Le conocen como el cura instagrammer y sus reels se han convertido en toda una revolución que va más allá de La Jacetania y el Alto Gállego. Acumula más de 3.000 seguidores en sus redes sociales -en poco más de un año-, de lugares tan remotos como Latinoamérica, Alemania, Suiza o Estados Unidos. Y, por supuesto, de España. Ecologista convencido, y gran aficionado al baile y a la música, al Padre Iván Duque atiende, en la actualidad, 25 parroquias de la Diócesis de Jaca -que comprenden unos 60 pueblos-. Una labor que compagina con una intensa actividad en redes sociales, siempre enfocada a la oración y a difundir la Palabra de Dios. Siguiendo las palabras del Papa Francisco, cuando instaba a los sacerdotes a buscar la cercanía con los fieles, ha encontrado en Instagram, Facebook y Tik Tok la mejor manera de transmitir su mensaje. «Solo soy un influencer de Dios», asegura, siempre con una sonrisa en la cara. Su carácter abierto y sociable y su simpatía han hecho el resto.
Iván Darío Duque Arbeláez, el cura instagrammer
Iván Darío Duque Arbeláez, más conocido cariñosamente como el cura instagrammer, llegó a España procedente de su Colombia natal para concluir sus estudios de Filosofía y Teología de la mano de la Congregación Franciscanos de María de Bogotá. Tras siete años de formación en Madrid y Huesca, fue ordenado sacerdote en la Catedral de Jaca el 7 de noviembre de 2015.
«Enamorado desde siempre de la cultura española», su vocación de servicio ya se manifestó a edad muy temprana. «Me encanta la espiritualidad y la psicología», explica Duque. Por eso, no dejó pasar, cuando surgió, la oportunidad de viajar a España para completar sus estudios.
En aquel momento, un joven Iván, nacido en el corazón del Eje Cafetero, estaba ya trabajando tras terminar su formación en Administración de Empresas, cuando desde los Franciscanos de María se le propuso viajar a España. Se lo tomó como «un desafío», confiesa. Una serie de «cristoincidencias», como él dice, le llevaron a dejar trabajo, familia y amigos y a emprender rumbo a un país tan querido como, en aquel momento para él, desconocido.
Párroco de 25 parroquias
El Padre Iván es párroco de la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar de Puente Sardas, en Sabiñánigo, y de Yebra de Basa, Hostal de Ipiés y Larrés, pero también atiende a los pueblos de La Galliguera y La Guarguera. En total, 25 parroquias.
A pesar del esfuerzo que supone llegar a todos los rincones de una zona tan amplia, el sacerdote lo lleva con optimismo y haciendo gala de su mejor carácter. «Lo peor -asegura- son los veranos, cuando todo el mundo vuelve a los pueblos, y queremos bautizos, primeras comuniones, casarnos…», bromea. «Pero siempre buscamos posibilidades -continúa-. Porque, a mí, lo que más me importa son las personas». En este sentido, y haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco, el Padre Iván busca la forma de llegar a los fieles «transmitiendo alegría, cariño y cercanía y escuchando a las personas», asegura.
Ecologista convencido y defensor a ultranza del medio rural, además, apoya al movimiento de Laudato Si’, surgido a raíz de la encíclica del mismo nombre (Alabado seas, en latín) del Papa Francisco como una llamada de atención mundial para ayudar a la humanidad a comprender la destrucción que el hombre está causando al medio ambiente.
Del medio rural a las redes sociales
Fue coincidiendo con la llegada de la pandemia, en 2020, cuando el Padre Iván dio el salto a las redes sociales, animado por su hermana y su sobrina. Se abrió un perfil en Instagram (ya tenía Facebook). Y ahí comenzó la historia del cura instagrammer, con directos en los que enviaba su mensaje apoyándose en la música (su otra gran pasión).
«Comencé a explorar Instagram y entré en contacto con muchos sacerdotes y religiosas de todo el mundo, y también con laicos. Y comencé a compartir con ellos experiencias y a hacer oración», recuerda, lanzando una invitación a quien quiera seguirle y aún no le conozca «porque no se trata solo del trabajo de un sacerdote, sino de todos. Sin los seguidores, yo no estaría haciendo esta labor tan bonita, tan especial, desde la oración, compartiendo todo: alegrías, pero también tristezas, como padre, como hermano y como amigo. A todas esas personas, yo les agradezco todo el cariño que me dan».
A nadie le pasa desapercibido el esfuerzo que le supone esta intensa actividad: «Intento contestar a todos los mensajes que me envían, aunque son demasiados y a veces no llego. Pero, por lo menos, pongo una carita, para que las personas sepan que el cura está siempre ahí», dice.
Más de 3.000 seguidores
«Empecé a recibir muchas solicitudes de amistad, no solo de América Latina, sino también de Estados Unidos». Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil, Argentina, Chile, Alemania, Suiza, Bolivia, Panamá, Paraguay, Francia… Y, por supuesto, España, son algunos de los países donde el sacerdote tiene seguidores. Hoy, superan los 3.000. Y la lista crece día a día. En las redes, asegura, al igual que en La Jacetania y el Alto Gállego, nunca se ha sentido rechazado. Al contrario. «Siempre me he sentido muy bien acogido», manifiesta.
«Ahora me invitan a muchos directos, y hay que tener una agenda para esto», señala, algo abrumado, el Padre Iván. «Yo soy más de reels, porque quiero robarle a la gente una sonrisa; darle alegría, algo bonito. Mi función es transmitir a los laicos la alegría del Evangelio», explica. Por eso tiene muy presente al Papa Juan Pablo I, el Papa de la alegría.
«Me identifico mucho con él. Me emociona y me motiva», añade el cura instagrammer, que se esfuerza en «transmitir la alegría de la vocación, los valores y el compromiso y la responsabilidad de un párroco que quiere estar cercano a las personas». Su objetivo: hacer llegar a sus seguidores «el mensaje de Dios». «Porque yo -insiste- solo soy un instrumento de Dios. Solo soy un influencer de Dios».
Por Rebeca Ruiz
El Padre Iván Duque está presente en Instagram, Facebook y Tik Tok
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