La rehabilitación de las defensas antialudes de Canfranc, unos trabajos que el Gobierno de Aragón inició en 2023 con una inversión histórica de casi 4,5 millones de euros, ya ha superado su ecuador y comienzan a verse los primeros resultados. Se han limpiado barrancos, se ha repoblado el monte con pino negro y se están reforzando unos diques que han resistido más de un siglo y que, cuando se levantaron, lo hicieron en el contexto de una obra de ingeniería única llegó a tomarse como modelo para otras soluciones similares en distintos puntos de Europa.

La rehabilitación de las defensas antialudes de Canfranc
En Canfranc avanza, despacio pero sin pausa, la rehabilitación de las defensas antialudes que en su momento, cuando se construyeron hace más de un siglo, supusieron toda una revolución en la ingeniería forestal internacional. Superado el ecuador del proyecto, en los próximos meses se ejecutará el grueso de los trabajos, condicionados por las dificultades que supone actuar a más de 2.000 metros de altura, donde son necesarios helicópteros para poder transportar los materiales y donde la nieve es la que marca los tiempos.
«Ya se han limpiado barrancos y se ha realizado la primera reforestación; y se están implementado sistemas nuevos de control de aludes con proyectos piloto. Este año se alcanzará el punto máximo de ejecución del proyecto. Se van a recuperar ya los muros que nos protegen de inundaciones y avalanchas en el poblado de Los Arañones. Se va a ejecutar la mayor parte de la obra y se van a recuperar esos muros que, en muchos casos, están muy deteriorados», explica Fernando Sánchez, alcalde de Canfranc.
4,5 millones de euros para reforzar y rehabilitar las defensas antialudes de Canfranc
En 2022, el Gobierno de Aragón anunció una inversión de cerca de 4,5 millones para la rehabilitación de las defensas antialudes de Canfranc. Una obra de ingeniería única en el mundo que se construyó hace más de cien años y una inversión, la prevista, histórica. Y encaminada a prevenir episodios como el que, en 1986, destruyó la iglesia de Canfranc por el alud del barranco de Estiviellas. También se trata de proteger la zona de Los Arañones, donde se levanta la Estación Internacional de Ferrocarril, Bien de Interés Cultural desde 2002. Y de la misma forma, el resto del núcleo urbano.
Los trabajos, que ejecuta la empresa Tragsa, se iniciaban en 2023 y tendrán que estar terminados en 2026 para cumplir con los plazos impuestos por Europa. Contemplan intervenciones en 30 diques, tres canalizaciones y estructuras de retención en la cuenca de los barrancos de Epifanio, Cargates y Estiviellas, en montes propiedad del Gobierno de Aragón. Se completan con una repoblación de 2.500 pinos negros en la zona superior de la cuenca de los barrancos y la instalación de 250 trípodes de madera estratégicamente colocados para la retención del manto nivoso.
Hay que buscar los antecedentes de las defensas antialudes de Canfranc más de un siglo atrás
Los antecedentes de esta obra se remontan a hace más de 100 años, cuando el ingeniero de montes Benito Ayerbe determinó la construcción de diques para defender la estación internacional de Canfranc de aludes e inundaciones. Aproximadamente unas 2.000 personas trabajaron en aquellas obras. Tendrían que pasar 30 años para verlas terminadas. Los materiales utilizados en ese momento eran transportados con caballerías -actualmente, se llevan con helicóptero-. En aquel momento, se plantaron más de dos millones de árboles con 23 especies procedentes de España y de otros lugares, como los Alpes.
La rehabilitación de las defensas antiavalancha de Canfranc es un proyecto importante, con plazos de tiempo dilatados en el tiempo. Las actuaciones, que avanzan a pesar de las dificultades intrínsecas a la propia orografía y climatología de Canfranc -no es fácil encontrar profesionales preparados para trabajar en altura en zonas donde es necesario subir el material con helicóptero-, se centran en mejorar los elementos originales y reforzarlos con otros nuevos, que pretenden convertirse en parapeto de avalanchas, inundaciones y otros riesgos naturales.
Se trata de la inversión más importante en este ámbito desde que se construyeran las defensas originales, que se extienden a lo largo de una superficie de más de mil hectáreas, donde existen siete torrentes -un dato que sirve para hacerse una idea de la magnitud del proyecto-.

Una cuestión de seguridad y un legado que hay que conservar
El alcalde de Canfranc recuerda que en origen, hace más de cien años, «las defensas constituyeron un proyecto de protección de un entorno que, en principio, no se podía habitar. En su día, se decidió construir aquí la Estación Internacional por temas defensivos y estratégicos. Son actuaciones muy especiales; se hicieron muy pocas en el mundo de este tipo. Son prácticamente únicas».
Como explica Fernando Sánchez, «su mantenimiento redunda en dos cuestiones: un componente, obviamente, de seguridad para las personas que vivimos en Canfranc Estación; pero también la faceta patrimonial. Estamos ante un legado que debemos conservar» y que forma parte de la identidad del pueblo, añade. Un pueblo que se levantó en torno al ferrocarril internacional, en un contexto defensivo, y en un fondo de valle pirenaico expuesto al riesgo de aludes, caídas de bloques, desprendimientos o amenaza torrencial.


El Centro A Lurte y la reivindicación del patrimonio cultural e histórico de Canfranc
Antes de iniciarse el proyecto de rehabilitación, el Ayuntamiento de Canfranc ya llevaba tiempo trabajando sobre la consolidación de las defensas. En su momento, puso a disposición del Gobierno de Aragón diferentes estudios realizados desde A Lurte para facilitar el trabajo que ahora se está realizando. Entre ellos, el inventario de todas las infraestructuras, planos, artículos y memorias de las distintas actuaciones cedidos por la Universidad de Alcalá de Henares, donde se conservaban.
Hoy, desde el Centro Pirenaico de Referencia para la Gestión de Riesgos de Montaña, se puede tener acceso a parte de este material, a través de una exposición permanente que refleja y pone en valor la relevancia de estas obras de ingeniería únicas en el mundo.

De esta manera, en las próximas semanas entra en su recta final el proyecto de la rehabilitación de las defensas antialudes de Canfranc. Un proyecto financiado por el Gobierno de Aragón con fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), a través del programa Next Generation.
Por Rebeca Ruiz
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