El limpiaparabrisas es un elemento esencial para la conducción de un coche hasta el punto de que su correcto funcionamiento es indispensable en la supervisión de los exámenes oficiales técnicos. Está ubicado en la parte delantera y trasera del vehículo y su función es la de limpiar las lunas. Su activación es absolutamente necesaria durante los días de lluvia, ya que retira el agua acumulada y facilita la visión, además de resultar muy útil en la limpieza periódica. La mayoría de conductores acuden a un especialista si tienen algún problema relacionado, si bien conocer sus características y las labores de mantenimiento puede suponer un ahorro de dinero y dinero, ya que permite detectar los posibles problemas y realizar las acciones necesarias por parte de uno mismo.
El conductor que quiere activar este aparato tiene que pulsar el botón correspondiente. El elemento funciona a través de unos engranajes de reducción y un sistema de varillas, que se activan a través de un motor eléctrico para generar un movimiento oscilante que mueve los brazos que portal la escobilla limpiadora. Es un sistema de palancas que da paso a una acción muy frecuente entre los movimientos habituales que realiza el conductor. El resultado es muy eficaz, ya que en un par de segundos la suciedad acumulada se elimina, gracias, además, al recurso de un chorro de agua. Los vehículos más modernos han incorporado un motor electromecánico, que mejora en eficiencia y genera menos ruido. El conductor, además, regula la velocidad del movimiento, una decisión que está directamente influida por la cantidad de lluvia que está cayendo en el momento.
Cuándo y cómo realizar el cambio
Al igual que otras muchas piezas de un coche, el limpiaparabrisas tiene una fecha de caducidad. La DGT recomienda realizar el cambio al menos una vez al año, si bien con un correcto mantenimiento, su uso puede prolongarse durante más tiempo. En cualquier caso, no es recomendable superar más de 24 meses con la misma pieza, ya que esta sufre un desgaste que puede afectar directamente a la calidad en la conducción cuando la climatología no acompaña. Si el uso genera un mal resultado sobre el cristal, como la aparición de estrías, la escobilla debe ser cambiada inmediatamente. Es un elemento frágil que está siempre expuesto a las condiciones exteriores, por lo que el cambio se realiza con más frecuencia en aquellas zonas con temperaturas extremas, frío y nieve en invierno, o mucho calor en verano. El mejor mantenimiento es la limpieza frecuente.
El proceso de cambio de un limpiaparabrisas es muy sencillo
El proceso de cambio de un limpiaparabrisas es muy sencillo. En primer lugar, hay que ponerlo en posición vertical, de manera que se quede separado del cristal. Una vez los brazos están en dicha posición, se pulsa unas pestañas y esta acción permite desencajar o bien la escobilla o bien el brazo entero, en función de la pieza que haya que retirar. Es un sistema intuitivo y cómodo, por lo que si no resulta posible retirarlos, en ningún caso hay que hacer una fuerza extrema. Es mejor probar con otra posición o perspectiva. Una vez está retirada la pieza, se coloca la nueva y se sitúan los brazos en la posición inicial.
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