«La montaña es mi vida», asegura, sin titubear, el coronel Alberto Ayora, presidente de la Federación Española de Deporte de Montaña y Escalada. Ayora ha estado al frente de la expedición del Grupo Militar de Alta Montaña de la EMMOE de Jaca que el pasado mes de julio hacía cumbre en una cima virgen de 5.019 metros en el Karakórum pakistaní. Un episodio más en la extensísima trayectoria de un hombre con una inalterable vocación de servicio y cuya pasión por la montaña y la naturaleza surgió cuando apenas era un niño, y que guarda en su mochila experiencias inolvidables. Pero también recuerdos muy duros.

«Los humanos nos movemos por pasiones; y mi pasión es la montaña»
- Jacetania Express: ¿Qué le empuja a alguien a irse de expedición a las montañas más altas del planeta?
Alberto Ayora: Toda mi vida está ligada a la montaña. Y somos humanos. Los humanos nos movemos por pasiones, y mi pasión es la montaña. Desde que tengo uso de razón he crecido en la montaña y genéticamente me encantan los retos del medio natural (soy más feliz allí, solo, que en esta calle o que en un camping rodeado de gente). Cuando hay posibilidad de hacer cosas diferentes, bonitas,… como las últimas expediciones cívico-militares del Grupo Militar de Alta Montaña, eso te hace crecer y te aporta mucho, porque además disfrutas. Explorar la naturaleza es explorarte a ti mismo. Y después está la vocación de servicio. Yo no sería presidente de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada si no fuera por vocación de servicio. La montaña es mi vida.
La última expedición de Alberto Ayora
- JE: Hace apenas tres semanas se encontraba en el Karakórum Pakistaní, al frente de la última expedición del Grupo Militar de Alta Montaña ¿Cómo ha sido la experiencia?
AA: Con el paso del tiempo ves con una mejor perspectiva cómo ha sido la expedición. Ha sido una experiencia muy bonita, muy humana y muy enriquecedora. Cuando tienes la posibilidad de presentar a nuevos miembros del GMAM un escenario con una grandeza como el Karakórum, en un sitio casi virgen, que les hace ver las montañas de una forma absolutamente diferente,… y además puedes hacerlo con profesionales como Sebastián Álvaro, con una trayectoria impresionante… hace una expedición de sustancia. En lugares como estos vives de otra forma la montaña. Y la experiencia no tiene nada que ver con lo que te puedes encontrar cuando te metes en lugares más comercializados, como en un Everest, o en un K2 o en sitios masificados.
- JE: Una expedición donde se han cumplido los objetivos con creces…
AA: Así es. Esta expedición tenía varios objetivos: uno de ellos, el principal, era que los nuevos miembros del Grupo Militar de Alta Montaña, que son muy jóvenes, pudieran vivir la experiencia. Jorge Palop y yo nos hemos volcado con ellos para darles el relevo y ha salido todo muy bien. Además, creo que la expedición ha llegado muy bien a la opinión pública, aún no siendo de las de mayor dificultad técnica. Y ese es otro de los grandes objetivos del GMAM: difundir y ser una herramienta de prestigio para el Ministerio de Defensa y contribuir a crear cultura de Defensa.
- JE: Con todo, el factor riesgo siempre está presente en una expedición como ésta. Entiendo que la seguridad en montaña es una prioridad, por importante que sea el objetivo.
AA: No es necesario meterse en una travesía infernal ni jugarse la vida para cumplir los objetivos. Y de ahí la importancia de tener siempre planes alternativos, porque la seguridad siempre tiene que ser una prioridad.
En nuestro caso, el objetivo técnico era dar respuesta a una necesidad que nos planteó el año pasado el director del Parque Nacional de Karakórum Central. Allí tienen una cartografía, con unas rutas inéditas conocidas como Discovery Treks –trekking de descubrimiento-. Pretendían unir dos valles importantes, como son el de Hushe y el de Thalley, a través de un collado por el que nadie había pasado antes. Y nuestra misión era saber si era posible. Cuando llegamos, vimos que era totalmente inviable y que los glaciares eran inaccesibles. Pero con la aclimatación y las condiciones meteorológicas que teníamos nos quedaba la posibilidad de un cincomil que, además, nos serviría para confirmar, desde arriba, nuestras conclusiones.



El Grupo Militar de Alta Montaña y la Ruta de los Españoles
- JE: Y de ahí salió la que ya se conoce como la Ruta de los Españoles, que a partir de ahora conducirá hasta el Pico Hanif… ¿El Grupo Militar de Alta Montaña mantiene su intención de homenajear al comandante Fernando Yarto, como se manifestó en su momento?
AA: La denominación surgió de una forma muy natural, porque en esta expedición hemos hablado mucho y compartíamos todo. Hanif lo propuso y nos pareció muy bien, porque tenemos una relación muy estrecha con su familia y su padre fue un referente. Pico Hanif y la Ruta de los Españoles era perfecto. El homenaje a Fernando Yarto se mantiene y sigue ahí, pero no era uno de los objetivos de esta expedición. Subir a este cincomil era secundario, porque el desafío principal era saber si podíamos o no pasar por la ruta prevista. En ningún momento nos planteamos en esta expedición hacer el homenaje, pero sí que hay posibilidades -a corto plazo- de hacer algo bonito en recuerdo de Yarto. Posiblemente, este año.
Seis miembros del GMAM y un equipo del explorador Sebastián Álvaro alcanzaban el pasado 17 de julio una cima virgen de 5.010 metros en el Karakórum pakistaní que han bautizado con el nombre de Hanif, en honor al guía local Mohammad Hanif -hijo del legendario alpinista pakistaní Abdul Little Karim, ya fallecido- que les ha acompañado en la exploración y la ascensión. Al mando del coronel Alberto Ayora, el equipo que lograba hacer cumbre estaba formado por el teniente coronel médico Jorge Palop (Grusan II/1 -Grupo de Sanidad II de la Agrupación de Sanidad 1-), el teniente enfermero Enrique del Real (EMMOE), el sargento Salvador Geli y los soldados Marcos Ávila y Jorge A. Bravo, los tres últimos del Regimiento de Cazadores de Montaña Galicia 64, de Jaca.
Los próximos desafíos del Grupo Militar de Alta Montaña
- JE: ¿Cuál es el próximo paso que dará el Grupo Militar de Alta Montaña?
AA: Tenemos una propuesta para retomar una posible colaboración con el Ejército de Chile en el primer trimestre de 2025 que en estos momentos se está valorando. En los últimos años estamos trabajando para reinventar el GMAM. En 2018, cuando murió Fernando Yarto, a quien yo había dado el relevo, una serie de circunstancias llevaron a la paralización del grupo. Fueron momentos complicados y gracias a que el subteniente Adriano Martín Cófreces se hizo cargo del grupo fue posible su continuidad. No había recursos, pero había que mantener la llama viva. ¿Cómo? Con un plan a tres años, tomando como modelo el que se había implantado en la FEDME, partiendo de la tecnificación de una base de jóvenes. Ese plan lo lideró el subteniente Martín Cófreces. Y de ese programa proceden los tres militares de la Compañía de Esquiadores del Galicia que han venido a la expedición del Karakórum.
Creo que es el camino y que el coronel Mariano Alonso, director de la EMMOE, lo está haciendo muy bien. Espero que este otoño podamos hacer una concentración en el Pirineo que sirva de encuentro de todos los que estamos implicados en el Grupo Militar de Alta Montaña, de convivencia, de conocimiento mutuo. En estos momentos, ya somos unos 15 especialistas. Al menos, ya tenemos una base.
El coronel Alberto Ayora -presidente desde 2021 de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada– participó en su primera expedición a un ochomil en 1996, precisamente con el recién creado GMAM y con el programa de televisión Al filo de lo imposible. Fue al Gasherbrum I. Tras varias expediciones con la ONCE, llegarían Pamir (2003), Manaslu (2004), Makalu -pilar oeste- (2005), G-II (2006), Patagonia y Groenlandia (2007), Cho Oyu (2009) o Ojos del Salado, también en Chile, en 2014. En 2023, en la nueva etapa del Grupo Militar de Alta Montaña, Ayora lograba alcanzar la cima del cerro San Lorenzo, el segundo punto más alto de la Patagonia chilena. Hace apenas tres semanas concluía su última expedición en el Karakórum pakistaní.
La relación de Alberto Ayora con la montaña
- JE: Con una trayectoria tan extensa como la suya, supongo que, además de experiencia, la montaña le ha dejado momentos que le han dejado huella…
AA: En la montaña hemos tenido momentos muy malos, que me han marcado mucho y que han tenido como consecuencia que yo cambiara mi actitud ante la seguridad. En 1996, mi primera expedición al Gasherbrum I, donde falleció el teniente Manuel Álvarez, me marcó muchísimo. Pero también en 1998, cuando falleció un compañero, el sargento primero Cecilio Guerrero, en Amitges, en un reconocimiento de escalada en el que también estaba yo. Para mí fueron dos momentos claves.
La expedición de 2006 al Gasherbrum II
- JE: También guardará experiencias positivas...
AA: Claro. Todos los años de profesorado te llenan muchísimo, tanto de capitán como de comandante. Han sido más de 14 años de profesor y, además, de jefe. Al final, la enseñanza enriquece personalmente y te da mucha satisfacción. Cuando coges a alguien que te viene prácticamente sin saber nada y ves que poco a poco se va convirtiendo en un alpinista y en un montañero militar siempre se traduce en momentos muy bonitos.
La expedición de 2006 con el Club Pirineísta Mayencos Gasherbrum II también la recuerdo con mucho cariño. El campo base del GI y del GII es el mismo, así que suponía volver, diez años después, al sitio donde había fallecido Manolo. Volver allí con Carmen, su viuda, y con su hijo Manuel a ese lugar, coincidiendo además con el 50 aniversario de Mayencos, lo convirtió en un trekking muy bonito. Además, vino gente de Jaca y llevamos la bandera del FOJE 2007. Fue tan especial que todavía sigo manteniendo grandes amigos que conocí allí, como José Ramón Pueyo, Julio Rojas, Quique Rapún, José Mari Castán,…
Hay otras experiencias que te dan mucha satisfacción y te hacen crecer mucho, como las expediciones que hicimos con discapacitados. Pero la de 2006 fue muy humana. Pudimos hacer cima e, incluso, rescatamos -Fernando Yarto y yo- a un compañero que se cayó al descender. Estábamos a 7.800 metros. Allí arriba estuvimos en un vivac los tres y conseguimos salvar una situación que era muy complicada. Son experiencias de vida muy intensas. Y al final, lo que no te quita la vida te hace más fuerte. Y se forjan lazos de amistad muy estrechos, que perduran en el tiempo.
- JE: En cualquier caso, no será fácil para su familia cada vez que usted prepara la mochila.
AA: Yo soy un afortunado, porque mi mujer y mis hijos, al final, son los que han sufrido todas las ausencias. Siempre decimos que los alpinistas somos muy egoístas. También es cierto que en mi caso ha sido por trabajo. Pero lo he podido compaginar con mi pasión y he sido un privilegiado, porque he tenido una familia que lo ha comprendido y que lo ha asumido, y que también ha sufrido momentos duros. Y no se puede olvidar que cuando te vas a un ochomil, el riesgo siempre está ahí.
La asignatura pendiente de Alberto Ayora
- JE: ¿Cuál es su asignatura pendiente?
AA: La Antártida, pero buscando algo diferente a lo que se ha hecho hasta ahora. El Grupo Militar de Alta Montaña ya ha estado en el Monte Vinson, y también se hizo la Travesía de la Antártida y se alcanzó el Polo Sur. Me apetece muchísimo hacer algo diferente en el territorio antártico. Pero también hay retos en el sur de Chile, en lugares como Tierra de Fuego y Cordillera Darwin.
Antes de la crisis, coincidiendo con el 25º aniversario del Grupo Militar de Alta Montaña, preparamos un proyecto muy bonito con CARTV: 25 años, 25 volcanes, en la Península de Kamchatka (Rusia). En él íbamos a incorporar a todas las entidades y organismos con los que habíamos mantenido alguna colaboración durante todo ese tiempo. Por desgracia llegaron los recortes de presupuestos y se quedó en un cajón, cuando ya habíamos difundido la expedición y teníamos hasta los visados y los billetes de avión. En este momento es inviable.
Alberto Ayora: «Mi reto personal pendiente es que Jaca se llegue a creer que es la capital de la montaña»
Pero sin ir tan lejos, un reto personal que tengo pendiente es que Jaca se llegue a creer, de verdad, y a todos los niveles, que es la capital de la montaña. Lo que ha pasado con Canal Roya es el reflejo de que el espíritu está vivo. De que aquí somos montañeros y montañeses, a pesar de que la masa que llega de fuera a veces parece que nos pueda enterrar. Y tenemos que creernos que somos capital de la montaña. Todos.
Por Rebeca Ruiz
En el momento de realizar esta entrevista, el coronel Alberto Ayora, como presidente de la FEDME, acababa de regresar de los Juegos Olímpicos de París. «Es el sueño de una federación. Vengo muy contento. Hace dos meses no teníamos clasificado a ningún deportista, y en París no sólo hemos participado con Alberto Ginés y Leslie Romero en todas las especialidades de escalada de los Juegos Olímpicos, sino que los dos han llegado a la final. Y han sido diploma olímpico».
ÚLTIMAS NOTICIAS:
- La Comarca de la Jacetania aprueba un presupuesto de más de 7 millones de euros para 2026
- El helipuerto de Jaca participa en 15 emergencias desde su estreno
- Transportes retoma el proyecto de construcción de la A-21 de Puente la Reina de Jaca a Fago
- Asociación Cultural Erata, dos décadas con los belenes más montañeros de Tierra de Biescas
- Patrones reales de comportamiento en sesiones con múltiples tragamonedas





