Carlitos descubre los fosos de la Ciudadela de Jaca de la mano de su madre Tilda

Se llama Carlitos y apenas tiene 24 horas de vida. Juguetón, curioso y templado. Así es el último cervatillo nacido en la Ciudadela de Jaca… por el momento. Ha sido el primero de la temporada -se esperan, al menos, cuatro más- y se ha convertido en el protagonista indiscutible de la actualidad jacetana. Estas son las primeras imágenes que deja Carlitos mientras descubre cada rincón de los fosos del Castillo de San Pedro ante la atenta mirada de su madre, Tilda.

Carlitos descubre los fosos de la Ciudadela de Jaca de la mano de su madre Tilda.
Carlitos descubre los fosos de la Ciudadela de Jaca de la mano de su madre Tilda.

Carlitos nació ayer en la Ciudadela de Jaca

Carlitos nació ayer en la Ciudadela de Jaca. Debe su nombre al tenista Carlos Alcaraz, en homenaje al deportista español. Es el primer cervatillo de la temporada y su llegada fue, sin duda, la noticia del día en la ciudad. Se trata de un ejemplar de ciervo ibérico, de entre cuatro y cuatro kilos y medio de peso y de unos 45 centímetros de estatura.

El pequeñín, que descubría cada rincón de la mano de su madre, es hijo de Tilda. Ella es una hembra de siete años que nació el mismo año en que empezó su andadura Ecociudadela. Tilda pertenece a la misma camada de Ciudadela, Oroel y Peter, los primeros ciervos que entraron en el programa de educación ambiental de la Ciudadela de Jaca, recuerda Roberto Banzo, responsable de Asceal y de los ciervos del Castillo de San Pedro.

El nacimiento de Carlitos era un evento muy esperado tanto en la Ciudadela de Jaca como en la ciudad

El nacimiento de Carlitos era un evento muy esperado tanto en la Ciudadela de Jaca como en la ciudad. En los últimos siete años, el cambio climático ha hecho que se retrasen algunas semanas los alumbramientos. No sucede sólo en el caso de los ciervos de la Ciudadela; ocurre lo mismo en los animales que viven en el monte.

Las primeras horas de Carlitos son toda una lección de vida. «Nada más nacer, la madre le lame todo el cuerpo con una doble función: retirar cualquier resto de sangre que pueda atraer a depredadores y estimular la circulación sanguínea» con el contacto con la piel del pequeño, explica Banzo. Enseguida le da de mamar. Así lo hizo Tila con Carlitos. El cervatillo ya era capaz de ponerse en pie a los diez minutos de nacer. A la media hora, ya caminaba. Y a las dos horas, ya se le podía ver corretear por los fosos de la Ciudadela.

Ágil, rápido y despierto, Carlitos exploraba el recinto, siempre arropado por su madre

Ágil, rápido y despierto, esta mañana exploraba el recinto, siempre arropado por su madre. Su cuidador explica que es habitual que cuando la progenitora detecta que alguien se acerca, lo deje escondido; camuflado junto a la piedra y entre la vegetación.

Allí, pegado al muro y casi inmóvil, las pintas blancas tan características en su pelaje ayudan a la cría a mimetizarse con el entorno-. Tilda se aleja entonces de Carlitos para comenzar un curioso baile que no tiene otro objetivo que distraer a los que ella identifica como depredadores. En el caso de los humanos, la disposición de los ojos -de frente y pegados a la nariz- despierta en la ella todas las alertas. Y su instinto le lleva a intentar alejar lo más posible a los intrusos del ciervo recién nacido.

En las próximas horas, se espera, al menos el nacimiento de cuatro ciervos más. Pero podían ser hasta ocho, ya que hasta los últimos días de gestación una hembra preñada puede pasar desapercibida.

Hasta que lleguen los demás, Carlitos seguirá siendo el centro de atención entre los ciervos de la Ciudadela. Para el serán todos los mimos y todas las atenciones. Eso sí, dentro de un riguroso programa de enriquecimiento ambiental que complementa el proyecto Ecociudadela. Mientras tanto, seguirá explorando los fosos, jugueteando y correteando ante la mirada de los curiosos que se acerquen a conocerlo desde los glacis, siempre de la mano de Tilda.

Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)

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