José Miguel Navarro y los asoleos del Alto Aragón, en Sabiñánigo: la historia más fascinante

Si hay alguien que se haya enamorado de los asoleos del Alto Aragón y haya conseguido contagiar a la sociedad su fascinación por estos fenómenos que cautivaron al hombre de diferentes etapas de la historia ese es, sin duda, José Miguel Navarro. Este fin de semana presenta en Sabiñánigo su último libro: Luz Sagrada.

Luz Sagrada es el último libro de José Miguel Navarro

Luz Sagrada es el último libro de José Miguel Navarro. Un trabajo muy ambicioso que ha llevado a este serrablés afincado en Biescas a recorrer numerosos enclaves, tanto naturales como patrimoniales, en los que este elemento, la luz, juega un papel fundamental para comprender, en su verdadera dimensión, diferentes espacios sacralizados desde la Prehistoria en el norte de Aragón.

El libro forma parte de un proyecto mucho más amplio en el que tiene cabida el análisis de distintas disciplinas, como la arquitectura o la astronomía. Gracias a las inquietudes de Navarro -el mismo se autodefine como un naturalista curioso– ha sido posible localizar numerosos lugares, muchos de ellos, inéditos, donde la la luz, en algún momento del año, da lugar asoleos cargados de simbolismo. De misticismo. Pero sobre todo, de una belleza extraordinaria. Todo ello reunido en un libro de más de 400 páginas que se presenta el próximo sábado en Sabiñánigo (Ayuntamiento. 20.00 horas. Entrada libre hasta completar aforo).

Luz Sagrada es un proyecto pionero sobre los asoleos

«Luz Sagrada es un trabajo pionero. Pero lo sabemos ahora, porque conforme ha ido gestándose nos hemos dado cuenta de que en realidad no había nada publicado apenas nada sobre el tema. Al menos, enfocado en el estudio de cómo el hombre, a lo largo de los siglos, ha utilizado la luz en espacios sagrados para tratar de transmitir un mensaje», explica Navarro.

«Esto, que parece algo muy abstracto, luego se concreta en fenómenos lumínicos que podemos ver en iglesias, en cuevas o en santuarios», señala Navarro. Aunque, la mayoría de las veces, nos han pasado desapercibidos.

La idea partió de las Iglesias de Serrablo; en concreto, de San Juan de Busa

Hay que buscar el origen de Luz Sagrada en las Iglesias de Serrablo. «Fue una serendipia -apunta Navarro-. El ir buscando algo y acabar encontrando algo que tiene mucho más valor que lo que estabas buscando. Una tarde de finales de agosto salí con la bicicleta hasta San Juan de Busa, un espacio que conozco perfectamente -o creía conocer-.

Quiso la casualidad que entrara en la iglesia y me di cuenta de que la trífora (la ventana característica de esta iglesia de arcos de herradura) se proyectaba con una precisión asombrosa en el eje del altar. A partir de este hecho, que en apariencia es un fenómeno curioso, muy bonito de ver y de fotografiar, me dio por pensar que alguien estaba tratando, con ello, de transmitirnos un mensaje. Y aquello fue el origen de todo».

Una idea equivocada: la fascinación de la luz que ha estado presente en todas las culturas

En aquel momento, José Miguel Navarro pensaba que esto se iba a producir a partir del Románico. Y que no era algo habitual. Sin embargo, ahora, con cierta perspectiva y con el libro Luz Sagrada entre las manos, ha llegado a una serie de conclusiones:

«Primero, que esto es una constante en la historia de la humanidad -en concreto, desde el Paleolítico hasta el Barroco. Y por otra parte, lejos de ser una excepción, era una norma. Es decir, la mayoría de los espacios sagrados jugaban con la luz como un elemento fundamental. Otra cosa es que después se hicieran reformas, aperturas de vanos, colocación de alabastros… que hayan desdibujado el mensaje. Pero, en realidad, la luz ha sido fundamental en todas las culturas«, apunta.

¿Casualidad o asoleos?

Como refleja José Miguel Navarro en Luz Sagrada, no todo vale. Así lo explica José Miguel Navarro: «Para que se cumpla un asoleo y haya una intencionalidad más allá de la casual, se tienen que dar dos condiciones: La primera, que la luz incida sobre un elemento significativo. Tiene que iluminar un capitel, un altar, algo relevante dentro de ese espacio. Y también tiene que ser en una fecha concreta, que tenga significado.

Y cuando hablo de fechas me refiero a fechas astronómicas, con los equinoccios y solsticios, y también a fechas geográficas. Por ejemplo: si el día de San Lorenzo la luz ilumina una imagen de San Lorenzo y, además, el que pergeñó ese fenómeno colocó estratégicamente un cristalito rojo para evidenciar que a ese santo lo quemaron, evidentemente, hay una intencionalidad simbólica y un mensaje. Ahí hay que buscar un discurso simbólico, que hay veces que lo hemos sabido interpretar y otras no».

Una treintena de asoleos en el Alto Aragón

Solo en el Alto Aragón, José Miguel Navarro y su equipo han documentado una treintena de asoleos. La mayoría, desconocidos. Aunque señala que es la punta del iceberg y el norte de Aragón está plagado de esos fenómenos a esperas de ser descubiertos. Ahora, con la publicación de Luz Sagrada, su autor está convencido que las personas entrarán a estos espacios sagrados mirando con otros ojos y comenzarán a descubrirse nuevos y sorprendentes asoleos.

Por otra parte, no solo se ha encontrado asoleos el autor en iglesias y espacios cerrados. En el espacio protegido del Río Vero también se han localizado estos fenómenos, en lugares que el hombre que sacralizó a través de la luz hace miles de años.

«Son fenómenos extraordinarios y únicos que no se repiten en ningún otro lugar del mundo», asegura José Miguel Navarro. Por eso, hace un llamamiento a las administraciones para que los pongan en valor continuando con estudios e investigaciones que profundicen en este ámbito de la historia y la cultura tan desconocido.

Por Rebeca Ruiz

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