Hasta siempre, padre Damián

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El padre Damián, siempre vinculado a la vida jacetana, durante la última celebración de Santa Orosia. (Foto: Rebeca Ruiz)

por Carlos del Pueyo

Ha fallecido esta mañana el padre Damián. Nos han entristecido el día. Una mala noticia para los Escolapios y para Jaca. Se ha ido sin hacer ruido, como le gustó vivir toda su vida. Su entrañable fuerza humana se ha ido agotando durante la última semana, día a día, apagándose en una habitación del Hospital Royo Villanova de Zaragoza donde ha pasado sus últimos días y desde dónde se ha despedido del mundo con su sonrisa de siempre, tan limpia y tan auténtica. 

Damián Bello Gracia era un hombre humilde y sencillo, de los que saben entregarse a los demás, lo que no dejó de hacer durante toda su vida y todos los días de su vida. Me acuerdo, como si fuera ahora, aunque ya ha pasado toda una vida, cuando te recibía cada mañana y te ayudaba a quitarte el abrigo, a todos los pequeñajos que con cuatro años soportábamos los fríos heladores del invierno jaqués y acudíamos a aquellas crípticas aulas de los viejos Escolapios al final de la calle Mayor. Con su sonrisa y su palabra entrabas en calor. Nunca se me olvidará. Igual que nunca se me olvidará el vigoroso abrazo que me propinó cuando me volvió a ver después de veinte años fuera de Jaca, un abrazo más de padre que de amigo. Damián enseñaba cariño. Además de letras y números, sobre todo cariño.

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Junto a Lorenzo Echeto, en el desfile del Primer Viernes de Mayo de 2016. (Foto: Rebeca Ruiz)

Damián era un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra. Machado no creo que le conociera pero seguro que se inspiró en alguien como él. Con el padre Damián, comenzamos a aprender a ser hombres. Con el padre Damián, aprendimos, sobre todo, en qué consistía ser buenas personas. El Hermano Damián era el padre Damián para todos, mucho antes de ordenarse sacerdote. Damián Bello no necesitaba ponerse títulos ni distinciones por delante del nombre. Se lo poníamos todos sin que nadie lo pidiera porque se lo merecía de verdad.
El padre Damián dió mucho más de lo que recibió. El padre Damián era de esas personas que lo daban todo sin pedir nada a cambio. Estamos en deuda con el padre Damián. Los Escolapios y Jaca están en deuda con el padre Damián. Yo me declaro en deuda con el padre Damián.
Jaca pierde mucho más que a un Hijo Adoptivo. Los Escolapios pierden mucho más que un simple cura.
No sabes cuánto siento, padre Damián, no haberte podido dar el último abrazo en tu último día. Pero igual que cuando nos reencontramos me dijiste «hoyetes, sigues teniendo la misma sonrisa que de pequeño, no la pierdas nunca», ahora te aseguro que si en algún momento me tienta perderla, me acordaré de ti para mantenerla y recuperarla. Puedes estar seguro de que nunca se me borrará de la memoria el recuerdo de esa generosa sonrisa y de ese fervoroso abrazo del padre Damián. Hasta siempre, amigo.

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Con la palma, el Domingo de Ramos, en la pasada Semana Santa. (Foto: Rebeca Ruiz)