Julio Jiménez y Beatriz Francisoud recibirán la ‘vara aragonesa’ de la Asociación Sancho Ramírez

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Santa María de Iguácel. (Foto: Comarca de la Jacetania/www.aspejacetania.es)

por Rebeca Ruiz

Julio Jiménez Betrán (a título póstumo) y Beatriz Francisoud Araguás serán reconocidos con la vara jaquesa de la asociación Sancho Ramírez, en colaboración con el Ayuntamiento de Jaca,  «por el trabajo realizado en la conservación y mantenimiento de nuestro patrimonio», ha explicado la asociación. Además, en este acto de homenaje, se llevará a cabo la presentación del libro de Valentín Mairal López Jaca una ciudad que tuvo murallas. Su historia y derribo (195 AC– 1960). Los actos tendrán lugar en el Salón de Ciento del Ayuntamiento de Jaca, a las 20.30 horas del día 2  de diciembre. Este premio, cuya trayectoria comienza este año con vocación de continuidad, ha sido otorgado a través de una votación realizada por los socios de la Asociación Sancho Ramírez, que se han decantado por conceder este reconocimeinto a Julio Jiménez Betrán y a Beatriz Francisoud Araguás.

Julio Betrán trabajó durante gran parte de su vida en la conservación y mantenimiento de la Iglesia de Santa María de Iguácel. Según explican desde  la asociación, «si la iglesia y su entorno ofrecen hoy en día el aspecto que tanto admira a todos, aficionados al arte y amantes de la naturaleza, es en buena medida gracias a su trabajo altruista». Por su parte, Beatriz Francisoud ha sido premiada por realizar «una labor encomiable enseñando la Iglesia de San Salvador de Majones a las personas que acudían al pueblo durante los veranos», siendo considerada como  «una de las mayores promotoras en la construcción del crucero de Majones y de que volvieran a sonar las campanas de su Iglesia».

Con posterioridad a la entrega de este galardón se realizará la presentación del libro Jaca una ciudad que tuvo murallas. Su historia y derribo (195 AC– 1960) de Valentín Mairal López, en el que «se sintetizan, analizan e investigan los orígenes y el mantenimiento de esa costosa obra que fue financiada por los reyes aragoneses y españoles, así como por el Concejo Jaqués, además se hace una rigurosa descripción de los elementos que componían dicho sistema defensivo». Además, en la obra se explica la repercusión que en la vida de la ciudad tenía el estar incluida,  en la época de Isabel II, entre las once plazas fuertes de primer orden  que existían en España, justificada dicha catalogación por su proximidad a la frontera francesa.