Las navatas de Hecho han vuelto a desafiar a la bravura del Aragón Subordán y, siempre con el que fuera su compañero David Climente Lalaguna muy presente, y este año no sin esfuerzo, los navateros han completado otra edición de esta espectacular celebración, Bien de Interés Cultural Inmaterial de Aragón desde 2013. Además, la tradición de las maderadas está reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco desde 2023.

El río no se lo ha puesto fácil a las navatas de Hecho
El río no se lo ha puesto fácil a las navatas de Hecho que, este domingo, en su décimo quinta edición, han desafiado la bravura del Aragón Subordán. El río casi ha podido con una de ellas y se lo complicaba a la otra. Pero la destreza y la habilidad de los navateros, el esfuerzo, el trabajo en equipo y la experiencia han sido las bazas para que, finalmente, el descenso llegara a buen puerto.
La memoria de David Climente Lalaguna, siempre presente entre sus compañeros navateros -no falta nunca la foto del joven acompañando a su padre y a su hermano, mientras su madre apoya en todo lo que puede desde la orilla-, ha dado fuerza a los chesos para completar el recorrido entre la glera del molino y el puente viello, en una mañana emocionante, como no podía ser de otra forma, y cargada de sentimiento.
19 hombres y dos mujeres en las navatas de 2024
19 hombres y dos mujeres han subido este año a las navatas de Hecho -dos de ellos, invitados-. Son ya 15 ediciones de la fiesta, declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial de Aragón desde 2013. Además, la tradición de las maderadas está reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco desde 2023.
El descenso de navatas en Hecho rescata cada año del olvido la relevancia que tuvo la explotación maderera y el transporte fluvial de los troncos para la economía de la zona a partir del siglo XVI. Desde siempre, los troncos de grandes dimensiones se sujetaban unos a otros, creando una especie de barcazas denominadas navatas, que eran dirigidas por curtidos navateros hasta su destino sorteando todo tipo de obstáculos en el río. A mediados del siglo XX, la actividad desapareció por el desarrollo de las comunicaciones. Y comenzó a recuperarse a partir de los años 80 en los pueblos del Pirineo, como un guiño a la memoria y la tradición.
La Asociación de Navateros de la Val d’Echo organizó en el año 2008 el primer descenso de navatas por el Aragón-Subordán. Desde entonces, la celebración solo se ha visto interrumpida por la pandemia.
El complejo proceso de construcción de las navatas
«El proceso comienza con la elaboración de las navatas. Igual que sus antepasados, los chesos crean dos navatas enlazando unos troncos con otros con lo que se denominan verdugos, ramas de sarga trenzada que se elaboran también manualmente. Las navatas se manejan con grandes remos, troncos de grandes dimensiones también, que sirven de timón. En función del tamaño de la embarcación se lleva uno o dos timones en el extremo trasero de la navata, aunque también pueden llevarlos en el delantero, dependiendo de las maniobras que deban realizar los tripulantes».(FUENTE: Ayuntamiento de la Val de Hecho)
Bastante agua y mucho público
Este año, el deshielo ha favorecido que el Aragón Subordán bajara con más caudal -bastante mejor que el año pasado-. Las navatas, de cuatro trampos, han vuelto a desafiar a la naturaleza y han cumplido con la tradición. Cientos de personas han seguido el descenso a lo largo del todo el recorrido. Con la satisfacción del trabajo bien hecho, los navateros se han recogido pensando ya en la próxima edición. Y con ellos, siempre, el recuerdo de David.
Por Rebeca Ruiz. Fotos de María Jesús Lalaguna
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