Espectacular despliegue militar en un ejercicio sin precedentes en los valles del Aragón y de Tena

Instalación de un paso semipermanente para salvar un obstáculo natural. (FOTO: Rebeca Ruiz)

Durante los últimos días, los valles de Tena y del Aragón han sido escenario de un espectacular despliegue militar. Unos 600 militares y 100 vehículos han participado en un ejercicio sin precedentes, con el telón de fondo de las montañas de la Jacetania y el Alto Gállego y en condiciones extremas. En ocasiones, muy por encima de los 2.000 metros de altitud y con una meteorología que dibujaba, durante las primeras jornadas del ejercicio, el peor escenario posible. Un despliegue, bajo el epígrafe de Alud verde, de una envergadura sorprendente: hacía más de una década que no tenía lugar un ejercicio similar en el Pirineo. El objetivo: «lograr cohesionar las diferentes especialidades del Ejército Español ante una situación de combate en condiciones de alta montaña o frío extremo», tal y como explica el subteniente Antonio Tena, responsable de la Oficina de Comunicación Pública del ejercicio Alud verde. El ejercicio comenzó el pasado día 16 y concluye hoy.

Alud verde simulaba un ataque desde el Valle de Tena hasta el del Aragón

Alud verde simulaba un ataque desde el Valle de Tena hasta el Valle del Aragón, para expulsar a un supuesto enemigo hacia el Puerto de Somport. El ejercicio ha precisado de una coordinación milimétrica. El volumen de personal desplegado y las condiciones de la montaña -muy endurecidas con las fuertes nevadas registradas durante los primeros días- así lo exigían.

No hay que olvidar que la mayor parte del personal que ha participado en Alud verde se desplazaba a pie. Todo un trabajo de ingeniería para lograr encajar a la perfección cada movimiento, cada desplazamiento, cada ataque, cada apoyo,… Sin dejar nada al azar. El Regimiento de Infantería América 66 de Cazadores de Montaña de Berrioplano (Navarra) integraba a la Compañía de Esquiadores-Escaladores 1/64 de Jaca. A ellos, se sumaban unidades del Regimiento de Artillería de Campaña nº 20, del Batallón de Zapadores nº1 de Zaragoza, y de la Compañía de Transmisiones y del Grupo Logístico de la Brigada XII de Madrid.

Militares desplegados en el Col de Ladrones. (FOTO: Rebeca Ruiz)

El Col de Ladrones, el Fuerte de La Sagüeta o el Puente del Ruso, escenario del combate

En la recta final del ejercicio, el Col de Ladrones, el Fuerte de La Sagüeta o el Puente del Ruso se convertían en el escenario para la instrucción de una batería antiaérea, la simulación del uso de un mortero frente a un supuesto enemigo o la instalación de un paso semipermanente para facilitar el servicio a la infantería que debía superar un obstáculo natural. En Canfranc, la logística. Y en Villanúa, con el Tobazo de fondo, a lo lejos, la artillería. Y por otros puntos de la montaña, en los lugares más recónditos, en los parajes más escondidos y menos previsibles, hombres y mujeres con una misión muy clara, sin margen para el error: todos perfectamente coordinados como los engranajes de la máquina perfecta jamás diseñada.

Una jornada en la recta final del ejercicio Alud verde

A primera hora, en las proximidades de Canfranc Pueblo, el capitán Francisco García Valdés se encarga de la parte logística (jefe de la unidad de apoyo logístico en el ejercicio Alud Verde). Bajo su responsabilidad está el CICAL (Centro de Integración y Control del Apoyo Logístico). El grupo, que se podría definir como «el cerebro del apoyo logístico del ejercicio», cuenta con un satélite que garantiza la comunicación.

Los camiones Vempar (Vehículo Especial Multipropósito de Abastecimiento y Recuperación) de distinto tonelaje -todo un clásico del Ejercito Español- , que se adaptan a las necesidades que puedan surgir, garantizan que las unidades desplazadas puedan ser autosuficientes. Y es que el abanico de tareas del grupo logístico es muy amplio: desde garantizar las transmisiones, hasta transportar suministros -alimentación, grupos electrógenos, cocinas, el terminal satélite…-, pasando por la recuperación de vehículos, son algunos de sus cometidos.

Una batería Mistral en el Col de Ladrones

Paralelamente, el Capitán Baixauli, jefe de la Batería Mistral del RACA 20, está al frente de un pelotón que ha desplegado en el Col de Ladrones un puesto de Batería Mistral (un vehículo ligero en cuya plataforma se dispone un artillero con un lanzamisiles). Sobre el terreno, se trabaja con unos entrenadores que simulan la secuencia completa del fuego, explica el capitán. Perfectamente camuflado, hay un radar Raven de gran potencia, capaz de detectar medios aéreos garantizando «una alerta temprana a 20 kilómetros a la redonda», que se complementa con otro en Rioseta. La disposición de esta tecnología permite interceptar cualquier tipo de amenaza en un amplio radio de acción.

Valle abajo, en Villanúa, el Capitán Jesús Val Burillo (Regimiento de Artillería nº 20 de la Birgada Aragón I) está al frente de la Tercera Batería de Artillería de Montaña. Su labor consiste en dar apoyo de fuego de artillería al Grupo Táctico Montejurra. Apoyan a las unidades de infantería ligera que llegan caminando desde el Valle de Tena. Sus Light Gun -cañones ligeros-, estratégicamente situados contra el enemigo, dejan «el campo despejado para que la infantería pueda avanzar y completar con éxito la misión». Val explica que «es la primera vez que nosotros salimos de nuestro cuartel para dar apoyo a tropas de montaña», integrándose en un ejercicio de este tipo, aunque habitualmente realizan el adiestramiento de forma autónoma. «Somos la única unidad de artillería de montaña de todo el Ejército de Tierra», recuerda el capitán.

En el Fuerte de La Sagüeta. (FOTO: Rebeca Ruiz)

Más arriba, en La Sagüeta, están los hombres del Capitán Francisco Javier Gomar, jefe de la Tercera Compañía del Batallón Montejurra del América 66. Bajo su mando, unos 30 efectivos vigilando la carretera, con dos piezas de mortero y dos puestos misil contracarro tipo Spike. Y ya en el Puente del Ruso, el capitán Alberto Vera (Regimiento de Cazadores América 66) dirige la instalación de un paso semipermanente, con cuerdas, para superar el río en una situación en la que la orografía montañosa se convierte en el peor enemigo. Es el punto de encuentro, de reunión de las tropas, donde se agrupa la infantería para pasar, todos a la vez, sobre las aguas heladas hasta la otra orilla del río.

El coronel Jorge Santamaría se muestra satisfecho con el resultado del ejercicio

Al mando del contingente integrado en el proyecto Alud verde, se encuentra el Coronel Jefe del Regimiento de Cazadores de Montaña América Nº 66, Jorge Santamaría: «El ejercicio era bastante ambicioso; se trataba de poner a prueba las capacidades de montaña del Ejército sobre el terreno del Pirineo y ver si eramos capaces de progresar de valle a valle por unas alturas considerables, llegando a veces hasta los 2.400 metros», explica.

Aunque Alud verde se ha visto condicionado los temporales de nieve y frío de la última semana, «el balance es muy positivo, dado que, a pesar de las condiciones, estas capacidades de montaña del Ejercito han demostrado que están preparadas para cumplir su misión, bien sea en un escenario de montaña, bien sea de clima frío, como pueden ser los países nórdicos».

El Coronel Jefe del Regimiento de Cazadores de Montaña América Nº 66, Jorge Santamaría, al mando del ejercicio Alud Verde. (FOTO: Rebeca Ruiz)

El coronel reconoce que se ha alcanzado un nivel óptimo de cohesión entre todos los participantes, sobre todo teniendo en cuenta que no se realizaba un ejercicio similar en el Pirineo desde 2007 (Valle de Benasque). Los cuatro núcleos protagonistas (Pamplona, Jaca, Zaragoza y Madrid), «bien cohesionados, han sido capaces de llevar a cabo la misión sin problemas», asegura Santamaría.

Repercusión en la población civil

Un despliegue de estas características repercute, inevitablemente, en la población civil. Tiene una parte positiva: por ejemplo, la economía local se beneficia de la presencia militar en lo que se refiere a los suministros -como es el caso del pan-, y también del tiempo de descanso del personal. Pero, a veces, aunque se trabaja para que no sea así, puede ocasionar alguna molestia a los habitantes de la zona.

Curiosamente, también supone una oportunidad para el personal civil para acercarse a los campamentos y para conocer el funcionamiento del Ejército. O incluso, para pedir información sobre el ingreso en las Fuerzas Armadas, como sucedía durante la elaboración de este reportaje.

El subteniente Antonio Tena informa sobre el Ejército a ciudadanos que se acercan a conocer el campamento. (FOTO: Rebeca Ruiz)

En este sentido, Santamaría confirma que se ha realizado un gran esfuerzo en dos direcciones. Por un lado, contactando previamente con los posibles afectados: autoridades, vecinos próximos a las zonas de actuación,… Por otro, una decidida apuesta en comunicación pública, a través de medios de comunicación y redes sociales, «de tal manera que la gente no se vea sorprendida con nuestra llegada».

Además, durante todo el ejercicio, se ha hecho un seguimiento continuo de las afecciones o incidencias que pudiera generar la presencia militar. Tras el ejercicio Alud verde, el Ejército quiere «mostrar su agradecimiento por el alto grado de colaboración mostrado por todas las autoridades autonómicas y locales, vecinos, agricultores, ganaderos y visitantes de las zonas donde se han desarrollado las actividades».

El capitán Chicharro, junto al teniente Aradas, en el punto asignado en el ejercicio Alud Verde. (FOTO: Rebeca Ruiz)

El cometido del Galicia 64 en el ejercicio Alud verde

El Capitán Jesús Chicharro es el jefe de la Compañía de Esquiadores del Regimiento Galicia 64. En las horas finales del ejercicio, su puesto está en Candanchú. La compañía de esquiadores está compuesta por cuatro unidades de maniobra (tres de ellas mandadas por los tenientes Aradas, Santos y De la Rosa y la cuarta, mandada por el sargento primero Manzanedo, que lleva los equipos de tiradores, explica Chicharro. Tres de las unidades han participado en el ejercicio Alud Verde.

Su función ha consistido en realizar patrullas de reconocimiento en montaña que tienen la capacidad de enlazar con el puesto de mando de retaguardia con medios hf, que hacen viable lograr y mantener el enlace a largas distancias. Se trata de tecnología muy específica. «Permiten el envío de datos, de tal manera que somos capaces de enviar imágenes del objetivos desde las zonas de patrulla y personal que tenemos desplegado muy a vanguardia al puesto de mando. Somos elementos de reconocimento en profundidad», explica Chicharro. Una labor que facilita en gran medida el trabajo del planeamiento para las unidades de maniobra que van a pisar el terreno, las compañías y los pelotones.

En este sentido, el capitán anuncia que la Compañía de Esquiadores del Galicia 64 se encuentra en proceso de metamorfosis: «Tenemos como objetivo doblar las capacidades que teníamos hasta hace unos meses. Teníamos dos patrullas y queríamos doblarlo, poder tener cuatro patrullas de renococimiento en montaña». Se trata de formar más personal especializado, para lo que están a la espera de recibir dos radios más. «Entonces tendremos la capacidad de poder desplegar cuatro patrullas en simultáneo, en vez de dos», un reto que Chicharro espera ver cumplido en Semana Santa de 2019. En ese momento, el Regimiento de Infantería Galicia 64 de Cazadores de Montaña liderará un ejercicio muy parecido a Alud Verde, y es la fecha límite para poder operar con cuatro patrullas a la vez. En este caso, el escenario previsto será en el macizo de Posest, en dirección al Valle de Bielsa.

Por Rebeca Ruiz

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Así se desarrollaba la recta final del ejercicio 'Alud verde' en el Valle del Aragón:…

Posted by Jacetania Express on Friday, November 23, 2018

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