Carteros rurales en Jacetania y Alto Gállego: cuando además de cartas se lleva vida a los pueblos

Carteros rurales en Jacetania y Alto Gállego: cuando además de cartas, se lleva vida a los pueblos
Carteros rurales en Jacetania y Alto Gállego: cuando además de cartas, se lleva vida a los pueblos. Marcos Salinas, cartero rural, y Manuel Giménez, Jefe de Sector Distribución de Huesca de Correos y anteriormente cartero rural.

Cada mañana, Marcos saca la mejor de sus sonrisas para recorrer desde Biescas el Valle de Tena, al tiempo que Lorena hace lo propio, desde Jaca, en el Valle del Aragón. Tienen una jornada por delante en la que llegarán, en ocasiones, allí donde no llega nadie. En la que seguirán leyendo una carta a alguna persona mayor que ha despistado las gafas de cerca y donde el vecino que les da los buenos días cada mañana se preocupa porque llegan un poco más tarde de lo habitual, no les haya pasado algo. Donde, en los pueblos en fiestas, les invitan como si fueran uno más; y donde siempre se encuentran un café caliente cuando llega el invierno. Ellos son carteros rurales. Y en el Día Mundial del Correo, en el contexto de un mundo cada vez más globalizado, su labor resulta fundamental en comarcas como La Jacetania y el Alto Gállego. Y es que, gracias a la evolución que ha experimentado Correos en los últimos años, además de cartas, paquetes y su sonrisa, Marcos y Lorena llevan vida a nuestros pueblos.

Cada 9 de octubre se celebra, desde hace más de medio siglo, el Día Mundial del Correo. Una jornada en la que cobra más sentido que nunca la figura del cartero rural. En la zona de Huesca, hay actualmente 96 carteros rurales. De ellos, cinco están en Jaca; tres, en Hecho; tres, en Biescas; y dos, en Sabiñánigo.

Manuel Giménez: «Lo más difícil es cuando fallece algún vecino de los pueblos donde repartes, porque les coges mucho cariño y lo sientes como si fuera un amigo»

Manuel Giménez, Jefe de Sector Distribución de Huesca de Correos, sabe muy bien qué es un cartero rural. Él también lo fue y durante 16 años recorrió toda La Jacetania. «Desde Ansó hasta Espuéndolas y desde Anzánigo hasta Candanchú lo he repartido todo», asegura, mientras recuerda de esa etapa «la cercanía de los pueblos pequeños» y todo lo que día a día llegó a compartir con sus vecinos, para los que el cartero, en muchos casos, «llega a ser hasta su confidente y su amigo». «Mientras el cartero de ciudad reparte por dirección, el cartero rural lo hace por nombre y por casa», explica. Es la mejor definición que se puede dar de esta figura entrañable que en muchos casos y sin temor a exagerar, hace posible que se pueda vivir en los pueblos.

«La gente de ciudad se sorprende de lo que puede hacer a través de Correos cuando llega a los pueblos: desde pedir un distintivo, hasta pagar un impuesto, mandar un paquete, o gestionar el voto por correo. O hacer duplicados del permiso de circulación desde la PDA del cartero. Incluso llevamos dinero hasta la puerta de casa al que lo necesita», explica Giménez.

La llegada de nuevas tecnologías ha acelerado la transformación y diversificación de Correos. Los servicios que ahora mismo presta el cartero rural son innumerables, llevando la oficina hasta la puerta del cliente, ayudando a vertebrar el territorio, ahorrando desplazamientos innecesarios, mejorando la calidad de vida del entorno rural e impulsando su desarrollo económico.

Ser cartero, un oficio muy vocacional

En el caso de Manuel, su oficio es muy vocacional. «Mi padre trabajó en Correos y mi tío era cartero rural. Viví 15 años en una oficina auxiliar en Santa Cilia, donde daba igual que fueran las nueve de la noche que las tres de la tarde; allí se atendía a todos los que acudían para enviar algo», recuerda, con cariño y cierta nostalgia.

«Desde pequeño, sabía que iba a acabar en Correos, porque era amor por la empresa», confiesa. Así es que tras pasar por la Universidad volvió porque tenía claro que lo que quería era ser cartero.

«Me ha ocurrido de todo -continúa-. Desde pinchar una rueda y encontrarme a algún vecino que me quería prestar su coche hasta que te inviten a desayunar. O antes, te daban aguinaldo… Los momentos más difíciles es cuando fallece alguien, ya que les coges mucho cariño y lo sientes como si fuera un amigo».

Tampoco ha podido a escapar a un clásico: «En estos pueblos no suele haber buzones. Llamas, abres la puerta y si está el perro suelto…» Ya se sabe cómo termina la historia.

Marcos Salinas: «Noto el calor de la gente en los pueblos»

Marcos Salinas es de Jaca y su abuelo fue el cartero de Somanés. Él lleva en Correos desde 2019. Trabajaba en una empresa de electricidad cuando decidió presentarse a las oposiciones para asegurarse estabilidad laboral. Logró aprobar. No obtuvo plaza, pero sí que pudo entrar en la bolsa de trabajo. Apostó por Correos cuando le ofrecieron un contrato temporal y descubrió que eso era lo que quería hacer. Así que se preparó y un año más tarde se estaba incorporando a la empresa.

Carteros rurales en Jacetania y Alto Gállego: cuando además de cartas, se lleva vida a los pueblos
Marcos Salinas sale cada mañana de la oficina de Correos de Biescas para recorrer el Valle de Tena.

El cartero está en Biescas desde el pasado mes de marzo. Allí comienza su jornada laboral a las ocho de la mañana. «He sacado más de una vez a la gente de la cama porque he ido con el paquete un poco pronto -reconoce-. Llevo 15 pueblos, y por el que empiezo, si ese día tiene paquete, pues he despertado a alguno».

Marcos cubre una ruta de 120 kilómetros (recorre de media unos 110 kilómetros al día). La mayoría de sus pueblos son muy pequeños, y con vecinos de edad avanzada. Lleva en su furgoneta unos 20 paquetes que va repartiendo en sus paradas.

El trabajo de los carteros rurales se complica en verano

El invierno suele ser tranquilo, pero cuando llega agosto todo cambia. Cuando el medio rural se llena, se multiplica el trabajo. «Lo bueno -prosigue- es que ya me he hecho con la gente… Ya nos conocemos, así que les llamo, o les dejo los paquetes en casa de un vecino si no van a estar, o quedas con ellos…» Y es que el cartero rural es uno más en los pueblos del Pirineo. Cuanto más pequeños, con más cariño se le recibe. «Me han invitado a café, a almorzar,… y a las fiestas de mis pueblos, a casi todas», asegura.

«Noto ese calor de la gente cuando dice ‘¡Ya está aquí el cartero!’. Además, es que yo llevo la oficina conmigo. Si tienen un paquete yo se lo admito, lo recojo; o les doy otros servicios, como por ejemplo, les llevo lotería de Cruz Roja», explica.

Lorena Varela: «lo peor es la nieve y la carretera, pero la gente es muy agradecida con los carteros rurales»

Lorena Varela también es de Jaca, aprobó las oposiciones y, tras un año y medio en Monzón, volvió a casa. Asegura que le encanta ser cartera rural. «Me gusta ir de un lado para otro, el trato con la gente,… es un trabajo que te permite la libertad de disfrutar de estos paisajes y de no estar encerrada en una oficina», señala.

Lorena reparte en Villanúa, Canfranc Pueblo, Canfranc Estación, Astún y Candanchú. Aunque le gusta la carretera, la peor parte de su trabajo llega en invierno. La nieve lo complica todo -asegura la cartera-, «cuesta más llegar, pero se llega». En cuanto a los destinatarios del servicio, «hay de todo, pero normalmente la gente en el valle es muy agradable».

Carteros rurales en Jacetania y Alto Gállego: cuando además de cartas, se lleva vida a los pueblos
Lorena Varela comienza su jornada laboral en Jaca y recorre cada día el Valle del Aragón.

6.011 carteros y carteras rurales

Al igual que le sucede a Marcos, «en verano y en Navidades es más complicado, porque se multiplica la población con el turismo». Sin embargo, el resto del año, la complicidad de la cartera con los habitantes de sus pueblos facilita mucho el trabajo, ya que el trato es muy personalizado porque «conoces a todo el mundo; sabes dónde trabajan, dónde van a tomar café, que horarios tienen en el colegio,…», explica Lorena.

La plantilla de reparto rural de Correos está formada por 6.011 carteros y carteras rurales a los que se ha dotado con nuevos dispositivos portátiles (PDAs) con nuevas funcionalidades, gracias a las cuales pueden ofrecer a domicilio muchos de estos servicios que hasta ahora solo se prestaban en las oficinas de Correos. La mejora tecnológica en los terminales portátiles para el reparto rural, con la opción de pagar con tarjeta desde el propio dispositivo y la posibilidad de operar como una extensión de una oficina postal, ha habilitado a este colectivo y ha aumentado su capacidad de ofrecer productos y servicios a los habitantes de cualquier pueblo, por apartado que esté o pequeño que sea.

Los carteros rurales y su significado para los pueblos

Lleva algo más de un año en su destino y tampoco le faltan anécdotas. Por ejemplo, «este invierno -relata- me quedé atascada con la nieve en Astún; tuve que pedir ayuda a dos chicos que pasaban para que me sacaran y entre los tres lo conseguimos sacar a la media hora». Es sin duda, lo más duro. Pero se compensa con el hecho de que «la gente es muy agradecida».

La cartera es consciente de que puede solucionar los problemas de las personas mayores que viven en los pueblos, y echa una mano en lo que puede. Pero, de la misma manera, «son ellas las que te pueden ayudar a ti; y cuando tienes alguna duda, incluso te acompañan».

Y es precisamente en el contexto de esa interrelación personal que tanto se echa de menos en la sociedad actual donde se desarrolla el día a día de los carteros rurales de La Jacetania y el Alto Gállego. Esos que además de cartas, paquetes y su sonrisa, llevan vida a nuestros pueblos.

Día Mundial del Correo

«El Día Mundial del Correo se celebra cada año el 9 de octubre, coincidiendo con el aniversario del establecimiento de la Unión Postal Universal en 1874 en la capital de Suiza, Berna. Fue declarado Día Mundial del Correo por el Congreso de la UPU (Unión Postal Universal) celebrado en Tokio, Japón en 1969.

El propósito de este Día Mundial es concienciar sobre el papel del sector postal en la vida cotidiana y su contribución al desarrollo social y económico de los países. Cada año, más de 150 países celebran este día de diversas formas.

Este 2022 Correos ha querido celebrar el día mundial del Correo emitiendo un sello a una nueva variedad de rosa: rosa cartero. Esta rosa quiere homenajear a todos los carteros y carteras que, sobre todo, en estos años de pandemia han contribuido a nuestra sociedad manteniendo la red de comunicaciones para que todos siguiéramos conectados, recibiéramos paquetes, cartas,…. sobre todo, siendo un agente dinamizador de las zonas rurales».

Correos. Día Mundial del Correo 2022

Por Rebeca Ruiz

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