‘El Scriptorium Medieval’, de San Millán de la Cogolla al Centro de Adultos Jacetania

Los alumnos del Centro Público de Educación de Personas Adultas (CPEPA) Jacetania realizaron la pasada semana un taller de escritura medieval. Bajo el nombre de El Scriptorium Medieval, fue impartido por Adolfo Faces, del programa de educación patrimonial de la Fundación San Millán de la Cogolla.

'El Scriptorium Medieval', de San Millán de la Cogolla al Centro de Adultos Jacetania.
‘El Scriptorium Medieval’, de San Millán de la Cogolla al Centro de Adultos Jacetania.

El término scriptorium, literalmente un lugar para escribir, se usa habitualmente para referirse a la habitación de los monasterios de la Europa medieval dedicada a la copia de manuscritos por los escribas monásticos.

En el Monasterio de Suso hubo uno muy importante, donde los monjes copiaban libros, dando rienda suelta a su imaginación en la creación de letras fantásticas. Tal y como recuerda el centro, para escribir y dibujar utilizaban materiales naturales que les proporcionaban los bosques el entorno.

'El Scriptorium Medieval', de San Millán de la Cogolla al Centro de Adultos Jacetania

'El Scriptorium Medieval', de San Millán de la Cogolla al Centro de Adultos Jacetania

'El Scriptorium Medieval', de San Millán de la Cogolla al Centro de Adultos Jacetania

'El Scriptorium Medieval', de San Millán de la Cogolla al Centro de Adultos Jacetania

El Scriptorium Medieval

«Nuestro alumnado ha experimentado dichas técnicas y con esos materiales para diseñar letras capitulares tal y como se hacía en los códices medievales, dejando volar la imaginación y dejando salir el pequeño artista que todos llevamos dentro, realizando verdaderas obras de arte. A esta parte, eminentemente práctica, le ha precedido una breve explicación sobre los orígenes de la escritura, los materiales utilizados y las diferentes técnicas utilizadas por los monjes de los monasterios medievales», señalan sus responsables.

Desde el centro se concluye que ha sido una «actividad muy interesante y gratificante, ya que cada participante ha podido crear una letra capitular y decorarla a su antojo bajo la supervisión del artista Adolfo Falces».

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