La llegada de la nieve ha reabierto el debate sobre el modelo turístico de Jaca. El pasado fin de semana, miles de personas se desplazaban al Pirineo con la apertura de las estaciones de esquí en el primer fin de semana bueno de la temporada. Un momento muy esperado, por la inyección económica que supone la llegada de visitantes al territorio, pero que tiene su contrapartida. Problemas de aparcamiento y de vivienda, atascos de varios kilómetros en las carreteras de los valles de Aragón y de Tena, comportamientos incívicos y hasta actos vandálicos son el otro lado de la moneda en los pueblos en los que la economía está sustentada en un modelo de desarrollo que se viene cuestionando desde hace tiempo. Es la cara y la cruz de la estacionalización turística.

La temporada alta y la llegada de miles de personas reabre el debate en torno al modelo turístico de Jaca
La llegada de miles de personas concentrada en periodos más o menos cortos de tiempo sirve para reabrir, cada temporada, el debate en torno al modelo turístico de Jaca y de otros pueblos de La Jacetania y el Alto Gállego.
La construcción y venta de viviendas en la ciudad se disparó de tal manera en las últimas décadas que hoy, sólo en Jaca, el parque de viviendas supera los 16.000 inmuebles (más de 17.000 si se suman los locales). De todas ellas, algo más de 4.000 pertenecen a habitantes de Jaca (unos 13.500), lo que supone que el resto de propiedades son segunda residencia. Si, además, tenemos en cuenta que la población se llega a quintuplicar en fechas punta, el desequilibrio es evidente. Paradójicamente, las empresas del sector turístico se enfrentan a un problema cada vez mayor porque no encuentran trabajadores como consecuencia principalmente de las dificultades para acceder a la vivienda.
Comportamientos incívicos, problemas de aparcamiento y otros inconvenientes en las fechas punta en Jaca
Desde muebles viejos y restos de obras en los contenedores destinados a la recogida de basuras hasta la falta de vivienda, porque desde hace años la mayor parte de la oferta inmobiliaria la absorbe el mercado turístico, con alquileres de fines de semana o de temporada a precios desorbitados; atascos en los accesos a la ciudad, falta de aparcamiento y comportamientos incívicos, hasta actos de vandalismo son la otra cara de la moneda.
Un modelo tradicional, el de la estacionalización turística en base al medio natural, la montaña y la nieve, que en Jaca necesita una revisión. Y frente al que tratan de luchar, desde hace tiempo, las instituciones fomentando actividades para desestacionalizar el turismo, sin demasiado éxito por el momento.
Los jacetanos y la imagen de la ciudad se llevan la peor parte
Los jacetanos son los que se llevan, al final, la peor parte. El vecino de Jaca es consciente de que la supervivencia de la ciudad, del tejido empresarial, depende directamente de la llegada de visitantes. Jaca es una gran anfitriona -siempre lo ha sido-. Y los jaqueses saben que la perla del Pirineo no sería lo que es sin el turismo, ni la modernidad y el progreso que llegó con él.
Pero también es cierto que en los últimos años, y pese a los esfuerzos que se realizan con el refuerzo de los servicios municipales, cuando llega el fin de semana -sobre todo al principio de la temporada o en fechas punta como las navidades-, no es difícil encontrar junto a los contenedores muebles viejos o incluso materiales de construcción procedentes de reformas. Y eso, y sin ánimo de generalizar, nunca puede ser bueno. Ni para los vecinos ni para la imagen que proyecta la ciudad. De hecho, los ciudadanos muestran a menudo su malestar en las redes sociales respecto a este asunto, pidiendo una solución estructural y un giro que evite que Jaca muera de éxito, como ya ha ocurrido con otras ciudades en España.



Actos vandálicos en Jaca
Junto a ello, la Policía Local denunciaba, el pasado fin de semana, «actos vandálicos», especialmente en la zona de Fondabós y en el torno del IES Pirineos. Acciones que consistieron en «mover la señalización de las obras» y en «colocar en la calzada objetos (neumáticos) para impedir la circulación». Con el riesgo añadido de «provocar un accidente» como advierte la Policía Local. Los agentes pedían la colaboración ciudadana para evitar sucesos similares. Recordaban que estos comportamientos constituyen un delito, después de «comprobar cómo dos jóvenes salían a la carrera tras darles el alto al ser pillados ‘in fraganti’ en el lugar de los hechos».

No obstante, no es la única acción de este tipo que se registra en Jaca en las últimas semanas. La pasada Nochevieja, varios desconocidos destrozaron los renos ornamentales de la rotonda de Escuelas Pías, que aparecieron por distintos puntos de la ciudad. También trataron de arrancar, aunque sin éxito, los de la rotonda de Barós. Hay que recordar que a pesar de todo Jaca sigue siendo, en índices de criminalidad, una de las ciudades más seguras de España.
Coincidencia o no, lo cierto es que la llegada de la nieve, y con ella, la de miles de visitantes, vuelve a reabrir el debate en la ciudad en torno a su actual modelo turístico, poniendo sobre la mesa la necesidad de trabajar, en los próximos años, por mantener el prestigio que siempre acompañó al nombre de Jaca posicionándola como ciudad turística de referencia en el Pirineo Aragonés.
Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)
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