
por Rebeca Ruiz
La poda de los árboles de varias zonas de las ciudad y un novedoso procedimiento para acabar con la procesionaria o, al menos, frenar su desarrollo, con la finalidad de buscar el equilibrio en los espacios verdes de la ciudad y minimizar los efectos de los químicos en los ecosistemas, son las tareas que ocupan en estos momentos al Servicio Municipal de Parques y Jardines de Jaca.
Así, durante estos días, la actividad se centra en la poda de los árboles más grandes de algunas zonas de la ciudad, como en la Avenida del Regimiento Galicia y la Universidad. Estos trabajos no se realizan todos los años, si no periódicamente, ya que el criterio que se sigue desde el Servicio de Parques y Jardines es “no tocar el árbol si está sano y si tiene espacio suficiente”, explica su responsable, Juan José Fernández. De hecho, los árboles de zonas como la Escuela Militar de Montaña, la Avenida de la Jacetania, los Glacis de la Ciudadela, la Avenida del Primer Viernes de Mayo y la Avenida Juan XXIII sólo se podan cada tres años, cuando es estrictamente necesario por las propias necesidades de la planta, explica el jefe del Servicio Municipal de Parques y Jardines.
Este año, la tardía llegada del frío condicionaba el trabajo de las brigadas municipales, que cada temporada se ven obligadas a adaptar sus tareas en función del ciclo de desarrollo de las plantas. Así, los trabajos se han dividido en dos tipos: En primer lugar se ha realizado la poda de rosales, pequeñas plantas y arbustos ornamentales (sobre todo para darles forma). Estas tareas, debido a la meteorología de este año, se retrasaron hasta diciembre. Por otra parte, a partir de octubre comenzaba la poda de los árboles pequeños, los aligustres y los ciruelos rojos. Se trata de los ejemplares que están colocados, por ejemplo, en las aceras más estrechas, para cumplir con la normativa de accesibilidad, ya que su crecimiento sin control dificultaría el paso en algunos tramos.
Ahora es el turno de los árboles más grandes, y en esta ocasión les toca, entre otros, a los ejemplares de las citadas zonas de Regimiento Galicia y Universidad.

Por otra parte, y como algo extraordinario dentro de las labores que está realizando este año el Servicio de Parques y Jardines, hay que destacar un novedoso procedimiento que se ha puesto en marcha para contrarrestar los efectos de la procesionaria. Se trata de un remedio que no desequilibra los ecosistemas, ya que con los métodos tradicionales, basados en productos químicos de alta toxicidad, el resto de la flora y otros animales (como ardillas) y aves, sufrían afecciones. Con este nuevo tratamiento, basado en inyecciones de materia activa directamente en el tronco de los pinos en los que se ha detectado procesionaria, sólo se ataca a la plaga, resultando mucho menos agresivo con el entorno.
La primera fase de este proceso ya se ha realizado. En Jaca, en el Paseo de la Constitución, por ejemplo, hay ejemplares marcados con una señal verde. Esta marca diferencia los árboles de control, a los que se ha aplicado el tratamiento, del resto. En unas semanas, entre marzo y mayo, se podrán conocer los resultados, que se esperan sean satisfactorios. También entonces se sabrá si este proceso es menos perjudicial para otras especies. A partir de ese momento, los profesionales del Servicio Municipal de Jardines deberán valorar la combinación con otras medidas tradicionales, como las trampas (anillos huecos en torno al tronco donde cae la oruga a una bolsa con tierra) o cortando las bolsas; en todo caso, buscando siempre aquel método que incida lo mínimo posible en el medio natural y que afecte en menor medida a los ecosistemas, explica Fernández.
Actualmente, una quincena de trabajadores conforman la plantilla del Servicio Municipal de Parques y Jardines, que se ve reforzada en épocas concretas, como en verano, o cuando se requiere más actividad en los pueblos, a los que en la última época las brigadas se suelen desplazar para atender las necesidades que se planteen. En total, su ámbito de actuación se puede calcular en torno a las 50 hectáreas, aunque en ocasiones en mucho más amplio, en función, sobre todo, de las tareas extraordinarias que necesiten los pueblos de Jaca.