El lavadero de Villanúa fue, durante generaciones y como en tantos otros pueblos, el punto de encuentro de las mujeres. Pero los lavaderos también eran verdaderos centros neurálgicos de la vida social del medio rural. Eran lugares llenos de vida, espacios con alma que poco a poco han ido quedando relegados a la memoria.
Ahora, un proyecto social pionero quiere recuperar el verdadero espíritu del lavadero, trayendo de vuelta las voces de antaño para reivindicar la necesidad de «reencontrarse, hablar, coincidir y compartir». Para, como dicen sus impulsoras, Miriam Stolisky y Laura Hernández, «devolverle la vida que una vez tuvo».
Las voces de antaño regresan al lavadero en un encuentro ‘con alma’ en Villanúa.
Encuentros en el lavadero
Miriam Stolisky, bibliotecaria y psicóloga social, acompañada por la filósofa y artista Laura Hernández, ambas afincadas en Villanúa, han impulsado un encuentro en el lavadero de la localidad para el próximo 28 de mayo, que nace con vocación de continuidad y que se realizará el último domingo de cada mes.
Será, como explican sus impulsoras, «un lugar de intercambio de palabras, saberes y quehaceres nacido desde el eco de las voces que habitaron antaño el lavadero, para devolverle la vida que una vez tuvo. Un espacio y un tiempo concretos donde reencontrarse, hablar, escuchar, coincidir y compartir».
Al lavadero. Las voces de antaño
El tradicionalismo contaba que el humano nace y muere entre cosas; las «cosas» naturales y las «cosas» culturales. Esa tradición comprendida desde su raíz latina como continuidad era la herencia social que se transmitía de generación en generación. Pero, cuando la continuidad se rompe, ¿qué pasa con la memoria? Decían que hay «cosas» en las que el espíritu deposita cargas de afecto, y son precisamente las que elegimos. Nos quedamos con las cosas que movilizan ese espíritu y engendran actividades.
Y nos dimos cuenta rápido, desde el impulso, de que las mañanas de domingo esperando a que la ropa se secara al Sol nos estaban contando mucho más. Nos contaban que aquellos cantos de las mujeres al amanecer en los lavaderos eran el primer grito de la sororidad. Y apostamos por la tradición, por la comunidad, por hacer pueblo. Y es así como, los últimos domingos del mes, elegimos convertir el gesto sumiso de aquellos cuerpo encorvados por un gesto de reverencia a las voces que quedaron atrapadas en las piedras del lavadero de Villanúa.
«Por más que no quiera establecer comparaciones entre lo que pasaba en antaño y lo que pasa hoy, es fuera de duda que la sociabilidad de ayer hacía más llevadera nuestra vida» decía en Las beldades de mi tiempo Santiago Calzadilla.
El pasado es natural al humano, el tiempo no transcurre para negar la memoria, sino para integrarla en nosotros. El animal sobrevive gracias a la tradición, por un comportamiento de manada que es transmitido a través de las generaciones. Esta tradición es el pasado en el presente en potencia y puede renacer de las cenizas de la pasividad en forma de crítica. Una visión constructiva de la práctica tradicional se presenta como un espacio y tiempo de creatividad y expresión crítica frente a los poderes políticos y el infrenable avance tecnológico deshumanizante e impersonal de la globalización. Asoman en los lugares rurales movimientos apostando por una vida orgánica y total contra la fragmentación social y humana. Una especie de contracultura, de tradición en pos de tradición.
Una especie de fenomenología está germinando en nuestro lavadero. Un espíritu irracional impulsa la investigación práctica de las tradiciones, desde una nueva religión anti-utilitarista y la literatura rural. La creación de un nuevo modelo de relación interpersonal, como si de aquel Nietzsche buscando la renovación cultural con el modelo griego se tratara. Ahora recuperamos las recetas de jabón de nuestras abuelas, desempolvamos los cucharros, investigamos nuevos jabones que no contaminen y nos reunimos, alrededor de una lavadero, para volver a ser pueblo.
Y nos dimos cuenta rápido de que nuestro linaje aún aguarda en las arrugas de nuestro ropajes sucios. Nuestras ancestras limpiarán las manchas que el tiempo improntó en nuestra historia. Hoy escuchamos los susurros a través del agua agrietándonos la piel de nuestras ya desacostumbradas manos. La tradición quedará en cada rincón de aquellos lavaderos sin derrumbar.
Diario de la periodista Rebeca Ruiz, que nace con la vocación de informar sobre Jaca y su comarca, reflejando con fidelidad y objetividad todo lo que sucede e interesa a sus gentes.
Ver todas las entradas de Jacetania Express
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
Descubre más desde JACETANIA EXPRESS
Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.