
por Rebeca Ruiz
La construcción de la variante de Jaca centró el interés de la última sesión plenaria celebrada en el Ayuntamiento de Jaca, a la que asistieron en torno a 40 personas, entre las que se encontraban los afectados por la próxima construcción de esta infraestructura viaria.
Tras la aprobación de algunos puntos de trámite burocrático, como el reglamento de material y vestuario para el personal municipal y el conocimiento sobre el cumplimiento de los plazos de pago a proveedores del último trimestre, el alcalde, Juan Manuel Ramón, dio por concluido el pleno y procedió a pasar al turno de ruegos y preguntas en el capítulo de participación ciudadana.
En este momento, tras responder a varias cuestiones relativas a la prevención de las drogas en la ciudad, sobre todo entre la población adolescente y juvenil en el ámbito de sus centros educativos, sobre la asistencia de la sanidad pública a los ciudadanos de Jaca y de algún otro asunto municipal, el alcalde respondió a los planteamientos que habían hecho varios representantes del movimiento ciudadano Jaca Sin perder el norte (Plataforma de Afectados por la Variante de Jaca).
En varias exposiciones, los miembros de la plataforma resumieron las reivindicaciones que también han plasmado en las alegaciones al proyecto, cuyo plazo acaba de concluir, y que pasan por el impacto ambiental y social que supone la nueva vía sobre el Valle del Aragón, el incremento de contaminación y la anulación de buena parte del potencial turístico de la ciudad, ya que, a su entender, se frenan las posibilidades de desarrollo ambientales, ecológicas y de ocio del río Aragón, como atractivo, elemento y aliciente turístico, y se verá mermado el potencial del patrimonio histórico y artístico como entorno del Camino de Santiago.

Los afectados por la variante habían pedido que se incluyera en el orden del día del pleno su solicitud de información sobre el proyecto y sobre por qué se había elegido este trazado y no otro, pidiendo la consideración de otras alternativas y mostrando su rechazo a los planes de Ministerio de Fomento porque, según está planteada, aseguran, la variante conlleva “destrucción paisajística, desahucios, impacto en el hospital y en la residencia de mayores, instalaciones educativas, hoteleras y urbanizaciones adyacentes y explotaciones agrarias”, según queda recogido en la solicitud que entregaron los afectados en el registro municipal.
El alcalde contestó que los acuerdos referentes a la variante tenían fecha de 2001, cuando el Ayuntamiento ya presentó varias alegaciones para disminuir en lo posible el impacto ambiental, que es “inevitable y nadie lo puede negar”, así como otros factores para mejorar el proyecto en beneficio de los intereses generales de la ciudad y los ciudadanos. En aquel momento, la mayoría de alegaciones al proyecto fueron aceptadas. Entonces se eligió entre las tres alternativas que Fomento planteaba porque la opción era la “menos mala” y la que podía suponer algún beneficio para la ciudad y rebajaba notablemente los perjuicios que cualquier obra de este tipo suponen para el territorio en la que se realiza.
En cuanto a las otras opciones, el alcalde recordaba que una de ellas cruzaba por el Llano de la Victoria, partía la ciudad e impedía el desarrollo de esa parte de la ciudad, donde se incluye un polígono industrial, viviendas, parques, jardines, tanatorios y otros servicios. La otra alternativa atravesaba la zona de Larbesa, provocando un impacto ambiental mucho mayor sobre Oroel y más cercano a la ciudad. Esta decisión se acordó por unanimidad de todos los grupos políticos del Ayuntamiento de entonces: PSOE, PP, PAR y CHA.
Juan Manuel Ramón explicaba en el pleno de este miércoles que, con esos antecedentes, lo único que podía hacer el Ayuntamiento en este momento, si fuera conveniente para la ciudad, sería “solicitar” o plantear algún tipo de “moratoria” si existiera algún motivo real o auténtico que hubiera cambiado o modificado sustancialmente las condiciones de entonces o si se hubieran variado de alguna forma las características o algún punto sustancial del proyecto. Pero no es el caso, por lo que la posible “sugerencia” de Jaca ante el Ministerio no puede ser atendida bajo ningún concepto si fuera planteada. Además, para ello, tendría que darse el caso de que los grupos políticos que conforman el Consistorio o la mayoría les pareciera ahora conveniente y oportuno cambiar la postura que fue adoptada hace más de 15 años y que ahora entendieran que es mejor otra opción o que no les pareciera bien construir la variante, pero tampoco se da esta circunstancia.

El alcalde explicó que “a nadie le cabe en la cabeza que después de todos los kilómetros que se han hecho de esta autovía, lo que se ha luchado por ella, desde Zaragoza hasta Pamplona, pasando por Jaca y Sabiñánigo, el trabajo, tiempo y los millones que se han invertido en estas obras, ahora se puedan perder ni quedar a medias, con lo que no valdría para nada, por no construir los pocos kilómetros que quedan por hacer”.
También se refirió al hecho de que “no es de sentido común que una variante empeore el tráfico o la contaminación de la ciudad por la que pasa o a la que rodea”, sino todo lo contrario. Una de las grandes ventajas que tienen las variantes es que “arreglan” en parte el tráfico de la ciudad, lo mejoran mucho, lo descongestionan y, en consecuencia, también mejoran la contaminación, explicó el alcalde, aludiendo a la mejora de calidad de vida que ello supone para los habitantes de los núcleos urbanos al mejorar el tráfico y disminuir la contaminación.
Por último, ambas partes, tras un pequeño debate con varias intervenciones, se emplazaron a seguir hablando sobre el tema e intentar avanzar en algún punto que se pueda traducir en la presentación de algún tipo de alegación en beneficio de los vecinos y afectados.