
La tarde se ha quedado otoñal y lluviosa, pero Marcos la ilumina con su simpatía cuando aparece en medio del chaparrón en los campos de fútbol de San Jorge, donde nos hemos citado después de su entrenamiento en las instalaciones del Pirámide. Este joven, que se declara absolutamente fan de Andrés Iniesta y al que le gustaría ser internacional, llega feliz porque le acaban de convocar para la primera gran cita de la temporada, que se disputa la próxima semana en Tarragona. Allí, su equipo saltará al campo para intentar marcarle al Athletic de Bilbao, al Fútbol Club Andorra y al Levante. El serrablés forma parte de la Sociedad Deportiva Huesca desde 2018, cuando le ficharon para disputar la Liga Genuine Santander. Todo un ejemplo de superación que, siempre arropado por su familia, da una lección de vida a cada paso, en cada palabra y con cada gesto. Así es Marcos Calvo Bauzá. Y así le mete goles a la vida todos los días, a pesar de que el partido siempre se le puso en contra.
Marcos Calvo Bauzá es de Sabiñánigo y juega en la Liga Genuine de la SD Huesca
Marcos Calvo Bauzá es un joven deportista de Sabiñánigo alto, guapo y con una simpatía cautivadora que acaba de cumplir 20 años. Desde los 22 meses de edad tiene que luchar cada día contra el daño cerebral adquirido como consecuencia de «una maldita apendicitis que no fue detectada a tiempo y derivó en una peritonitis», recuerdan sus padres, María Pilar Bauzá y Carlos Calvo.
Pili no puede borrar de su memoria aquel fatídico 23 de julio de 2004 y se refiere a su hijo como «nuestro gran luchador». No es para menos. Cuando hace 18 años Marcos fue intervenido en el Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza, su pequeño corazón entró en parada. Estuvo ingresado 15 días en la UCI pediátrica.
«Fueron los peores días de nuestras vidas. No nos daban muchas esperanzas. Se debatía entre la vida y la muerte y, si finalmente salía, no se sabía qué secuelas le iban a quedar. Pero Marcos se aferró a la vida. Como le digo yo, no se quería ir», explica esta madre coraje que hoy sonríe al mirar en qué se ha convertido aquel pequeño que luchaba por sobrevivir.
La liga más difícil
Había pasado un mes desde el día D cuando Marcos regresaba a casa. Aquel niño risueño y feliz de dos años volvía a la guardería, pero ahora ya no podía andar, ni ver, ni moverse. Al poco tiempo, en Aspace Huesca, comunicaban a sus padres que Marcos tenía parálisis cerebral. «El mundo se te viene encima… Pero había que sacarle adelante», explican sus padres.
Era el momento en el que a ellos les tocaba saltar al campo para la remontada épica. Y, con mucho esfuerzo y mucho cariño, y alentados por la fuerza de voluntad inalterable que siempre ha tenido Marcos y que ya mostró aquel día en que su corazón se paró en el hospital y salió adelante como un campeón… Partido a partido, como diría un famoso entrenador… fueron avanzando en la liga más difícil que les podía haber tocado.
Los siguientes diez años Marcos recibió rehabilitación en el Centro de Atención Temprana Carlos López Otín de Sabiñánigo, con su fisioterapeuta Carmen Ascaso y con su terapeuta ocupacional Natalia Ramón. «Los años iban pasando y poco a poco fuimos viendo sus grandes adelantos», confiesa Pili.
Cada paso era un gran logro
Cada paso, que no pequeño, era un gran logro. Con cuatro años Marcos empezó a nadar con Matías. También le gustaba el baloncesto. Fue al colegio Montecorona -con un profesor de apoyo- y pudo pasar al instituto San Alberto Magno, donde cursó hasta 3º con su profesora Laura Asso. De allí pasó al IES Biello Aragón para aprender Jardinería. Para los padres -lógicamente- es importante mencionar a los profesionales que les han acompañado en un camino donde la vida no les ha dado respiro y les ha ido poniendo un obstáculo tras otro.
«Un día probó el esquí. Pensamos que no podría mantener el equilibrio por su lesión cerebral, pero una vez más nos sorprendió. Creíamos que no podía esquiar, pero lo hizo. Desde los 9 años esquía en Formigal con un monitor especializado», explica su madre. «También nos decían que no podría ir en bici. Allí nos empeñamos nosotros. También lo logró. Las palabras ‘no puedo’ no existen para él y tampoco para nosotros», aseguran sus padres.
Y llegó el fútbol a la vida de Marcos y de su familia
Y entonces llegó el fútbol a sus vidas. A las de los cuatro (Jorge es el benjamín de la familia y está muy orgulloso de dónde ha conseguido llegar su hermano). Porque la familia entera sigue a Marcos por media España para disfrutar con él cuando salta al terreno de juego.
«Fue en una fiesta de Aspace Huesca. Conrado, el monitor de Ocio y Tiempo Libre, nos propuso que Marcos jugara en la SD Huesca con la Liga Genuine. Dijimos que sí sin saber de qué se trataba, y después nos enteramos de que era una propuesta que llegaba desde LaLiga, donde equipos de Primera y Segunda División tienen equipos con personas con discapacidad intelectual».

«Poder lucir el escudo de la SD Huesca es una de las cosas más bonitas que le han pasado a Marcos»
«Poder lucir el escudo de la SD Huesca es una de las cosas más bonitas que le han pasado a Marcos. Se siente grande… Se sienten grandes. Son futbolistas profesionales. Llevan sus mismas equipaciones. Viajan como ellos en avión, AVE o autobús recorriendo España: Córdoba, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Las Palmas, Málaga, Bilbao,… Disfrutan de los hoteles a los que van los equipos de Primera División y se sienten profesionales en los diferentes estadios de fútbol y ciudades deportivas. Tienen hasta su propio álbum de Panini», explica Pili.
En el mismo sentido se pronuncia Carlos. «Que Marcos esté viviendo esta experiencia única es para mí un orgullo. Y verlo salir al campo con esa cara de felicidad no tiene precio», asegura, mientras le recuerda a su hijo que las convocatorias están condicionadas con la actitud y el comportamiento de los jugadores. Algo que tiene muy claro Marcos, que lo da todo en cada entrenamiento. Por eso, Carlos no duda en «agradecer a Cadis Huesca, a la SD Huesca, a la Fundación Alcoraz y a Aspace Huesca toda la confianza que han puesto en él».

Marcos Calvo: «Me gusta todo del fútbol»
«Soy Marcos Calvo, jugador de la SD Huesca Genuine Santander. Llevo jugando desde 2018, pero no fue hasta 2019 cuando fui convocado para ir a jugar a Córdoba y llevé el brazalete de capitán.
Lo que más me gusta de ser futbolista es poder entrenar con mis compañeros los martes y los jueves en la Pirámide, junto al equipo técnico y el Míster David Abardía. Estoy conociendo gente nueva de los distintos equipos Genuine. Me gusta todo del fútbol.
Nuestro lema es compartir, antes que competir. Me gustaría jugar con algún equipo internacional (eso ya se verá). Me gustaría que chicos y chicas pudieran entender cómo es el fútbol en realidad. Y a chicos que son como yo, les diría que practiquen deporte; cómo no, fútbol».
Marcos Calvo Bauzá. Futbolista de la SD Huesca Genuine Santander

Pili, Jorge y Carlos no se perderían por nada del mundo el momento en el que Marcos vuelva a saltar al terreno de juego
Ahora toca hacer las maletas, reservar el hotel y preparar el viaje, porque Pili, Jorge y Carlos no se perderían por nada del mundo el momento en el que Marcos vuelva a saltar al terreno de juego. «Vamos a jugar tres partidos y este año me toca de delantero; nos van rotando. A ver qué tal…», dice el futbolista, dejando entrever cierto sentimiento de responsabilidad. Marcos se muestra contento, pero nada nervioso, mientras no duda ni un segundo en manifestar la devoción que siente por Andrés Iniesta.
Antes de despedirnos, Marcos me dice que tiene muy claro a quién va a dedicar un gol si consigue encajarlo. Se pone serio por un momento. Habla con mucha serenidad y demuestra una gran madurez. «Tuve una amiga en segundo de Primaria, Neus, que tuvo un accidente de coche y falleció. Si meto un gol, se lo voy a dedicar a ella», asegura.
Se despide de mí porque aún tiene que ir a nadar. Y mientras se marcha arropado por sus padres y su hermano, me deja pensando bajo la lluvia en que me acaba de regalar otra increíble lección de vida.
Por Rebeca Ruiz

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