
por Rebeca Ruiz
“El aragonés está vivo en la comarca de la Jacetania, pero puede desaparecer en la siguiente generación si no se hace un trabajo serio de revitalización”. Es la conclusión de un Estudio Sociolingüístico sobre el uso del aragonés en la Jacetania que era presentado este martes por el director de Política Lingüística del Gobierno de Aragón, José Ignacio López Susín; la presidenta de la Comarca de la Jacetania, Montse Castán; el consejero comarcal Raúl Ramón; y los autores del estudio, Anchel Reyes y Natxo Sorolla.
Castán recordaba que es en los valles occidentales, “los más cerrados”, donde mejor se ha conservado y mantenido la lengua propia. Ante la disyuntiva de “dar oxígeno al aragonés o dejarlo morir”, la Comarca de la Jacetania ha apostado por “luchar para que no se pierda, ya que forma parte de nuestra identidad y nos define como territorio y como personas de nuestro territorio”, explicaba la presidenta comarcal, añadiendo que es “una lengua muy rica” que merece la pena conservar. En el mismo sentido se manifestaba Raúl Ramón, quien calificaba el aragonés como “patrimonio inmaterial de la comarca”, destacando el hecho de que es la lengua que se encuentra “en mayor peligro de extinción, según la UNESCO”.
Por su parte, López Susín se refería al compromiso de las instituciones por mantener vivo el aragonés, y presentaba el estudio como “una reflexión sobre la situación real para ver qué políticas hay que implementar en este territorio” con para preservar el uso del aragonés. López Susín hacía referencia al hecho de que “Jaca fue puntera en el comienzo de la enseñanza del aragonés” y recordaba que ya se han puesto en marcha medidas en este sentido, como la incorporación del cheso a las aulas de Educación Infantil. Un esfuerzo que ha permitido duplicar en sólo dos años los alumnos de aragonés y el número de profesores que lo imparten en Primaria.
Socializar el aragonés
Para el director general de Política Lingüística, en estos momentos, el camino para preservar el aragonés es la implicación de “personas, asociaciones, instituciones y empresas”, con el fin de “socializar” su uso y conseguir que “salga del ámbito más doméstico a la calle”. Además, “hay que conseguir que los hablantes lo sigan hablando, ya que forma parte de nuestra cultura, nuestra idiosincrasia y nuestra identidad”, señalaba.
Los autores definen el estudio como “una radiografía bastante completa de la salud del idioma”. Con un margen de error mínimo (del 1,61%), en los grupos de discusión para su realización han participado 40 informantes y 43 escolares de Primaria y Secundaria.
Según se recoge en el análisis, “en las tres últimas décadas la cifra de hablantes de aragonés ha caído en picado; en el censo de 1981, un 13% de la población jacetana declaraba saber hablar aragonés, habiendo 2.160 hablantes. En el censo de 2011, sin embargo, solamente 1312 personas declaraban hablar el aragonés (el 7,3% de la Jacetania) y 2.356, entenderlo (13,2%)”.
Asimismo, aunque la lengua aragonesa está presente en todo el territorio, hay que destacar, tal y como explicaba la presidenta de la Comarca de la Jacetania, que es en el Valle de Hecho donde mejor se conserva, con 472 hablantes. En el Valle de Ansó lo practican 119 personas; 84 lo hablan en los valles de Aragüés y Aísa y, en Jaca, se han registrado 483 hablantes (junto a otras 154 personas del resto de la comarca).
Hecho, Siresa y Urdués son las únicas localidades en las que se mantiene el del aragonés fuera del ámbito familiar, unos pueblos en los que “algo más de la mitad de la población es capaz de expresarse tanto en cheso como en castellano”, recoge el estudio.
Entre otros datos reflejados en el informe, cabe destacar que 116 menores de 15 años sabían hablar aragonés en la Jacetania en 2011. Asimismo, entre las recomendaciones del mismo, se valora la necesidad de una mayor presencia del aragonés en la escuela, la implantación de un programa de revitalización lingüística o la creación de un organismo público de fomento del uso.