El Puerto de Palo y su decadencia como principal paso del Camino Jacobeo por Aragón

El Puerto de Palo y su decadencia como principal paso del Camino Jacobeo por Aragón
El Puerto de Palo y su decadencia como principal paso del Camino Jacobeo por Aragón. En la imagen, la Selva de Oza. (FOTO: Turismo de Aragón)

Sobre el paso de una de las rutas del Camino de Santiago por tierras de Aragón, la historia y la documentación existente ya citan, antes de que Sancho Ramírez se preocupara del camino que seguían los peregrinos atraídos por la tumba de Santiago y que atravesaban parte de las tierras de Aragón, entrando en ellas desde Francia, que el paso normal hasta entonces era el Puerto de Palo, ruta que llevaba al por entonces importante Monasterio de Siresa por la ruta jacobea, enclave que recibía importantes y constantes donaciones de los primeros condes de Aragón, por ser uno de los corazones espirituales aragoneses.

Y así, podemos situarnos en la Cordillera de los Pirineos, a dos mil metros de altitud, donde sopla el viento en la calzada romana Cesaraugusta-Beneharnum, que une Europa con España a través del valle de Hecho por del Puerto de Palo, Port de Pau en la zona francesa.

Hasta aproximadamente finales del siglo X, los peregrinos de la parte central y oriental europea que caminaban hacia Santiago, como igualmente viajeros o comerciantes que transitaran la zona, empleaban esta ruta y paso pirenaico, gracias como hemos citado a la calzada romana, que por señalización y asentamiento constituía uno de los principales pasos de los Pirineos en aquella época.

El Somport fue ganando importancia a partir de siglo XI gracias a la construcción del Monasterio-Hospital de Santa Cristina y las disposiciones de los reyes de Aragón, que fueron paulatinamente en detrimento del Puerto de Palo

Y es que retrocediendo en el tiempo, tanto viajeros como peregrinos que querían llegar a ver la tumba del apóstol Santiago empleaban esta vía, que superaba en paso de viajeros al del Somport, hasta que este paso fue ganando importancia a partir de siglo XI gracias a la construcción del Monasterio-Hospital de Santa Cristina y las disposiciones de los reyes de Aragón, que fueron paulatinamente en detrimento del Puerto de Palo.

Por ello, y aún así, decir que en una u otra forma, La Jacetania siempre ha sido un importante nudo de comunicaciones como así lo atestigua la documentación sobre ello, al ser ese primordial cruce de caminos que comunicaban Francia con el Valle del Ebro, y de lo que buena prueba de ello era el Camino de Santiago que recorría el citado paso a través del Puerto de Palo y pasaba por el Monasterio de Siresa, hermoso templo prerrománico donde se fraguó una importante parte de la historia de Aragón antes de que se constituyera en reino, ya que era de los más importantes e influyentes.

De este importante enclave tenemos documentación desde el año 833

De este importante enclave tenemos documentación desde el año 833, donde lo citaba el conde de Aragón Galindo Garcés, y más adelante, en el 852, en una visita realizada por Eulogio de Córdoba, que transitaba entre los diversos monasterios pirenaicos, transmite noticias a Guilesindo de Pamplona sobre el esplendor del monasterio y de la biblioteca de Siresa.

Su esplendor en época tan temprana se vio impulsado por la proximidad, tanto de su calzada romana y del paso de peregrinos y viajeros que pasaban por el collado del Puerto de Palo. Destacar, ya que soy admirador suyo, que tanto en este monasterio como posteriormente en el de San Juan de la Peña, se educó Alfonso I El Batallador, quizás el mejor rey de Aragón, al menos para mí.

El monasterio sufrió tanto la decadencia y pérdida de vitalidad e importancia, que las crónicas ya cuentan que en el 1252 se encontraba en ruinas

El monasterio sufrió tanto la decadencia y pérdida de vitalidad e importancia, que las crónicas ya cuentan que en el 1252 se encontraba en ruinas, del cual actualmente y gracias a amplias reformas por fortuna se conserva al menos tan solo la iglesia de San Pedro, de planta de cruz latina con un único ábside semicircular, el crucero y una nave de tres tramos con tribuna a los pies.

Citar que dicha decadencia se originó e inició al producirse la unión y dependencia definitiva de la diócesis de Jaca, de la que paso a depender totalmente en 1145, y es que como hemos dicho, en ese tiempo ya se administraba todo a favor de Jaca, gracias a que Sancho Ramírez decide dotar al Camino de una infraestructura que lo haga viable y atractivo en base a la construcción y ubicación precisa de puentes, hospederías, mejoras en la calzada, hospitales, iglesias y un largo etcétera, que culmina con el hito más importante, aupando a Jaca como ciudad con su catedral y otorgando un fuero, el famoso, importante y novedoso Fuero de Jaca, que otorgaba privilegios nunca vistos a quienes decidieran asentarse y dar vida a la zona.

El Camino Jacobeo por el Puerto de Palo perdió, sin remedio alguno, todo protagonismo

Así, y con todo lo establecido, el Camino Jacobeo por el Puerto de Palo perdió, sin remedio alguno, todo protagonismo, y el paso principal de los Pirineos a partir de entonces se trasladó al Somport, cuyo beneficio de tal hecho repercutía y beneficiaba en Jaca y oscurecía totalmente a la zona de paso a través del Valle de Hecho.

Fueron motivos tanto políticos, sociales como económicos los que determinaron el apoyo real y de los nobles al auge y respaldo del Somport como un favorecido y protegido paso del Camino Jacobeo por tierras aragonesas, dejando de lado el paso a través del Puerto de Palo, consiguiendo así favorecer exclusivamente todo a través del recorrido Somport-Jaca-San Juan de la Peña-Arrés-Ruesta-Undués y poblaciones aledañas a la ruta, ya que con ello invertían en el engrandecimiento de lo que iba a dar a luz a uno de los grandes reinos de la península ibérica, la Corona de Aragón, para lo cual el reino aragonés necesitaba, a la vez que protegerse de enemigos exteriores, crear facilidades para que la población se asentara, creciera, asegurara el territorio y a la vez se expandieran las fronteras, por lo que fue determinante para ello el Fuero de Jaca, esas nuevas leyes que otorgaban privilegios nunca antes vistos a quienes decidieran comenzar una nueva vida asentándose en la ruta del Camino de Santiago a su paso por tierras aragonesas.

Y a partir de aquí, todo es otra historia…

Por Fran Lucas Herrero. Aragonés, peregrino y autor del blog Esmicamino

ÚLTIMAS NOTICIAS: