El Payaso Marcelino cumple 150 años

El Payaso Marcelino cumple 150 años. Tal día como hoy de 1873 nacía, en la calle Castellar de Jaca, un humilde niño que se convertiría en el mejor payaso del mundo. Marcelino Orbés dio la vuelta al mundo y su nombre llegó a todos los rincones del planeta, triunfando como una estrella del circo, el espectáculo más popular en aquella época, finales del siglo XIX y las dos primeras décadas del siglo XX.

El Payaso Marcelino cumple 150 años. Un autómata recordando a Marcelino estuvo en el hall del Ayuntamiento de Jaca.
El Payaso Marcelino cumple 150 años. Un autómata recordando a Marcelino estuvo en el hall del Ayuntamiento de Jaca.

Isidro Marcelino Orbés Casanova pasó su infancia y parte de la juventud en Jaca. Posteriormente, siguió a sus padres por los caminos del trabajo precario para poder sobrevivir. En alguna de esas paradas en ruta descubrió toda la magia que cobija una carpa de circo y quedó deslumbrado.

Marcelino, aquel pequeño niño jaqués, empezó a colocar las sillas del circo y terminó convirtiéndose en la estrella del espectáculo

Desde entonces, atraído por el espíritu artístico del “más difícil todavía”, todo su interés como persona radicaba en acercarse a la pista redonda, participar en el mundo del circo y formar parte de ese misterio que lo rodea. Así, Marcelino Orbés unió su vida al circo para siempre y logró convertirse en “el mejor” en su profesión, con reconocimiento universal, aunque esa apasionada vocación le llevó, asimismo, a un trágico final.

Aragón y Jaca comenzaron a descubrir la figura del Payaso Marcelino gracias a la investigación y publicación sobre su existencia del periodista Mariano García.

La figura de Orbés comenzó a conocerse y a rendírsele tributo desde hace menos de veinte años. Jaca ha dedicado su nombre a un parque, entre otras actuaciones, se han hecho varias películas sobre su vida y se han escrito varios libros, una ópera y muchos artículos de prensa. El payaso Marcelino nació al mundo de la cultura por una autobiografía de Chaplin publicada en 1993, cuando se cumplían 66 años de la muerte de este jaqués universal.

Una autobiografía de Chaplin descubrió la figura del payaso Marcelino al mundo de la cultura, 66 años después de su muerte

Marcelino Orbés, el payaso de Jaca, supo captar pronto el registro especial de la interpretación circense y logró rápidamente, en cuanto empezó a actuar por los circos ambulantes españoles, la empatía con el público. Después de varios años de aprendizaje, comenzó una meteórica carrera por Europa y América, siendo presentado en el cartel anunciador como “El mejor payaso del mundo”.

Marcelino Orbés, el jaqués más universal que ha dado la capital del Pirineo aragonés, y que hoy cumpliría 150 años, utilizaba el seudónimo profesional de Marceline. El payaso Marcelino acabó viviendo olvidado y arruinado en Nueva York, donde se quitó la vida el 5 de noviembre de 1927.

The New York Times y The Whashington Post publicaron la noticia del fallecimiento de Marcelino Orbés en sus portadas

La noticia de su fallecimiento se publicó en la portada de los periódicos más importantes de entonces como The New York Times y The Washington Post.  Marcelino Orbés, el jaqués universal, tras su muerte, pasó a la historia como “el mejor payaso del mundo” y el principal inspirador de Charles Chaplin, Charlot. Fue al mencionarlo este último en una de sus autobiografías cuando se inició la recuperación de la figura del Payaso Marcelino, un artista de talla mundial nacido en Jaca el 15 de mayo de 1873.

Hijo de Juana Casanova, de Bailo, y de Manuel Orbés, un modesto peón caminero casi analfabeto de Zaragoza. La familia emigró a Barcelona y, desde niño, Marcelino se incorporó a la troupe circense Los Martini, con quienes trabajó inicialmente colocando las sillas para el espectáculo. Luego se convirtió en acróbata y, más tarde, en payaso acrobático. Durante esta etapa de su vida, trabajó en el Circo Alegría de Barcelona y en el Circo Price de Madrid.

El artista jaqués recorrió los principales circos de Europa durante los últimos años del siglo XIX

Posteriormente, recorrió las pistas europeas y trabajó en el papel de Augusto, en Francia con el Circo Lockhart, en Holanda con el Circo Carré, y a finales del siglo XIX en Inglaterra con el Circo Hengler, triunfando en Glasgow y Liverpool, lo que le sirvió para dar el salto a Londres, una de las principales capitales del mundo en aquella época.

En 1900, fue contratado por el recién inaugurado Circo Hippodrome de Londres, donde trabajó durante cinco años, hasta 1905. Allí se presentó, junto a los hermanos Fratellini y a Charles Chaplin (Charlot), con la obra La Cenicienta. 

En 1904 actuó junto a Houdini, y ese mismo año se conoció en los medios británicos la historia sobre una princesa india que se enamoró de Orbés. Iba a verle a todos sus espectáculos y le enviaba joyas como regalo en un intento de seducción. Los años de Londres consagraron a Marcelino como una estrella del espectáculo en Europa, lo que llevó al artista jaqués a saltar el charco.

Marcelino, tras triunfar en Londres, se convirtió en uno de los protagonistas de la vida cultural de Nueva York

Marcelino debutó en América en marzo de 1905, cuando se inauguró el Hippodrome de Nueva York, ubicado en Broadway, el circo más grande del mundo que constaba de cinco mil butacas. Allí se convirtió en la actuación estelar. 

Varios críticos de la época coincidían en escribir que el atractivo de Marcelino era su actitud desconcertada, su imagen de hombre bueno, sencillo y despistado, cuyo fuerte era fingir torpeza en el escenario, donde recogía algo cuidadosamente y luego buscaba otra cosa o ayudaba a alguien, soltando lo que ya tenía en la mano.  

En el proceso se enredaba o tropezaba y arruinaba toda la escena. Sus entrañables actuaciones hacían sentir al público, no solo reír.Sus interpretaciones representaban un claro antecedente de las recreadas años más tarde, en las primeras películas de cine mudo, por el célebre cómico Charlot.

The New York Times lo llamó, durante más de dies años, «el hombre más divertido de la tierra»

Su éxito y fama fue tal que los espectadores generalizaron el nombre del espectáculo del Hipoddrome de Nueva York, como el espectáculo de Marceline. Algunas familias de la alta sociedad norteamericana, como los Rockefeller, alquilaban palcos por temporadas para verle.

Además, creó una escuela de circo por correspondencia, a la que se apuntaron miles de personas. Era muy popular. También se vendieron juguetes con su nombre e inspiró una tira cómica en la Prensa.

Hasta 1910, Marceline fue la atracción principal del Hippodrome y durante nueve temporadas seguidas The New York Times lo calificó como «el hombre más divertido de la tierra”.

Marcelino Orbés, el jaqués universal nacido en la Calle Castellar, falleció en Nueva York a los 54 años

Mantuvo su nacionalidad española hasta 1922, cuando le concedieron la estadounidense. Orbés se casó dos veces, la primera en Manchester, con Louisa Johnson; y la segunda en Nueva York, con Ada Holt, una de las bailarinas del Hippodrome, de la que se separó en 1925, según recogen varias publicaciones sobre la vida y la obra de este jaqués universal.

Sólo con 54 años, arruinado, solo y sin trabajo, Orbés se suicida el 5 de noviembre de 1927, en el Hotel Mansfield –hoy llamado Amsterdam Court– de Nueva York. Para ello usa una pistola que compró tras vender lo último de valor que le quedaba, el alfiler con diamantes de su corbata.

 La policía encontró el cadáver sobre algunos recortes de prensa de sus triunfos, así como de multitud de fotografías tomadas a lo largo de su carrera. Fue enterrado en el Cementerio de Artistas de Kensico, gracias a que la Asociación Nacional del Vaudeville se hizo cargo de los gastos.

Por Carlos del Pueyo

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