
Santa Cilia despedía la fase española del Soaring Grand Prix con un buen sabor de boca. El británico Jon Gatfield se proclamaba vencedor de la competición, seguido por el alemán Jurgen Wenzel y el italiano Thomas Gostner. La última jornada se desarrollaba sin incidencias de consideración en un itinerario marcado entre Yebra de Basa, Latre, Isín, Jaca, Berdún, Santa Lucía, la presa de Yesa y el aeródromo, siendo los veleros visibles desde numerosos puntos del Alto Gállego y la Jacetania.
En torno a un centenar de personas entre pilotos, técnicos y demás personal auxiliar han trabajado durante una semana en el Aeródromo de Santa Cilia (instalaciones del Gobierno de Aragón dependientes de Turismo de Aragón) para hacer posible el Grand Prix. Luis Ferreira se mostraba satisfecho porque el campeonato “supone la puerta de entrada en un tipo de competición no clásica, cuyo principal objetivo es dar a conocer el vuelo sin motor; por eso, las pruebas se pueden seguir en tiempo real y hacer que los pilotos pasen por sitios en los que la población les pueda ver, todos a la vez, lo que supone todo un espectáculo”. “Hemos hecho una clasificatoria, pero quizás, dentro de unos años, podamos organizar una final”, señalaba Ferreira, tras el éxito de la prueba que finalizaba este sábado.
Para ello, hay dos requisitos fundamentales: tener unas buenas condiciones meteorológicas y que sea un lugar conocido. Por eso, “los pilotos son nuestros mejores embajadores”, señala Ferreira. Que los mejores pilotos de Europa regresen a sus clubes de origen con buenas impresiones es la prioridad de Fly Pyr y el Aeroclub Nimbus con la organización de este campeonato. Un objetivo que se ha cumplido con la exitosa celebración de la fase española del Soaring Grand Prix 2017.
Durante los 10 días en los que se ha desarrollado la prueba, los pilotos y sus acompañantes han ocupado plazas hoteleras de Santa Cilia, Jaca, Santa Cruz de la Serós, Puente la Reina y otras localidades, en establecimientos que se han visto beneficiados con la llegada de clientes en una temporada en la que habitualmente la demanda turística desciende.
Jon Gatfield, el vencedor de la prueba, se mostraba “feliz” de haber ganado el Soaring de Santa Cilia. “He disfrutado en la zona, que es muy bonita, con la belleza del paisaje y de las montañas”, señalaba el piloto, al bajar de su velero, “a lo que añadía que el tiempo no ha sido especialmente bueno, pero hemos tenido cinco buenas carreras”. El británico reconocía que “los pilotos han trabajado muy bien” y que el ambiente “ha sido muy bueno y amigable” durante toda la semana. “Es una sensación increíble poder hacer con esos aviones sin motor vuelos a 150 kilómetros por hora entre las nubes”, explicaba el vencedor del Grand Prix, a lo que añadía que Jaca es “una ciudad muy bonita con muchas cosas para hacer”, seguro de que regresará porque “me encanta volar en las montañas”.
Asimismo, el director del campeonato, Serge Leclercq, mostraba su satisfacción con el desarrollo de la prueba y explicaba la principal diferencia técnica de la competición de Santa Cilia con otras similares: mientras que en otras carreras, los pilotos actúan de forma individual, aquí se han visto obligados a trabajar de manera conjunta, ya que la salida se daba al mismo tiempo para todos. Esta peculiaridad hace diferente esta fase del resto, y ha sido posible gracias al entorno de montaña en el que está ubicado el Aeródromo jacetano. También destaca la seguridad de la zona: “El Valle del Aragón es perfecto: entre Yesa y Sabiñánigo, se puede tomar tierra casi en todos los sitios de forma muy segura”, explica Leclercq.

Por eso, Santa Cilia resulta un lugar ideal para aprender con seguridad, “porque a pocos kilómetros hay picos de 3.000 metros; eso significa que volamos rápidamente muy alto y, si no tenemos experiencia, podemos volver sin ningún problema”. Así, los pilotos que llegan de zonas llanas, sin experiencia en la montaña, pueden familiarizarse enseguida con el entorno y aprender a volar en un lugar diferente. “Es una ventaja de Santa Cilia; por eso, desde hace mucho tiempo, llegan aquí pilotos del norte de Europa”. A ello hay que sumar el enclave privilegiado de las instalaciones de Fly Pyr, perfectas como alternativa turística y de ocio y compaginables con otras actividades que tradicionalmente se han desarrollado en la comarca, como el esquí, la montaña, las rutas culturales o los circuitos gastronómicos.