Parecía que iba a hacer frío en Jaca este Primer Viernes de Mayo, pero el calor de los corazones jacetanos ha podido con todo en una mañana soleada y primaveral y de nuevo la ciudad se ha visto inmersa en una celebración multitudinaria y espectacular. La alegría, los nervios, los sentimientos y el orgullo jaqués lo han impregnado todo y la emoción ha embargado a las miles de personas que han cantado el himno, más fuerte que nunca, en la Calle Mayor.
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Miles de personas en el Primer Viernes de Mayo de Jaca
Miles de personas desbordaban las calles de Jaca desde primera hora. Entre ellas, el presidente de Aragón, Jorge Azcón, y el presidente de la Diputación de Huesca, Isaac Claver, que han querido acompañar al alcalde, Carlos Serrano, y al presidente de la Hermandad del Primer Viernes de Mayo, Carlos García, en un día tan señalado.
Cortejo histórico, caballería, cortejo del conde, labradores y labradoras, artesanos y artesanas, maceros, el Síndico -Lucía Guillén-, el abanderado –José María Lacasta-, los cuatro caballeros con las cabezas moras, la banda de música, las autoridades y, por supuesto, el Conde Aznar y sus huestes victoriosas dejaban claro, una vez más, que Jaca libre sabe vivir a la sombra del monte Oroel.
El Primer Viernes de Mayo en Jaca, Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2020, es una celebración que cada año gana más adeptos. Conmemora la Batalla de la Victoria, que tuvo lugar en el año 760. En ella , el Conde Aznar Galíndez consiguió expulsar a los moros invasores con ayuda del pueblo jaqués -cuenta la leyenda, que las mujeres jugaron un papel decisivo al acudir al campo de batalla para ayudar a los jacetanos-. En el desfile participan unas 850 personas, ataviadas con trajes medievales, o según los distintos cortejos (del conde o histórico) y escuadras (de labradores y artesanos), aunque la ciudad se llega a colapsar ante las miles de personas que se echan a la calle, procedentes de distintos lugares, para seguir la celebración, única por sus características y su significado.
Emoción pura y olor a pólvora y a claveles
Mil doscientos sesenta y cuatro años se celebraban de aquella Batalla de la Victoria que marcó para siempre la historia de la ciudad. Este año, con momentos muy emotivos, donde se ha dejado sentir especialmente el cariño a Miguel Carasol, el Conde Aznar Galíndez de los últimos diez años, que desfilaba en esta ocasión por última vez.
Ha habido descargas y el ruido ensordecedor de los trabucos ha vuelto a estremecer al público. Se han repartido claveles. Han vuelto los besos, los abrazos, las sonrisas y las lágrimas. Así es el Primer Viernes de Mayo. Emoción pura y sentimientos a flor de piel. Olor a pólvora y a flores. Y a amistad, a familia y a tradición.
La entrada triunfal del Conde Aznar Galíndez y sus huestes victoriosas, desde la Avenida del Regimiento de Galicia, entre la aclamación del pueblo jaqués, se convierte cada año en el centro de todas las miradas en el Primer Viernes de Mayo. La espectacularidad de los trajes, el sonido de los tambores, la disciplina de los escuadristas, la majestuosidad de la caballería y las atronadoras descargas de los trabucos, con el característico olor a claveles y pólvora son los protagonistas del día grande de Jaca. Antes, el desayuno en el cementerio.
Por Rebeca Ruiz (texto y fotos)
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