Un Corvette, un Mustang y un Triumph hacen de Jaca un ‘museo’ del motor por unas horas

Un pequeño y escogido grupo de automóviles en el que se mezclaban deportivos clásicos americanos como un Chevrolet Corvette y un Ford Mustang preparado para carreras, con un clásico y elegante británico como el Triumph deportivo descapotable de dos plazas, se escondían un rato en una de las entradas de la ciudad y causaban sensación esta tarde en Jaca, convertida en improvisado museo por unas horas. Junto a estos míticos del motor, en su parada y fonda en la capital del Pirineo, se podía contemplar un SUV todoterreno de alta gama.

MUSEO. Los clásicos, en el camión que los transportaba, en el Llano de la Victoria de Jaca. (FOTO: Rebeca Ruiz)
MUSEO. Los clásicos, en el camión que los transportaba, en el Llano de la Victoria de Jaca. (FOTO: Rebeca Ruiz)

Un ‘museo’ sobre ruedas

Cuando alguien da una vuelta por las entradas y salidas de una ciudad como Jaca, suele encontrarse sorpresas. Al ser un enclave estratégico, una encrucijada en muchos caminos que cruzan nuestro territorio hacia destinos situados, tan lejos o tan cerca, en los cuatro puntos cardinales de España y de toda Europa, la población flotante a diario, la gente de paso, también se deja notar, y es fácil encontrarse verdaderos tesoros que se esconden o que duermen en las discretas vías de los polígonos que acogen y saludan a los conductores y viajeros cuando llegan a las inmediaciones de Jaca.

En este caso, tres auténticas joyas de la historia del automovilismo mundial han disfrutado durante un rato de la hospitalidad del polígono de La Victoria. Allí se han dejado admirar y contemplar por los conductores del resto de coches que pasaban a su lado, así como por los numerosos viandantes que corrían y paseaban al sol, en la primera tarde sin horarios (o con menos limitaciones) desde que llegara el coronavirus.

El Mustang, el símbolo del sueño americano

El Mustang, uno de los deportivos más legendarios de la marca de uno de los pioneros estadounidenses del motor, continúa siendo todo un símbolo del sueño americano. Con más de medio siglo de historia (las primeras unidades se fabricaron a principios de la década de los 60) sigue siendo el rey del asfalto. Inolvidable su participación, en un inconfundible color verde, en la película Bullitt, uno de los thrillers de acción más impactantes entre los innumerables que facturó la maquinaria cinematográfica de Hollywood durante el siglo XX, protagonizada por el malogrado y célebre actor Steve McQueen. Y en Jaca no iba a pasar desapercibido, un Shelby testigo de tantas y tantas historias, ahora pintado de carreras. Su singular diseño no deja a nadie indiferente.

Clásico y evocador, es una verdadera pieza de museo, más que de coleccionista. Y esta tarde, curiosos y aficionados han podido contemplarlo, más o menos de cerca, en el Llano de la Victoria. Como curiosidad, cabe destacar que actualmente el Ford Mustang, el heredero del gran clásico, es el deportivo más vendido en el mundo por quinto año consecutivo.

La apasionante historia del Corvette

En cuanto al Chevrolet Corvette, su historia también resulta apasionante. Fue la apuesta de la todopoderosa General Motors en plena recuperación económica tras la Segunda Guerra Mundial. Nació con estrella, a principios de los años 50. El último modelo que ha salido a la venta tiene un precio básico no inferior a los 60.000 dólares. Se trata del sucesor del vehículo que se ha podido contemplar en Jaca. Sin duda, nada comparable con el encanto del clásico que ha hecho parada en la ciudad, aunque siga contando con su mismo ADN por las venas de goma, plástico y acero.

Un museo del motor improvisado

Y qué decir del Triumph de dos plazas… Y descapotable. Con la capota de lona, como los de antes. Muy popular en las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo pasado, sigue llamando la atención y captando todas las miradas.

Tres símbolos históricos del mundo del motor que descansaron un rato a la entrada de Jaca, camino de su destino. Tres verdaderas obras de arte que, a la sombra del Monte Oroel, han convertido a Jaca en en un museo automovilístico improvisado por unas horas.

Por Rebeca Ruiz

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