Justo Marcuello, el más veterano de la QH: «Es un privilegio haber podido hacer la Quebrantahuesos todos estos años»

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Justo Marcuello ha participado en todas las ediciones de la Quebrantahuesos. (FOTO: Rebeca Ruiz)

por Rebeca Ruiz

Justo Marcuello volverá a subirse este sábado a su bicicleta para intentar terminar una edición más de la Quebrantahuesos. A sus casi 74 años, es el español más veterano que ha completado las 27 ediciones anteriores de la mítica cicloturista. A sólo unas horas de volver a enfrentarse a la dureza de la QH, afronta con ilusión el reto un año más: «Vamos a intentar estar ahí, y a ver si podemos completarla», dice, modestamente, este gran deportista, que pierde ya la cuenta de los kilómetros que ha recorrido sobre dos ruedas. Una media al año de 10.000, calcula; aunque ha habido años de 20.000…

Ciclista de vocación tardía (había cumplido los 43 años cuando se dejó conquistar por la bicicleta), tres décadas después, Justo no va a competir: va a disfrutar -y a sufrir, también, a veces- de la bicicleta, del deporte y de los amigos -que son muchos-, prácticamente convencido de que este año se despedirá ya de la marcha. «No iré a por tiempo… Todo tiene un límite, así que sobre todo intentaré evitar las caídas en la salida«, explica.

Su curriculum no deja indiferente a nadie: además de no haber fallado nunca a la cita de la QH, ha realizado dos veces la mítica París-Brest-París (1.230 kilómetros). «La primera vine contento, pero la segunda fue bestial; pasamos mojados más de 80 horas y ahí decidí que no la haría más», dice. Puede contar que participó en la Burdeos-Madrid. Entonces tenía 59 años. También ha recorrido en una única etapa la distancia entre Jaca y Gijón, entre Jaca y Mieres y entre Jaca y Valencia. Ha participado en la Jaca-Barcelona y en la Marcha de la Jacetania. Humildemente, asegura que se siente «un privilegiado por haber podido hacer todas las Quebrantahuesos, porque es muy difícil… y esto se acaba. Posiblemente, este año sea el último. Me gusta mucho entrenar y ya resulta complicado, sobre todo para prepararse; por aquí, de mi edad, ya hay poca gente que lo haga y tengo que entrenar prácticamente solo».

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Ahora, con la experiencia y la perspectiva que le dan los años, considera que habría que aprovechar más el tirón de la Quebrantahuesos para promocionar el Pirineo. Y tampoco le gustan las dificultades que se ponen a veces desde la Administración para poder sacar adelante este tipo de pruebas ciclistas, como es el caso de la reciente suspensión de la Marcha Cicloturista de la Jacetania, que se iba a recuperar este año y finalmente se anuló a apenas unos días de su celebración. Y, como buen amante de la bicicleta, es consciente de que la Jacetania y el Alto Gállego cuentan con un gran potencial para la práctica de este deporte, que, en su opinión, no se ha sabido explotar.

Justo es una de las pequeñas grandes historias que guarda la Quebrantahuesos. Una de las 11.500 historias que verán este sábado como se escribe un capítulo nuevo. Pero la de este ciclista afincado en Jaca es especial. Nunca ha fallado a la llamada de la QH. Después de gran parte de su vida sobre la bicicleta, y gran conocedor de la marcha, sabe que mañana se encontrará momentos complicados: la salida, la bajada del Hospital de Jaca y, para los primeros grupos, el Somport también puede ser peligroso. «De mitad para atrás, cuando yo paso, ya se es más prudente», asume, con total naturalidad, a lo que añade que «a partir del desvío de Marie Blanque ya es todo mucho más tranquilo». Sobre todo, la experiencia le ha enseñado que cada uno tiene que ser consciente de sus posibilidades y, en este sentido, cada uno debe saber también cómo debe plantearse la carrera.

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Marcuello recuerda con cariño cómo fueron los inicios de la que hoy se ha convertido en la marcha cicloturista más importante de España. «Ya había un grupo de deportistas de Sabiñánigo y de Jaca que hacían un recorrido parecido antes de la primera edición, hace 28 años». En ese momento, estaban en boga marchas como la Jaca-Olorón, que tenían muchas complicaciones porque obligaban a los participantes a incómodos desplazamientos.

Aquellos pioneros se fijaron en la marcha de Alpe d’Huez y ahí comenzó la aventura: Justo no se lo pensó y le pidió a un amigo que le consiguiera un dorsal. Al día siguiente comenzaría su gran historia, con la salida de la primera QH desde la Estación de Sabiñánigo. Eran unas 300 personas, recuerda. Hoy, casi tres décadas después, tomarán la salida 11.500 participantes entre las dos pruebas, la Quebrantahuesos y su hermana menor, la Treparriscos.

«La primera vez que subí el Marie Blanque lo hice con un desarrollo de 42/24, que ahora sería impensable… No sé ni cómo los hice… Ni los profesionales…«, recuerda. Es una de las cientos de anécdotas que guarda de todos estos años. Si se le pregunta por el momento más bonito o el que recuerda con mayor cariño… Duda. Han sido muchos, incontables. Pero llama la atención que el primer recuerdo que le viene a la cabeza es la atención que siempre ha recibido por parte de los voluntarios que atienden a los ciclistas en los avituallamientos y su agradecimiento hacia ellos. Especialmente, a los vecinos de Hoz de Jaca, donde se vuelca todo el pueblo.

A punto de conquistar una nueva edición de la Quebrantahuesos, Justo tiene claro el consejo para el que se enfrenta a la prueba por primera vez: «Si va solo, que no tenga mucha prisa. Son muchos kilómetros y, como dice algún refrán, si en el camino quieres llegar lejos, hay que saber guardar aceite en el pellejo. Y si va acompañado por alguien que ya la ha hecho, ya se encargará éste de decirle que hay tiempo para todo».

Es la voz de la experiencia, es la historia de la Quebrantahuesos en persona. La ilusión de quien ha visto nacer y crecer la Marcha Cicloturista más importante de España y que se ha convertido ya en un referente a nivel internacional. Este sábado, Justo Marcuello volverá a darlo todo con su bicicleta. Escribirá un nuevo capítulo en su trayectoria deportiva y contribuirá a hacer un poquito más grande este gran evento que ya es patrimonio de todos. La historia de la QH y la de Justo Marcuello están ya, inevitablemente, unidas para siempre.