por Juan José Mairal Herreros
Tras un verano caluroso, muy caluroso y muy seco y largo para muchos padres y familias, llega septiembre, el tradicional mes de la vuelta al cole, del retorno a las aulas, de la cuesta del gasto obligado en libros de texto, tablets, lápices, gomas, estuches, mochilas, batas, uniformes, chandals y mil una cosas más que nunca se acaban.
Una vuelta al cole donde la LOMCE, la nueva jornada escolar continua, el problema de los interinos y las listas, los recortes que vienen,…van a ser los focos de atención de un curso escolar que se presenta novedoso y movido.
Un curso escolar donde las nuevas tecnologías, los proyectos de innovación, el aprendizaje por competencias, las inteligencias múltiples, las evaluaciones y reválidas, las escuelas rurales que sobreviven o renacen de sus cierres, la robótica en el aula o el bilingüismo escolar de moda serán las estrellas de una educación que sigue estando en el candelero y la lucha política de cual partido político se precie y esté en lo más alto del poder.
¿Cuándo llegaremos a tener un modelo educativo y permanente en el tiempo como ocurre en otros países de nuestro entorno que haga realidad eso de que en la educación de un país está el futuro del mismo?, ¿Cuándo los profesores de este país podremos disponer de un plan educativo donde todas las tendencias políticas aúnen esfuerzos e ideas y confluyan en algo positivo y no esporádico y los que nos dedicamos a este mundo de la enseñanza y profesión maravillosa logremos hacer que nuestros alumnos puedan aprender a ser individuos competentes en todos los niveles que la sociedad les va a pedir en un futuro inmediato y educar personas con unos valores de solidaridad, de esfuerzo personal y colectivo, de respeto y responsabilidad que hagan de este mundo algo más humano, justo y razonable.