Se llaman Victorino, Silvia, Javi, Andrea, Isabel, Sara, Mario… y así, hasta 260 voluntarios que hacen posible el Festival Folklórico de los Pirineos. Es fácil reconocerlos por su camiseta azul turquesa y su acreditación. El más pequeño tiene siete años y el mayor… unos pocos más. Son el alma del festival. Y aunque a veces pasan desapercibidos, sin ellos sería imposible sacar adelante un evento de esta envergadura. Son todos los que están, pero no están todos los que son porque la labor de muchos de ellos se desarrolla entre bambalinas. Éste es nuestro pequeño homenaje a los voluntarios del 52º Festival Folklórico de los Pirineos. ¡Gracias!

El trabajo y el esfuerzo de los voluntarios, que a veces pasa desapercibido
260 voluntarios hacen posible el Festival Folklórico de los Pirineos en esta ocasión. Porque por detrás del espectáculo, hay mucho trabajo y mucho esfuerzo para el público disfrute.
Todos tienen algo de Jaca. Unos, porque han nacido aquí. Otros, porque familiares y amigos les han ido contagiando el amor por la ciudad y por su festival, su verdadera seña de identidad. Y otros, porque utilizan sus vacaciones para llegar a la ciudad a echar una mano. Aquí no hay diferencias. Todos son bienvenidos. El Festival Folklórico de los Pirineos es unión, encuentro, hermandad, unión y paz, como reza su himno.
Algunos llevan décadas viviendo el festival, y su experiencia sirve para guiar a los que se estrenan este año. Su labor, siempre anónima, la de todos ellos, desde el niño que informa a los visitantes en la mesa de la Calle Mayor hasta la del responsable de cada una de las comisiones es fundamental. Así se lo reconocía el Ayuntamiento de Jaca en un pequeño encuentro en el Palacio de Congresos donde el alcalde, Carlos Serrano, y el concejal Sergio Cajal ponían en valor esta figura.




















Siete comisiones y 260 voluntarios
El trabajo de los voluntarios es inmenso, y comienza mucho antes de la inauguración del festival. Se organizan en siete comisiones: Movilidad, Asuntos generales, Comidas, Alojamientos, Azafatas, Artístico y Acompañantes.
Reciben y acompañan a los grupos participantes. Montan camas y organizan el aparcamiento de autobuses. Sirven comidas. Van cargados con agua para los bailarines. Informan al público. Controlan accesos y ayudan a aparcar autobuses. E, incluso, acuden a los aeropuertos a recoger a los danzantes que llegan desde otros países.
Si algún participante necesita un médico, ellos están ahí. Si alguien precisa traducción, les toca a ellos. Y desarrollan miles de cometidos más, siempre de manera altruista. Siempre dispuestos a lo que se les necesita. Y siempre faltan manos. Son, como decía el alcalde hace unos días, «la esencia del festival».
Los voluntarios no reciben nada a cambio. Se conforman con la satisfacción del trabajo bien hecho y siempre harán todo lo posible por ayudar. A veces, no le gustará lo que le piden. Pero su labor también pasa por garantizar su seguridad y la de los participantes en los distintos espectáculos y pasacalles, y la de mantener el orden y la organización.
Son los voluntarios del Festival Folklórico de los Pirineos. Y son los mejores. Si se los encuentra estos días por Jaca, ofrézcales una sonrisa. Seguro que lo agradecerán.
Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)
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