¿Brujas, curanderas o visionarias? La Jacetania y el Alto Gállego, como otros puntos de la geografía española -especialmente en Aragón, y en particular en el Pirineo- se convirtieron en escenario de algunos de los procesos más importantes contra la brujería entre los siglos XV y XVII. A veces temida, a veces silenciada e incluso condenada, su historia -como las tradiciones, mitos y leyendas en torno a ellas- es fundamental para entender este fenómeno en cinco pueblos del territorio. Y no fueron los únicos.

Las 15 brujas ajusticiadas de Villanúa
En el Archivo Municipal de Jaca están recogidos los procesos por los que se ajustició a 15 vecinas de Villanúa durante los siglos XV y XVI acusadas de brujería. Como consecuencia, Villanúa pasaría a la posteridad como uno de los escenarios más significativos de la historia de la brujería aragonesa. Fueron acusadas por siete hombres, también vecinos de Villanúa, de envenenar y hacer enfermar hasta la muerte a sus familiares. Se condenó a morir en la horca a parte de las acusadas. Y al resto, en la hoguera, entre los años 1461 y 1590.
La más conocida de estas mujeres es Guirandana de Lay. Su nombre quedó recogido en el monumento que Villanúa dedicó sus brujas en 2020. Junto a Guirandana de Lay, aparecen los nombres de Narbona Darcal, Catalina Ximénez, María Risca, María Parrés, Pascuala Lacambra, Juana Sánchez -alias Barós-, Francisca Lardero, Juana Ximénez, Catalina Mayayo -alias Gerdereta- , Catalina Ximénez, Juana La Cura, Catalina Izuel, María Izuel y Montserrat Mayayo. Desde hace casi una década, Villanúa celebra la Semana de Las Güixas en la cueva del mismo nombre, para poner en valor su patrimonio inmaterial y dar a conocer este oscuro e inquietante episodio de su historia.

Tramacastilla y Sandiniés, dos paradas obligadas en la historia de LA BRUJERÍA EN EL VALLE DE TENA
Del mismo modo, el Valle de Tena protagonizó, entre los siglos XV y XVII, y a la vez que otros lugares de la Península Ibérica, un importante auge de procesos por brujería. En la zona, los primeros de ellos están relacionados contra mujeres bearnesas, que tenían fama de hechiceras. Posiblemente, esta cuestión estaba relacionada con el hecho de que la gente de los pueblos no entendía su lengua. Casualmente, el desconocido origen de Guirandana de Lay, la bruja de Villanúa podría estar en el Béarn, en el sur de Francia, donde está documentando que este tipo de prácticas estaban muy extendidas en la Edad Media.
Fue, sin embargo, a partir de 1525 cuando la Inquisición ajustició a varias presuntas brujas, dando lugar al inicio de un periodo de juicios y persecuciones que se extendería durante los siglos siguientes.
Entre 1637 y 1642 se da en este territorio uno de los acontecimientos brujescos más relevantes, que afectaría sobre todo a Tramacastilla y Sandiniés, con la presunta posesión sobrenatural de 62 mujeres. Unos hechos por los que se encausó a Pedro de Arruebo, señor de la pardina de La Artosa, al que se culpó de endemoniar hasta a 1.600 personas. Tras varios procesos, se le condenó a galeras por brujo. De allí dicen que escapó, lo que contribuyó a seguir alimentando la leyenda del maleficio.
La Feria de Brujas, Mitos y Leyendas del Valle de Tena en Sallent de Gállego
La herencia de aquellos inquietantes episodios, cuyas referencias documentales se remontan muchos siglos antes, ha dejado huella en la historia y hoy son numerosos los investigadores que se han sentidos atraídos por este fenómeno. Y es que su valor etnológico es innegable. Las brujas y los acontecimientos que protagonizaron forman parte de la identidad de la montañas y de los pueblos y comunidades que, desde tiempos ancestrales, se asientan en el Pirineo.
Desde hace más de una década se celebra en Sallent de Gállego la Feria de Brujas, Mitos y Leyendas, que cada año reivindica y pone en valor el patrimonio inmaterial de este privilegiado enclave pirenaico y parte de la historia del Valle de Tena de los siglos XVI y XVII. La feria, como no podía ser de otra forma, está inspirada en el ya citado Pedro de Arruebo, también conocido como El Brujón del Valle de Tena.



El Centro de Interpretación de la Brujería del Alto Gállego en Piedrafita de Jaca
Entre brujos, leyendas, hechicerías, amuletos, carlinas, espantabrujas y queimada se inauguraba en 2021 el Centro de Interpretación de la Brujería del Alto Gállego en Piedrafita de Jaca. El espacio está ubicado en los antiguos lavaderos de este pueblo con encanto que se esconde en el corazón del Valle de Tena. Como curiosidad, hay que recordar que a los habitantes de Piedrafita se les sigue conociendo como bruxos.
El centro consta de seis secciones. El primer panel de este singular espacio está dedicado a la historia de la brujería. Los tres siguientes se ocupan de la que se considera «la posesión demoniaca más importante de España y posiblemente una de las más importantes de Europa», la de Pedro de Arruebo antes aludida. El quinto panel está dedicado a mujeres brujas. Y el último, alude al significado de los elementos protectores que se han mantenido en la cultura popular hasta la actualidad. Unos elementos que a día de hoy, hay que señalar, continúan presentes prácticamente en todas las casas de los valles pirenaicos, incorporándose como piezas simplemente decorativas y, en muchas ocasiones, eso sí, perdiendo ya su carácter protector original.



¿Parajes singulares o escenario de aquelarres?
No se puede despedir esta singular ruta por los pueblos de brujas de Jacetania y Alto Gállego sin señalar algunos de aquellos enclaves que, según la historia, la tradición, el mito o la leyenda una vez se convirtieron en escenario de aquelarres y encuentros más o menos clandestinos. Entre ellos, dos son especialmente significativos: En Villanúa, la Cueva de las Güixas. Y en el Valle de Tena, el bosque del Betato.



Son innumerables los puntos geográficos de La Jacetania y sobre todo del Alto Gállego que hacen referencia a estos sucesos que marcaron más de tres siglos en este territorio. Un legado que forma parte de la historia de estos pueblos. Y de otros muchos. ¿Seres con poderes extraordinarios, curanderas, hechiceras, visionarias…? ¿O simplemente mujeres libres y rebeldes? Lo que está claro es que brujas, haber, hubo. También en estas tierras.
Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)
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