424 el Santo Cáliz al Palacio Real de València, su residencia de entonces.
La conquista del reino de Nápoles supuso al Magnánimo costosas campañas militares para las que necesitó préstamos, uno de ellos contraído con la jerarquía eclesiástica. El rey lo avaló con todas sus reliquias, incluido el Santo Cáliz, que tuvo que entregar en 1437 para condonar su deuda con la iglesia. Fue conservado y venerado durante siglos entre las reliquias de la Catedral, y hasta el siglo XVIII se utilizó para contener la forma consagrada en el «monumento» del Jueves Santo, hasta que fue finalmente instalado en la antigua Sala Capitular, habilitada como Capilla del Santo Cáliz en el año 1916″
(FUENTE: Fundación Visit València)
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