Malestar e «impotencia» de los vecinos del Barrio San Jorge de Jaca por la forma de plantear los desalojos de sus casas

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Imagen de la calle que da acceso al Barrio San Jorge de Jaca. (FOTO: Rebeca Ruiz)

por Rebeca Ruiz

Cuando entras en el Barrio San Jorge de Jaca, se te cae el alma a los pies. A estas alturas, resulta increíble que todavía pueda haber personas, en pleno siglo XXI, que se vean obligadas a vivir en la más absoluta pobreza y en unas condiciones que nadie querría para sus hijos, ni siquiera para su peor enemigo. Pero no les queda más remedio. Sin recursos, sin formación, sin ninguna posibilidad de dejar atrás el barrio. Algunos llevan años viviendo allí y, en estos momentos, ya ni se plantean que tengan que marcharse. Sin embargo, el Barrio San Jorge de Jaca está condenado a desaparecer, y sus vecinos lo saben. Pero no pueden hacer nada.

Javier Duvall es el presidente de la Asociación Gitana Mistós desde hace 12 años. Es un gran conocedor de la realidad social del Barrio San Jorge; de hecho, él mismo vivió allí y su mujer nació en una de sus casas. Son conscientes de que hay que buscar una solución, pero, ¿qué más pueden hacer? Lo que tienen muy claro es, según explica Duvall, y así lo expresa mientras recorremos el barrio, en una mañana lluviosa, mientras el agua entra en las casas y la humedad cala en los huesos, que no están de acuerdo con los planteamientos que se han puesto sobre la mesa por parte del Ayuntamiento de Jaca y de la Fundación Thomas de Sabba para decidir el futuro del barrio. Un barrio donde la miseria y la carencia de todo lo más básico es lo primero que se aprecia cuando se recorre la calle que lo atraviesa.

La Fundación Thomas de Sabba de Jaca se fundó el 19 de agosto de 1999 por el Ayuntamiento de Jaca, Cáritas Diocesana y la Asociación Gitana Mistós, tal y como consta en la orden de su fundación,  y su objetivo pasa por mejorar «la calidad de vida de los ciudadanos que viven situaciones de infravivienda o chabolismo en Jaca, promoviendo la inserción social de las personas y familias afectadas a partir de una intervención social sobre la problemática de la vivienda», según sus estatutos. El realojamiento de estas personas y su inserción formativa y laboral son sus objetivos, dirigidos principalmente a colectivos en riesgo o situación de exclusión social.

Impotencia

Sobre el papel, la idea es buena. La mejor. Pero casi veinte años después, la realidad, el día a día de las familias que viven en San Jorge, sin embargo, parece ser otra. «Malestar», «impotencia, porque ni siquiera nos dejan opinar» y mucha preocupación son los sentimientos de los vecinos de este barrio de Jaca ante la forma en que el Ayuntamiento de la ciudad y la Fundación Thomas de Sabba están planteando el desalojo de este enclave de infraviviendas, según denuncia el presidente de la Asociación Gitana  de Jaca Mistós, Javier Duvall.

El principal problema radica, según Duvall, en el organigrama de la Fundación Thomas de Sabba, donde la representación de los afectados está muy limitada. «Cáritas, el alcalde y el gerente de la Fundación son los que deciden y, al ser minoría, no tenemos ni voz ni voto», lamenta. «El alcalde no nos escucha», se quejan en la Asociación Gitana Mistós, cuyo presidente se está planteando emprender una recogida de firmas para que se cambie a los representantes de la Fundación Thomas de Sabba, ya que considera que las decisiones que se toman en las reuniones de patronos no dan una respuesta seria al problema del Barrio San Jorge. «Queremos que se cambien los estatutos de la Fundación Thomas de Sabba, al menos, para que estemos todos representados», ya que, en la actualidad, Mistós cuenta con un solo representante en el Patronato de la Fundación. Los vecinos del Barrio San Jorge necesitan hacerse oír y que se les tenga en cuenta a la hora de decidir sobre su futuro, ya que son ellos los que mejor conocen la realidad social que se vive en el barrio y las condiciones en las que se enfrentan a su día a día, explica Duvall.

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El tiempo parece haberse detenido en el Barrio San Jorge. (FOTO: Rebeca Ruiz)

Plan de la Erradicación del Chabolismo

El barrio está desierto. Discretamente nos cruzamos con algún vecino. Están en sus casas, pero no se dejan ver. Una gallina cruza la calle entre el barro y un perro, Barón, busca cobijo en su caseta. «Tienen miedo a represalias», explica Duvall.

El Plan Integral para la Erradicación del Chabolismo en Jaca contempla una serie de medidas cuyo fin último es la desaparición de este núcleo de infraviviendas que pervive en la ciudad, en un intento más por dar una salida a este asentamiento que, en su momento, cuando se creó, hace varias décadas, suponía una solución temporal para una serie de familias sin recursos. «Entonces, hace 50 años, hizo un buen papel, pero ahora ya se ha quedado obsoleto», explica el presidente de los gitanos.

Hoy, San Jorge se encuentra en unas condiciones pésimas, con familias enteras viviendo en situaciones de pobreza extrema, en situaciones que remueven la conciencia, y, donde, desde hace años, se intenta buscar una solución para realojar a las personas que siguen viviendo en el barrio. La política que se está aplicando en estos momentos consiste, según Duvall, en que «conforme se puede sacar a Jaca a una familia», la vivienda que queda vacía es reasignada a otras personas en situación de necesidad, derribando las casas que, a juicio de la Fundación, se encuentran en peores condiciones. El representante de la Asociación Gitana Mistós considera que los criterios para reasignar estas viviendas que quedan vacías en el barrio, y que podrían suponer una pequeña mejora para algunas familias del mismo, no sirven, «porque a lo mejor se da esa casa que ha quedado vacía a una persona, sin tener en cuenta que hay otras familias que llevan viviendo más de 30 años en San Jorge».

«Para mí, la prioridad, son los jóvenes, los pequeños son los primeros que tienen que salir de aquí», señala el presidente de Mistós, al tiempo que denuncia que no siempre es así y que son los responsables municipales y de la Fundación «los que vienen al barrio y dicen quién tiene que irse de su casa», algo con lo que el representante del colectivo se muestra en total desacuerdo, porque cree que ese no es el camino.

El párroco Fernando Jordán, delegado de Pastoral Gitana de Jaca, explicaba hace unos meses la situación del chabolismo y la infravivienda en Jaca, uno de los retos más importantes a los que se enfrenta Cáritas. «En el Barrio San Jorge quedan 29 familias en infraviviendas” (de 80 que llegaron a registrarse), muchas de ellas con niños o con personas mayores a su cargo, de etnia gitana y en claro riesgo de exclusión social, recordaba el representante de Cáritas en aquella ocasión.

Los datos coinciden con los que maneja Javier Duvall, que explica que, en estos momentos, en 26 casas, en el Barrio San Jorge, viven más de cien personas, entre las que se cuentan varios niños -hace poco salieron dos familias gracias a un convenio que se firmó con ADIF, que ha permitido acondicionar un viejo pabellón ferroviario como dos viviendas-. «Que yo sepa, de las familias que viven aquí, en el barrio, trabajan sólo dos o tres personas», recuerda Duvall, por lo que resulta tarea imposible que puedan salir de San Jorge por sus propios medios.

Viviendas de tránsito

La situación del Barrio San Jorge es muy complicada de solucionar. «Aquí no tenemos servicios, como puede ser que venga un barrendero, porque no pagamos nada», explica Javier Duvall. «Yo siempre he dicho que tenemos que pagar, como cualquier ciudadano de Jaca: agua, basuras,… si no, no tendremos ningún derecho»

Ante estos hechos, Duvall matiza la situación a la que se enfrenta: «Me quieren echar de aquí a las familias. La solución que me dan es que, para la gente joven, ponen lo que llaman viviendas de tránsito». Las viviendas de tránsito es la solución que ofrece la Administración a casos como en el que podría estar incluido el Barrio San Jorge: a cambio de un alquiler reducido, y cumpliendo una serie de requisitos, algunas familias pueden trasladarse a estas casas, pero por un tiempo limitado.

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El Barrio San Jorge se creó hace décadas en  Jaca. (FOTO: Rebeca Ruiz)

«El problema es que en Jaca, entre el pueblo gitano, pueden haber ocho o diez personas cualificadas; no hay más; el resto, pueden ser peones. Si la persona que está en una vivienda de tránsito consigue trabajar una temporada, debe dejar esa vivienda para que entre otra persona», explica Duvall, a lo que añade que «viviendas de tránsito, con personas no cualificadas, con la escasez de trabajo que hay y con nuestra cara de gitanos -porque nuestro principal enemigo es nuestra cara-, y no me estoy inventando nada, no es la solución». Por lo tanto, es «la pescadilla que se muerde la cola».

La solución: campos de trabajo

Duvall asegura que la situación está llegando a un límite peligroso. «Aquí se puede formar una burbuja; todo es engaño. Yo soy el enemigo número uno del IAI -el Ingreso Aragonés de Inserción, una ayuda del Gobierno de Aragón para aquellas personas que se encuentran en estado de necesidad o en situación o riesgo de marginación-; ¿qué adelanto con que saquen a una familia del barrio y le den el IAI un tiempo? Esa no es la solución. Y después,… ¿qué?». Para el presidente de la Asociación Gitana Mistós, la solución pasa por «crear campos de trabajo; esto es el Pirineo y aquí hay mucho monte que limpiar, muchos barrancos, muchos ríos, muchas cosas que hacer… tenemos el Camino de Santiago». Lograr crear puestos de trabajo con un sueldo digno o, al menos, que permita  a estas familias acceder a unas viviendas decentes, es el primer paso para poder terminar con el problema del Barrio San Jorge y con el que también tienen otros ciudadanos de etnia gitana en el resto de la ciudad, señala Duvall.

«No es un problema del colectivo gitano, ni es un  problema de caridad; con la caridad, no se va a hacer desaparecer el Barrio San Jorge. Es un problema institucional, donde el Gobierno de Aragón, la Diputación, la Comarca y el Ayuntamiento tienen que invertir, pero no caridad; ahora, hemos sacado dos familias, pero dentro de unos pocos años tendremos más familias, porque hay muchos jóvenes». Precisamente, en una de las reuniones mantenidas para la puesta en marcha del Plan Integral para la Erradicación del Chabolismo en Jaca se ponía de manifiesto la decisión firme de no permitir la entrada de nuevas familias al barrio, para lo que se había realizado un estudio de población al que sólo podrían incorporarse los nacimientos. Pero es que, en el Barrio San Jorge, continúan viviendo más de un centenar de personas.

En estos momentos, hay otras dos viviendas de tránsito pendientes de adjudicación, explica Duvall. Probablemente, servirán para que «salgan dos familias del Barrio San Jorge y, lo probable, lo que está ocurriendo, es que tirarán más casas». Duvall pide «facilidades para la gente joven para pagar una vivienda digna y un puesto de trabajo; son dos cosas que van unidas. Porque si no, es pan para hoy y hambre para mañana; de otra manera y según lo están haciendo, volveremos a ver gitanos debajo de los puentes».

Nos despedimos. Continúa lloviendo en la calle. Barón sigue impasible, a cubierto. En el Barrio San Jorge, parece que se ha detenido el tiempo. Sin prisa, sin ruidos, sin nadie, sin futuro. Pero la vida pasa y decenas de familias continúan atrapadas en el último asentamiento de infraviviendas de la ciudad, a sólo unos minutos de la Jaca que tanto les gusta a los turistas.