Continúa el conflicto entre vehículos de reparto y peatones en el centro de Jaca

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La calle Zocotín, a las once de la mañana.

por Rebeca Ruiz

Las directrices del Plan de Movilidad no han solucionado, por ahora, las dificultades que se generan a primera hora de la mañana en las calles del centro de Jaca, principalmente en el horario de reparto y desde que abren los comercios y los establecimientos de hostelería hasta las once de la mañana, donde continúan provocándose, a diario, escenas que ponen en entredicho la seguridad de los peatones e, incluso, se generan momentos de peligro para la integridad de los propios vehículos.
La convivencia entre los usuarios de las zonas peatonales y los vehículos de reparto, que ya generaba protestas este verano, cuando la ciudad se encontraba en plena efervescencia turística, tiene aún pendiente mucho camino por recorrer en Jaca. El retraso en la aplicación del Plan de Movilidad Urbana Sostenible, que abordaba, precisamente, esta cuestión, está complicando la situación actual, en la que siguen produciéndose problemas con el tránsito de furgonetas y camiones por el casco histórico, cuyas vías, lógicamente, no están preparadas para soportar el paso de tráfico pesado, y mucho menos si su volumen va aumentando.
El Plan de Movilidad incluye 70 actuaciones (pertenecientes a 50 medidas) con diferentes costes y plazos de ejecución, entre las que se encuentra la reorganización y un mayor control del tráfico de vehículos pesados para la carga y descarga, según se anunciaba en su presentación. En resumen, el plan actuará sobre la movilidad peatonal y la bicicleta, sobre la circulación y la pacificación del tráfico, sobre los aparcamientos, la accesibilidad o la seguridad; sobre el reparto de mercancías, el trasporte público, la sostenibilidad, las ordenanzas municipales involucradas y otros aspectos transversales. Con el lema “convivencia y respeto”, este proyecto “persigue una ciudad más cómoda, agradable, accesible, saludable, atractiva y comprometida con su medio ambiente, y todos estos aspectos tratados debidamente por ciudadanos, empresarios y administraciones mejoran la calidad de vida y suelen atraer turismo de calidad, generar riqueza y generar puestos de trabajo, pero sólo será así si lo hacemos entre todos”, explicaba en su momento el concejal de Movilidad, Enrique Muñoz.
En el caso de las zonas peatonalizadas, la aplicación del plan supone un verdadero reto para el Ayuntamiento, con situaciones en las que el peatón se ve obligado a andar entre camiones y furgonetas, teniendo que pararse y apartarse a su paso por las estrechas calles del casco urbano de Jaca para evitar ser arrollado como consecuencia de las peligrosas maniobras de los vehículos que circulan por la Mayor y adyacentes para cumplir sus obligaciones de reparto, suministro, distribución y demás tareas comerciales. Ese reto pasa ahora por promover la convivencia entre las necesidades comerciales, el uso turístico y la calidad de vida de los ciudadanos, que es ahora el objetivo, nada fácil, que se plantea al Ayuntamiento jaqués.
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Durante el verano, se establecieron tres nuevos aparcamientos públicos y gratuitos, medida que mejoró en buena parte el tráfico de esas fechas punta del turismo de agosto y que, al haber resultado muy eficaz, se ha ampliado y ha sido muy celebrada entre los ciudadanos, lo que no se puede decir de otra medida anunciada, una de las pocas concretadas hasta ahora, como es la adquisición de tres bicicletas eléctricas por 7.000 euros para el uso de Policía Local y empleados municipales cuyos beneficios para la movilidad no termina de entenderse. Las razones de utilizar bicicletas para la policía local parece ser que responde a los resultados altamente positivos que han conseguido las policías de otras ciudades en otros lugares, habiendo mejorado sustancialmente la eficacia policial al poder llegar, con la ayuda de las bicicletas, a rincones urbanos que de otro modo son inaccesibles, lo que facilita que la policía eleve su eficiencia contra los delitos callejeros y urbanos, además de optimizar también las condiciones de vigilancia que hacen mejorar, a su vez, la seguridad ciudadana.
El Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de la ciudad debería haberse implantado, al menos en lo que se refiere a un elevado porcentaje de las medidas que plantea, antes de junio de 2017, pero está sufriendo algunos retrasos en su aplicación, como en el hecho de convertir Jaca en una ciudad 30 (es decir, donde la velocidad máxima permitida fuera de 30 kilómetros por hora) o la regulación y el citado control de los horarios de carga y descarga. Este es, precisamente, uno de los puntos más controvertidos, pues el Ayuntamiento deberá enfrentarse al reto de organizar el tráfico en el centro de la ciudad compaginándolo con el uso peatonal del casco histórico. Algo que, hasta el momento, supone una verdadera dificultad, principalmente a primera hora de la mañana, cuando se dan situaciones incómodas e, incluso, peligrosas, con la convivencia entre peatones y vehículos de grandes dimensiones que invaden las estrechas calles del centro.